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Levanto la cabeza del cuaderno tras escuchar mi nombre, al hacerlo me encuentro con la intensa mirada de la directora Blunt, sus ojos cafés destilan desprecio. Y bueno... No puedo quejarme, me metí con el novio de su hija y peleamos en medio de la cafetería. Tiene derecho a odiarme un poquito.

Es una lástima, ella si me caía bien.

—La información que estoy por dar es importante, señorita Henman —emite con firmeza —. Le recomiendo que preste atención, es su primer año en la preparatoria Norte, y el campamento que organizamos todos los años es un evento muy importante dentro de nuestro calendario.

—¿Campamento? —pregunto asombrada.

La mujer me mira con desagrado unos instantes más antes de seguir hablando.

Cagarla es mi pasión.

—Como los estudiantes antiguos saben, cada año se organiza una salida pedagógica para promover la integración entre alumnos. Es importante fomentar la unión y comunión, sobre todo para ustedes que son de último año.

—¡Vamos a pasarlo genial! —dice uno de los chicos del equipo de basquetbol desde su asiento —. ¿O no chicos?

El salón se llena de murmullos y gritos eufóricos, eso me hace sonreír, jamás lo pasé bien en un viaje escolar durante mis años anteriores, de hecho había dejado de ir desde hacía un tiempo, no me interesaba estar rodeada de gente de mierda diciendo cosas sobre mí o chicas criticándome por todo.

El mayor enemigo de las mujeres somos nosotras mismas.

Pero ahora es diferente, estoy con un chico maravilloso y tengo amigos, no tengo de qué preocuparme.

—¡Silencio, señores! —nos reprende la directora, eso es suficiente para que todos se callen de inmediato —. Como decía, ya tenemos todo listo, les cuento que este año iremos a otro estado así que saldremos muy temprano en la madrugada. —Se hace a un lado del escritorio y toma un montón de hojas del mismo —. Estas son las hojas con las indicaciones, costos y todos los detalles necesarios, además de que también está incluido el permiso que tienen que entregarles a sus padres o tutores. Es indispensable que los traigan firmados para la próxima semana.

—¡Oh, genial! —exclama Colton —. Veremos buenos traseros este año, ¿no?

Al escuchar eso no puedo controlar mi molestia y arrugo la hoja contra mis dedos. Tomo una respiración profunda y doy lo mejor de mí misma para no ir a escupirle en la cara a ese hijo de perra.

Sin ofender a mi suegra, claro.

La directora intenta decir algo más, pero es interrumpida por el estruendo que causa el timbre, anunciando el fin de la jornada escolar, todos se levantan para irse con una rapidez impresionante, yo me tomo mi tiempo y guardo bien la hoja con el permiso para entregársela a mis padres más tarde. Estoy concentrada en lo mío cuando me percato de que alguien me abraza desde atrás. Pego un respingo y me giro para encontrar al chico de los ojos azules con una sonrisa en la cara.

¡Hey, Connor!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora