Peyton no es precisamente la definición de chica buena. En su pasado anduvo de boca en boca con sobrenombres denigrantes hacia su persona. A pesar de que aprendió a vivir con ello, jamás le agradó ser conocida como "La chica fácil". Nunca consideró...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Me muerdo las uñas con nerviosismo, intentando mantener la vista fija sobre el pequeño avatar que corre frente a mis ojos. He estado jugando toda la noche, y no me canso. ¿Desde cuándo los videojuegos son tan divertidos? Hasta hace unos meses me parecían de lo más aburridos.
Deslizo mis dedos a través del teclado de la computadora, haciendo correr al pequeño astronauta vestido de violeta que me representa, y me altero cuando noto que poco a poco, alguien más aparece en mi campo de visión.
El astronauta manejado por Connor en la partida, se acerca sospechosamente hasta mí, y cuando menos me doy cuenta, me asesina con un arma.
—¡Maldito Connor! —mascullo enojada—. ¡Sabía que era el impostor! Necesito dejar de confiar tanto en los niños bonitos, esos son los peores.
Cuando la partida finaliza, el chico de los ojos azules habla a través del canal de voz por el que nos comunicamos al jugar.
—¡Me mataste, idiota! —chillo como una niña pequeña—. Eso no se hace.
—Es un juego, Peyton —murmura, intentando calmar mi rabia—. Además, tú me mataste también.
Mierda, tiene razón.
—Recuérdame nunca más jugar contigo —exclamo, clavando mis ojos sobre el reloj en la pantalla—. ¡¿Ya viste qué hora es?!
—Uhm... Las cuatro de la mañana —contesta—. ¿Por qué?
—¿Cómo que por qué? Por si no lo recuerdas, tenemos clase en... —Cuento con mis dedos—. Cuatro horas.
—Dormir es para los débiles.
—Y por eso te veo hacerlo en clase, casi todos los días.
—Cállate —emite tras unos segundos de silencio, avergonzado—. Más bien, acepta tu derrota.
—Tienes que admitir que te di una buena pelea —espeto, con aires de superioridad—. Para ser la primera vez que juego, no estuvo mal.
Cierro la boca al escuchar el sonido de una notificación entrante en la computadora. "Tania Blunt ha publicado en tu biografía".
Doy clic a la ventana emergente, que me lleva a mi perfil en Facebook, allí noto las publicaciones en mi muro. Realmente, no entro mucho a esa red social, solo me gusta porque suben buenos memes.
Entre tantos memes, logro encontrar de primeras un mensaje escrito por Tania, y sé, desde antes de leerlo, que no es nada bueno. Y vaya que tengo razón.
"Maldita baja novios, debí saberlo desde el primero momento en el que te vi. No eres más que una zorra inconforme con su vida, que no tiene la capacidad para tener una relación propia así que te metes en las ajenas. Perra hipócrita".
