Capitulo 06: Dulce, dulce hogar.

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—No quiero volver a casa.

—No tienes de otra.

—¿Ryan no querrá intercambiar? Hablaré con él.

—Alto ahí—me jaló de la manga y volví a sentarme—¿De que huyes?

Negué con la cabeza apartando los mechones de pelo de mi cara.

Era un conflicto que Gerard estuviera en la casa todo el día, me había acostumbrado tanto a no verlo que cuando nos encontrabamos o lo tenía cerca mio, no sabía que decir, como actuar. Mi amor se convirtió en uno platónico y yo en una de esas típicas niñas indefensas que encuentras en las historias clichés para adolescentes.

Ray me dió una palmada en la espalda, sonreí y sacó del bolsillo de su pantalón un cubrebocas.

—Eres tan despitasdo que sabía que no habías comprado uno aún—me la dió cerrando después mis manos—Tranquilo, superarás la cuarentena como todos nosotros.

—Tengo miedo, lo tendré las 24 horas conmigo y...

—Bro, tú y Gerard pasaron miles de fines de semanas juntos en su habitación antes y jamás pasó nada, ¿que diferencia habría ahora?

—Que ahora Gerard es la rosa de mi principito.

—Y como el principito aprenderás la diferencia entre querer y amar.

—Estoy seguro de que lo amo.

—Las cosas van cambiando, Frank. Ve esto como una oportunidad para descubrir la manera de desatar tus sentimientos de una promesa vacía.

—Él me hizo prometerle que no lo abandonaría, me queda la esperanza necesaria para cumplir con mi promesa.

—Es lo último que muere—mencionó para luego mirarme fijamente—pero no te permitas morir antes que ella.

No entendí a que se refería pero se lo prometí abrazándolo por última vez, nos despedimos quedando en comunicarnos cada día sin falta.

El gerente Dustin no me dejó quedarme hasta la hora de salida, tenía ordenes precisas de retirarnos a los que nos habían dado vacaciones lo más pronto posible. Fue por cuestiones de antigüedad que me eligieron a mi y a Josh, Ray y Ryan fueron los que se quedaron a trabajar. Nadie sabía cuanto duraría la cuarentena o que pasaría después de ella, la preocupación por nuestro sueldo, por el bienestar de nuestras familias y el miedo de poder contraer el virus e infectarte controlaban toda platica y pensamiento privado.

La apocalipsis había llegado para el mundo, una aventura más para mi.

Caminé por la ciudad pensando en Gerard, recordando nuestro pasado y buscando la respuesta a mi repentino miedo de estar con él. Tardé una eternidad para llegar y cuando me encontraba en la puerta del edificio, quise abrirla pero la mano me temblaba. Era como pisar un suelo ajeno, no quería entrar, quería escapar de él y del mundo entero, pero entre más crecía mi miedo más me armé de valor y entré con el palpitar de mi corazón elevado, subí al ascensor y cuando me bajé en mi piso me quedé parado de nuevo viendo para mi apartamento; no había de otra tenía que enfrentarlo así que saqué mis llaves y giré la perilla entrando con lentitud a la casa.

Solté mi mochila y quité mi abrigo de mi aún tembloroso observando a cada tramo y parte de la casa buscándolo ¿Dónde rayos estará?
De pronto escuché unos cuchicheos que provenían de la terraza, apresurado me escondí bajo la mesa situada por la cocina; Gerard entró sentándose en el sofá y con él su novia Lindsey riendose junto a él.

—Este asunto de el covid me da como entre duda y estrés.

—Jamás imaginé estar en "cuarentena", quiero decir ese termino lo había oído en películas, series y videojuegos, no aplicarse en la vida real. Y creería que es una exageración o drama pero ¡Carajo! La gente corre con desquicio a comprar viveres y papel higienico como si de eso dependiece su vida o la salvara ¿sabes?

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⏰ Última actualización: Jun 26, 2020 ⏰

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