Epílogo.

5 2 0
                                    

—¿Esa es la historia?

Mi amigo tenía una sonrisa incrédula. Yo asenti lentamente.

—Me gusta. ¿Ese es el final?

—Creo que sí.

—¿Qué sucedió con él?, parecía que él, murió...

—No.

Miré hacía un punto fijo en la nada.

¿Qué sucedió con él?

No sucedió mucho.

El tiempo, se había encargado de llevarse todos los buenos momentos que él había tenido en plena juventud.

Si empezaba por aquellos amigos, no había ninguno ahora. Todos y cada uno le habían abandonado lentamente. No había ya nadie para él. Y quizás era lo mejor. Él había empezado algo, un tipo de borrón y hoja nueva.

Me alegraba que después de mucho tiempo, le hubiera vuelto a ver. Y está vez, no había nada que le hiciera pensar que yo tenía sentimientos por él.

Está vez, la plática fue diferente, note que había más confianza y necesidad de ser escuchado. Y yo no era alguien que se negaría a hacerlo.

No, ya no le queria como hace algún tiempo atrás.  El tiempo hizo lo suyo, se había encargado de borrar todo lo bonito que aquel amor pudo ofrecerme.

Y aunque yo había intentado sonreír para él como antes, lo cierto era, que nada podría ser como antes. Incluso me sorprendí cuando tomo una de mis manos y me agradeció calidamente mi atención y mi tiempo dedicado a él.

Sentí tristeza por él, el tiempo y la atención no debía de ser algo que se agradecerá, no cuando fuera una persona que se lo mereciera.

Nuestro último encuentro, había sido en aquel parque, que en el que nos habíamos encontrado la penúltima vez. Teniendo el mismo destino que mi amor por él, fue olvidado tambien.
Este fue el parque transitado por la ciudad algún tiempo antes, ahora, tenía suerte si era visitado por unas cuantas personas.

Nuestra charla terminó en deseos de tener un futuro mejor y anhelos de hacer las cosas correctamente. Sonreí al saber que esos ojos, algun dia, volverian a brillar. No sabria decir si yo tendría la oportunidad de ver aquello, pero si tenía la esperanza.

Así había terminado esta historia. Su silueta en aquella silla, perdiéndose en la lejanía mientras iba siendo  por aquellas hojarasca que caída de los árboles. Sonreí por qué ahora él era quien quedaba para verme marchar.

No era odio, era felicidad por qué sabía que yo, así como él, prosperariamos en un futuro no muy lejano.

—¿Puedes darme alguna letra de su nombre?

Preguntó mi amigo a mi lado.

—uh... —pensé por un momento —

Este fue el fin de, su corto amor.

SU CORTO AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora