Melifluo.
Un sonido excesivamente dulce, suave o delicado. Que llega a deleitar a cualquier persona que lo escuche.
Incluso aquel chico de cabello rubio, indiferente a cualquier cosa, llegó a quedarse prendado del sonido que provenía de las cuerdas...
Ya hacía varios días que el temporal solo anunciaba lluvias, chubascos y un gran vendaval. Parecía que el clima tenía el mismo estado que el ánimo de Doyeon, aunque se identificaba más con la lluvia.
Podía notar un comportamiento algo extraño por parte del Sakamaki. Lo veía demasiado despistado y su mirada reflejaba preocupación. Era como si estuviera dándole muchas vueltas a una misma cosa que no se puede quitar de su cabeza.
Algunas veces ya no la esperaba, iba menos a su casa y se veía decaído. Pero luego, cuando acababa la hora del descanso y anunciaba que tenía que irse, la tomaba con fuerza del brazo para jalarla con algo de intensidad hacia su anatomía masculina y aprisionarla entre sus brazos.
Más de una vez había insistido en querer brindarle su ayuda, pero siempre se negaba. Hubo incluso una ocasión en la cual elevó su tono de voz, hasta el punto de casi gritar, algo extraño en él ya que su manera de hablar se mostraba calmada, e incluso perezosa.
--- ¡Minami-san!
La voz autoritaria del profesor de inglés la sacó de sus pensamientos, dando un respingo en el pupitre y teniendo que hacer malabares para que su lápiz no saliera volando de sus manos, con las risas de sus compañeros de fondo.
--- ¿Su-Sucede algo?
--- ¡¿Cómo que si sucede algo?! ¡Llevas toda la clase sin mirar la pizarra y tomar apuntes! Se que tienes un nivel bueno de inglés, ¡pero eso no significa que no debas atender! ---exclamó para luego llevar una de sus manos a su sien, acariciándola con lentitud.
--- Lo siento ---murmuró mientras comenzaba a copiar todo lo que tenía atrasado. Soltó un suspiro de alivio cuando se quitó de encima la penetrante mirada de aquel señor. Lo mejor era atender y dejar esos pensamientos para el final de la clase.
Todos sus gestos corporales se hacían de una forma exagerada solo para que ese señor dejase de estar tan pendiente al ver como sí atendía.
Lo bueno es que, de esa manera, el tiempo se hacía más rápido porque no miraba el reloj constantemente para ver si había llegado ya la hora. Esto lo solía hacer cuando era la última clase del día o la anterior al descanso, porque no podía evitar emocionarse de tan solo pensar que cuando sonara ese estruendoso timbre iría corriendo a los brazos de su primer amor para recibir cariño de su parte.
Pero ahora no esperaba eso debido al cambio de actitud del Sakamaki, sino que quería obtener respuestas.
Por ese motivo, su velocidad al salir del salón no había disminuido nada. Estaba determinada a saber que oscuros pensamientos le hacían actuar de esa manera tan distante.
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--- ¿Shu? ---no quería que sonara como una pregunta, pero estaba extrañada de no verlo sentado en el suelo durmiendo o en el sillón que había en la sala. Sin embargo, al verlo sentado en la banqueta del piano se sintió más tranquila. Dejó sus cosas a un lado para acercarse por la espalda y abrazarlo en un gesto de cariño.