Day VIII: Date with him

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Ella siempre habría interpretado que su cuerpo no era relevante para sus acciones, pero mientras se aprontaba para aquel almuerzo, todo comenzaba a ser un cúmulo de emociones. A pesar que no le gustaban los vestidos, Blue le insistió de que debía darse el gozo de lucir uno hermoso de color salmón que resaltaba sus pequeñas caderas y su cuerpo —aún— no desarrollado. La autista solía balbucear en voz alta y molestarse por los toqueteos de su tía hacia ella, le desagradaba el contacto físico. Sacó su celular y se sacó una foto, enviándosela a Connie esperando saber el opinión de la morena respecto a su ropa y maquillaje. Pasaron unos minutos y miró la hora, entreabriendo los labios y cuestionándose por qué —a pesar de tener los tics azules— no le contestaba su mejor amiga. Era extraño. Le restó importancia y tiró el celular hacia su cama, comenzando a hacerse sus míticas coletas, aunque fue interrumpida por —nuevamente— Blue.

—¡Oh, no! Es una ocasión especial, lleva los moños —se sentó detrás de ella y agarró unas tiras de pelo, comenzando a armarle esos moños en forma de corazón.

—No he llevado moños desde que salí de la escuela —susurró con su característica neutralidad. Agarró su celular y se fijó en la última vez de Connie en línea, ¿acaso la habrá ignorado?

—¿Ocurrió algo con ella? —cuestionó Blue curiosa al respecto de su relación con la morena.

—No lo sé, ella se comporta rara —le restó importancia aunque mantenía aquella extrañeza. Connie siempre se había preocupado por la teñida y eso era algo que había “valorado” la última.

—¿Por qué crees eso?

—Le gusta alguien y no quiere decirme quién, además ella cree que estoy obsesionada con Steven —soltó un quejido al sentir cómo Blue le tiró del cabello —y aunque sea cierto no debe reclamármelo, no le afecta en nada.

—Quizás está celosa de que no le brindas atención, ¿es tu novio?

—Sí, lo es, voy a salir con él, ¿recuerdas? —miró a Blue de reojo.

—Oh, cierto —rió y peinó con cuidado —¿quieres hacerte la tinta mañana?

—¿Mañana? ¿No tienes que cenar con Yellow?

—Sí, pero podemos hacerlo de mañana, lo tienes descuidado —arrugó su nariz.

—Entonces bueno —le restó importancia y miró sus zapatillas blancas.

...

Bajó del auto negro y caminó hacia el restaurante donde irían, a intercambiar opiniones o lo que creía Spinel: coqueteos y besos. Buscó con la mirada el rostro rosado del muchacho y al encontrarlo, se apuró en sentarse frente a él.

—Hola, chico perfecto —la terquedad de la chica era un caso perdido. Le causaba un cúmulo de emociones que lo vea así, superficialmente, le dolía en parte; creyó que ella simplemente quería conocerlo y le decía eso al verlo en la televisión y en varias películas, gracias a su trabajo de actor.

—Deja de llamarme así —pidió por décima vez. —Llámame por mi nombre: Steven —observó cómo la muchacha parpadeó. Sus pestañas largas impactaron contra sus párpados y volvieron a repetir la acción. Se le revolvió el estómago al imaginarse quitándole el maquillaje a la autista de una forma erótica. Su mente vagó por las opciones de cómo sería estar en intimidad con ella, ¿sería su primera vez? Quizás no quería animarse a tener contacto por su condición pero le gustaría intentar hacer círculos imaginarios en los muslos desnudos de la muchacha; quitarle el maquillaje, causando que su rostro se exponga en su mejor imagen más lúcida y verdadera; quitarle esos moños y hacer que su cabello caiga por sus hombros y así, solo así, entrelazar sus dedos con sus pelos, apegándola a sus labios y llegando a morder sus labios, causando jadeos por parte de la autista.

—Está bien, chico perfecto —su nube de pedo se quebró al escuchar ese apodo irritante. Suspiró y se limitó a ignorar la fantasía en la que acababa de estar.

—Steven, ¿por qué insistes? Apuesto que a otros actores los llamas así —hizo una mueca de desagrado. Ella jugó con sus dedos y meneó su cabeza, vacilante. ¿Cómo analizarla? Era un total misterio analizar sus acciones, parecía una persona normal, pero era consciente que ella nunca sería capaz de entender el sarcasmo, los chistes, sus deseos incluso, ¿era un juego para ella?

—Claro que no —contradijo —eres mi clase de chico perfecto, mereces ser llamado así. Te estoy haciendo un halago —no pudo evitar arquear una ceja.

—¿Tú halagas? —ironizó.

—Sí —se limitó a contestar con esa neutralidad que sacaba de quicio.

—¿Quieres hablar del beso? —dudó. Si quería tener algo con ella, debía agarrar su mano. Acariciarla y cuidadosamente besarla. Eso hizo, la tomó. Spinel miró sus acciones de forma tajante y dudando, removiéndose notablemente incómoda, cerró sus ojos, apretando el agarre con fuerza. A pesar del quejido que salió de sus labios, se decidió por dejarlo así, ya que en ningún momento, ella reaccionó negativamente hacia el tacto.

—¿Por qué hablaríamos de eso? —sus palabras salieron como si fuera algo pacífico. No sabía describirlo. Sentía que lo estaba provocando, que solo se burlaba de él. El corazón de Steven se dedicaba a latir rápido pero no de esa clásica y cliché manera exagerada de expresarlo, pero no tenía problema en admitir que lo hacía sentir cálido.

—Quizás te causó confusiones, usualmente no te gusta que te toquen —intentó retroceder su mano para comprobar su teoría, pero un dolor apareció en ella; Spinel deseaba apegarse a su mano con una desesperación.

—Lo sé, pero contigo me siento extraña —admitió sin vergüenza —me incomodan tus tactos suaves, no me voy a romper —los ojos del muchacho brillaron con intensidad.

—¿Puedo preguntarte algo? —sería su oportunidad. La oportunidad de escapar de esa vida monótona y horrible que tenía. La oportunidad de escapar de la culpa, las mentiras y las manos de gente que quiere hacerle daño. La oportunidad de cegarse en la fantasía que podría escapar de todo. En la fantasía de que ella realmente lo amaría como es. La oportunidad de conocer a alguien diferente, ¡porque ella es diferente!

—Sí —respondió simple.

—¿Escaparías conmigo?

Autismo | Stevnel [Remasterizado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora