Day XI: He.

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“Supongo que todo se volvió estresante. Las cosas comenzaron a ser desastrosas gracias a todo lo que ocurría. ¿Fue mala idea escapar con Spinel? ¿Acaso mi padre se preocupará? ¿Alguien se preocuparía por ella? Parece seria desde que llegamos al hotel. Parece demasiado distante. Como si en realidad... Fuera una mentira lo que ocurriera. Parece una mala jugada o una pesadilla. Escapé con ella. ¡Yo debería estar enojado con ella! No Spinel conmigo... Me encantaría volver a vernos como antes. Me encantaría ver su leve sonrisa. Me encantaría poder tocarla con distancia como antes. Me encantaría volver a ser íntimos”.

Los ojos de Steven se abrieron en esa cama de hotel básico y se removió, mirando a la muchacha que dormía plácidamente en la cama. Suspiró y se levantó, mirando de reojo la situación y vistiéndose con tranquilidad. Su corazón latía a mil y la impotencia comenzaba a rascarle la garganta, llegando a desgarrarla. En cualquier momento, él creía que escupiría sangre. Se fue al baño y se encerró ahí por varios minutos, intentando respirar de forma normal para no partir en llanto, ¿qué había hecho? Había usado a una chica especial para escapar. No era su culpa que sus padres pelearan constantemente, tanto al punto de que su madre se suicide y su padre intente buscar una forma de seguir tratándolo como un niño.

Sacó su teléfono y miró los tantos mensajes que tenía de su padre y su familia. Su mirada se dirigió al espejo y dudó sobre la situación, ¿qué haría ahora? Se alejaría del mundo con la excusa de estar con Spinel, ¡era una gran idea! Pero dudaba de la situación. Tragó sus palabras y salió del baño, buscando las pastillas para contener esas emociones que reclamaban escapar por sus ojos.

Spinel no podía encontrarlo así: tan débil, no ahora ni nunca. Tenía que salir de ahí.
Salió de la habitación y comenzó a caminar por los pasillos, mirando las cámaras con nerviosismo. Metió dos pastillas a su boca y continuó caminando, hasta que finalmente llegó al comedor. La comida gracias a la hora del desayuno se escondía en cada lugar de esa gran mesa, invitando a un banquete. Él rascó su nuca y se fue a servir algo para comer. La ansiedad comenzaba a golpearle la cara. Cualquier cosa si Spinel se despertaba, iría a buscarlo, el autismo no se trataba de una persona idiota, obviamente no, era un ser humano, podía pensar como él.

Metió a su boca ese sándwich caliente y cerró sus ojos disfrutando de la sensación de saborear la manteca tocando su lengua, era fascinante. Bueno, no era la primera cosa que consideraba fascinante y tocaba su lengua, o que él consideraba fascinante y alguien más lo tocaba con su lengua. Negó con la cabeza.

Los pensamientos de la noche pasada comenzaban a inquietarlo, la culpa con respecto a la inocencia de la azabache lo angustiaba, ella no se merecía tal manipulación; aparte cuando iban en el autobús la había tratado muy mal, incluso ordenándole que no usara el teléfono. Le aterraba que ella lo abandonase, como todos. No quería detenerse a pensar en cómo su mejor amiga le comería la mente sobre que él era una mala persona: ¡aparte qué cretina! Llamándola y diciéndole todo eso. No podía creerlo.

El cómo masticaba su desayuno expresaba odio por todo lo que ocurría: odio por Spinel y sus contratiempos, por su padre, madre, por sus sentimientos, por sus emociones, porque él fuera una mierda de persona, porque Spinel es solo una excusa, por sus nulos sentimientos hacia ella; por simplemente todo. ¿Y eso estaba mal? ¡Por supuesto que sí! Steven estaba jugando con Spinel y nunca habían hecho eso algo formal, solamente decidieron huir. Tenía que aclarar todo con Spinel o sino ella lo abandonaría. Pero incluso si lo aclaraba todo, ella se iría primero, podía abandonarla obviamente pero era imprudente, no podía hacerlo, no ahora. Habían llegado tan lejos ¿por qué tener que terminar así? Tenía que concentrarse. Primero tenía que deshacerse de los teléfonos. Buscó en sus bolsillos y sacó el celular de Spinel, que tenía decena de mensajes perdidos de un tal Doug Maheswaran. Pensó en si sería correcto revisar, quizás era un amante que tenía o quizás era el mismísimo padre de Spinel, pero este hombre era moreno, así que descartó la idea; bueno, ella podía ser simplemente adoptada, o parecido, no podía adelantarse a suponer. También tenía mensajes de tres mujeres, todas notablemente alteradas por su desaparición. Decidió ver los mensajes de ellas y sí, efectivamente: parecían ser sus tutoras o tías o lo que fuere, ellas estaban mucho más alteradas que cualquier otro mensaje; llegaron a nombrar a Connie pero eso no es relevante.

Mensajes como: “¿dónde estás?”, “¿estás bien?” o parecido, estaban en el buzón de mensajes de Spinel, sus tutoras eran las que destacaban pero Steven prefirió solo leerlos y listo. Espera, no, no podía ser cierto ¡Spinel tenía el visto activado! Maldijo a lo bajo por tal imprudencia de su parte, ahora las locas de esas mujeres sabrían que lo leyó, qué idiotez de parte de Steven. Dudó en si contestarles para disimular pero al fin de todo sería en vano: destrozaría los teléfonos. Podía hacerse pasar por un ladrón y escribirles que le robó el celular a Spinel o lo que sea que suene lógico y genial, pero descartó la idea. No podía ser obvio. Sabrían que se trataba de Steven al fin y al cabo pero también sonaría estúpido, debido a que ellas no sabrían que su ordinaria Spinel se metió con Steven Universe: un modelo estadounidense demasiado famoso para su gusto. Era algo muy difícil de relacionar, pero sabiendo que van al mismo curso y que sus compañeros son conscientes de los acosos de Spinel, él puede victimizarse diciendo que lo obligó a irse con ella o cualquier cosa ¡sí! Era un genial plan si las cosas salen demasiado mal, pero había un problema: Spinel lo desmentiría de inmediato, su enfermedad la sentenciaba a mentir mal o lo que sea, así que primero tenía que convencerla de que eso sucedió.

Revisó los mensajes de ese tipo y su sonrisa soberbia desapareció:

Spinel, ¿qué pasó?”

“La última llamada de Connie fue para ti”.

“Hizo una carta hablando de ti”.

“Necesitamos hablar”.

“Ya llamé a tus tías, hablé con ellas y no saben dónde estás”.

“Por favor, respóndeme, Connie está hospitalizada por intento de suicidio”.

Autismo | Stevnel [Remasterizado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora