Epílogo

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La mirada de la morocha era neutral, movía su cabeza al compás que la morena le movía los hombros con algo de fuerza.

—¿Y? ¿Y? —insistió sonriendo contenta. Sus brazos enredados por las vendas, se movían repetidas veces, moviendo los hombros de Spinel que la miraba desinteresada. —¿Cómo te fue en tu viaje? —realmente estaba feliz porque Spinel haya llegado a estar con ella en aquel lugar pálido, le estaba dando miedo ver a miles de enfermeras pasar y cambiar la bolsa del gota a gota. Antes estaría enojada porque Spinel la abandonó por Steven, pero al verla pasar por aquella puerta, se ignoró toda preocupación.

—Fue raro —se encogió de hombros. —Steven llegó a tocar mi——la morena la interrumpió, colocando su mano encima de la boca de la morocha teñida.

—Spinel —llamó con algo de severidad pero intentando estar calmada. —No me digas qué cosas hiciste con Steven —suplicó y retiró su mano al percatarse que la otra ladeó la cabeza.

—¿Por qué no?

—Hay cosas que son privadas, ¿sí? No necesito enterarme de eso —susurró a lo bajo, deseando que no la escuchase.

—Está bien —parpadeó y Connie suspiró. —¿Por qué tienes vendas en tus brazos? —le tomó las muñecas con precaución y sin ser brusca, como si apenas la tocase.

—Oh, es por... Un accidente con las tijeras —sonrió fingiendo despreocupación y mirándola. —No te preocupes.

—¿Te intentaste suicidar? —parpadeó mirándola con una expresión que no supo descifrar. Connie se mantuvo callada observando los ojos muertos de Spinel, y el corazón en mano que la morena tenía en sus manos. Lo miró con disimulo y lo besó internamente, prometiendo no lastimarla, ni privarla.

—No te preocupes, ¿sí? —le acarició la mejilla con dulzura. La morocha parpadeó, dejando que sus pestañas se movieran lentamente. Se animó a agarrar la mano que estaba en su mejilla, acariciándola mientras miraba a la nada. Este dato no pasó desapercibido. —¡Oh, por Dios! —exclamó, causando un brinco por parte de la pálida que la miró confundida y preocupada.

—¿Qué pasó? —susurró abriendo sus ojos a más no poder e inclinándose, teniendo más contacto con aquella mejilla.

—¡Me dejas tocarte! ¡Estás tocándome! —chilló y picó sus mejillas, causando que los cachetes de Spinel, enrojecieran.

—Claro que sí, ¿por qué no lo haría? —preguntó frunciendo el ceño ligeramente por su confusión.

—¿Por qué antes no lo hacías? —negó —¡no me contestes! Estoy feliz —susurró mirándola con una sonrisa de oreja a oreja.

—Está bien —susurró y cerró sus ojos.

—¿Y Steven? —notó aquella expresión, sintiendo curiosidad por ella.

—Oh, está comprando algo en la cafetería —la morena torció los labios. —¿Crees que sepa que esta es tu habitación? Tendría que decirle, ¿no? Pero debería saberlo porque preguntamos en——sus mejillas nuevamente fueron atrapadas por las manos de la morena.

—Spinel —le susurró —¿qué sientes cuando estás con él? —la morocha parpadeó.

—Amor —se encogió de hombros.

—Pero ¿qué es el amor? ¿Cuáles son tus síntomas?

—¿El amor es una enfermedad? —le preguntó frunciendo el ceño. —¡No, Connie, no lo es!

—Nunca dije que lo fuera —le susurró Connie.

—Oh —apretó los labios y miró a los lados.

—No contestaste mi pregunta —insistió.

—¿Cuál era?

—De que qué sientes por él.

—Amor —insistió Spinel.

—No, no, ¿qué sientes? —acarició su estómago queriendo explicarle. —¿Sientes algo? ¿Sientes cómo tu estómago se comprime por las mariposas?

—¡No tengo mariposas! —la miró aterrada. —¡Estoy segura que no comí ninguna y aparte dudo que estén vivas si tengo! —levantó su camiseta buscando alguna cicatriz. —¡Nadie me operó!

—Ya, ya, ya entendí, no grites —susurró. Spinel la miró curiosa.

—No te entiendo.

—¿No sientes nada? ¿No sientes dolor de estómago cuando estás con él? —ella negó con la cabeza.

—Estoy bien de salud.

—¿Sientes que tienes que estar siempre mirando sus ojos? ¿Que tu corazón late a mil por hora? ¿Que sientes que vas a explotar por todos los sentimientos con solo mirar sus facciones? —jadeó por la rapidez en que lo dijo.

—Connie... —retrocedió —... Tu pulso —balbuceó al escuchar aquel pitido repetirse repetidas veces.

—Oh, lo siento —jadeó y suspiró, mirando a otro lado con tal de disimular sus latidos. —¿Y? —cuestionó cuando los escuchó algo normales.

—No siento nada de eso —Connie le sonrió levemente.

—¿En serio? Qué alivio.

—¿Por qué?

—Porque no lo amas.

—¿No? —la miró insegura, frunciendo su ceño.

—No, amar es cuando arriesgarías todo por una persona y cuando sabes que es tu complemento. Que sabes que debes amarte pero también puedes amar a esa persona.

—No lo entiendo —torció los labios y la morena acarició su cabello.

—Algún día lo entenderás —le susurró.

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Y así termina~.

Finalmente, solo me falta ver qué onda con las otras.

¿Y? ¿Les gustó el epílogo?

Medio choto igual, pero se intentó, me agradó dentro de todo.

Bueno, estuvo chévere mientras duró, fue una gran historia y un buen remake. Hay inconsistencias en el guion, pero al menos, fue decente dentro de todo.

¿Les gustó la historia?

¿Cuál fue su parte favorita? :0

Bueno, besitos, besitos, chau, chau.

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Autismo | Stevnel [Remasterizado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora