Steven se detuvo en el marco de la puerta, mirando a Spinel que lo miró con desinterés.
—Spinel... —dudaba si decirle la noticia, aquella noticia que él era consciente que quizás la destrozaría o que no sabría cómo reaccionar. Se acercó a paso lento, arrastrando los pies y la miró, dudoso —... Spinel —repitió. Tenía miedo que las palabras se las llevase el viento pero eso no sería sorprendente a decir verdad. Tragó saliva por quinta vez, ¿tenía sí o sí que decírselo? Era una noticia algo urgente, se trataba de la mejor amiga de su novia, no podía privarla de algo tan básico como era esa noticia, pero la sensación que lo dejaría era una desazón potente. —Sí, Spinel —pronunció por tercera vez, queriendo darse ánimos para decirle pero nada salía; ella lo miraba sin entender y parpadeaba lento, como si en cualquier momento cerrara los ojos y se desmayaría, pero descartó esa opción. —Spin——
—¿Por qué repites tantas veces mi nombre? —la voz de ella sonó curiosa, mientras que Steven se contenía a darle la noticia. No quería soltarla, no ahora que llegó tan alto, no estaba dispuesto a dejarla caer.
—Estamos en el futuro, Spinel, ¿no es genial? —le preguntó forzando una sonrisa, pero la morocha lo miró con confusión.
—No, Steven, nunca viviremos el futuro, siempre el presente —se acercó a ella y la abrazó. Los ojos de Spinel miraron la espalda del chico, queriendo preguntarse qué le pasó para actuara así. —¿Qué pasa, Steven?
—Lo siento —sollozó, ella removió su cabeza y apoyó su mejilla en el hombro de él —lo siento tanto —pronunció, como si aquellas palabras le diesen la noticia, pero a no ser que él se lo dijese directamente, ella no lo entendería. —Te juro que entiendo lo grave que debe ser para ti pero... Estoy para apoyarte —susurró. La morocha se separó, mirándolo.
—No hiciste nada malo, no tienes que disculparte —explicó y parpadeó. —¿Nos quedaremos aquí? Quiero seguir estudiando las gemas —caminó con lentitud hacia su mochila, rebuscando su laptop.
—Claro, estudia —susurró y secó sus lágrimas. Apretó los puños y suavizó el agarre. No podía controlar esto. Observó cómo ella sacaba un pequeño cuaderno donde tenía anotado todas esas gemas. Cureoseando, se inclinó y se fijó en cada detalle, en cada foto. Ocasionalmente miraba los colores de las páginas o los garabatos hechos probablemente por Connie a la esquina de la hoja. Oh, Connie, ¿cómo estará pasando? ¿Estará sola? ¿Esperando el consuelo de Spinel? ¿O ya estará muerta? Eran cosas que sentía que no podía controlar él mismo, sabía que mantenerla en su jaula de cristal era una gran mala idea, ella no era consciente de lo que pasaba, no podía encerrarla o hacerle eso. No podía disimular con dinero que no había nada malo. ¿Qué pasará cuando se queden sin dinero? ¿O si los llegan a encontrar? No podía arriesgarse, la familia de Spinel sabrían que él es una mala influencia. No podía hacerle eso. Era una mala persona, una mala influencia, un monstruo. Era todo lo malo de la humanidad, no podía, no era capaz.
No podía mirarla a los ojos sin tener las ganas de llorar por no ser capaz de decirle un “Connie arriesgó todo por ti y tú estás con alguien que ni te merece”. No merecía su amabilidad y dulzura inconsciente.
—Perdóname, es todo mi culpa, si tan solo pudiera decirte que Connie está hospitalizada por ti. No es tu culpa, pero ambos sabemos que quizás te amaba, que quizás yo soy una carga, que no deberías estar a mi lado. Que desde que llegué a tu vida, has cambiado, ¡te he cambiado! Quisiera besarte como antes, mirarte como antes. Lo siento, es mi culpa, ¿sí? No quiero que te culpes a ti misma, ¡es todo mi culpa! Si yo no te hubiera arrastrado conmigo, quizás Connie pudiera seguir viva. Y ni siquiera sé por qué lloro por ella, quizás porque no sé cómo decírtelo a la cara. He pensado en dejarte varada en la calle con tu teléfono para que te encuentren. Soy un cero a la izquierda, no te preocupes, intentaré ayudarte con lo tan inútil que soy, quiero que me entiendas pero sé que no lo harás porque ni yo me entiendo. ¡Pero déjame entenderte a ti! Quizás serás muchísimo mejor que yo, que es lo probable. Así que déjame besarte, respetarte en este último día, prometo que mañana te llevaré y te dejaré ir. Soy un monstruo, pero no tienes por qué serlo tú también, lo entiendes, ¿no?
Pero de su boca, salió simplemente la primera palabra.
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Autismo | Stevnel [Remasterizado]
FanfictionSpinel, una chica autista obsesionada con las gemas, desea explorar los sentimientos de las personas e intentar enamorarse de "el chico perfecto" Steven, "el chico perfecto", comienza a notar muchas miradas de parte de la autista de la clase. Todo...