XI. Despertar (Final) ✔

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Spencer's POV

Pi.

Pi.

Pi.

El odioso sonido de la máquina de electrocardiógrafo me despertó, y empezaba a molestar.

– Apaguen eso...

Mi voz salió rasposa e hizo doler mis cuerda vocales, por lo que empecé a toser en reacción.

– ¡Spence!

Busqué por toda la habitación el origen de aquella voz. Y ahí fue cuando me dí cuenta que estaba en un hospital.

– Al fin despiertas.

Finalmente miré a la chica que se acercó a mi cama, y dueña de la voz.

– JJ –le sonreí a medias.

– Nos tenías muy preocupados.

Aclaré mi garganta antes de hablar.

– ¿Qué fue lo que sucedió?

– Te desmayaste antes de entrar a la cabaña donde Erick Anderson llevaba a sus víctimas.

¿Erick Anderson? ¿Víctimas? ¿Cabaña? ¿Bosque? Todavía me sentía aturdido, pero esas palabras hicieron ruido dentro de mi cabeza y de pronto lo recordé todo.

Liliana.

Me puse nervioso e intenté levantarme rápidamente, pero JJ me detuvo en cuanto se dio cuenta de mis intenciones.

– Liliana. ¿Qué sucedió con Liliana? –le pregunté desesperado.

– Bueno...

Alguien entró estrepitosamente a la habitación, y no podía ser nadie más que García.

– ¡Reid! –me abrazó– ¡Oh Dios! ¡Que bueno que despiertas! Nos tenías a todos preocupados –dijo rápidamente.

Tras ella vi como entraba el resto del equipo. Todos entraron con una sonrisa, claramente, de alivio por verme bien.

– Quiero saber qué sucedió con Liliana –hablé sin rodeos.

Todos se quedaron quietos y sus sonrisas desaparecieron, diciéndome que nada bueno había sucedido.

– Hablaremos de ello cuando salgas de aquí y estés mejor –habló finalmente Hotchner.

No quise insistir, porque sabía que Hotchner no me diría nada. Así que, no me quedó de otra que quedarme ahí, tranquilo.

Cuando los chicos se fueron intenté leer uno de los libros que me habían traído, pero no lograba concentrarme. Cuando me rendí, intenté dormir un poco, pero igualmente me fue imposible. La última imagen de Liliana no salía de mi cabeza, mucho menos todo lo que me dijo.

***

Habían pasado un par de días y, finalmente, podía regresar a mi departamento y al trabajo. Durante el tiempo que estuve en el hospital, Hotch dio la orden de no darme detalles sobre el caso de Liliana. Aunque no sabía por qué razón o razones.

– Buenos días, Spence –me saludó como cada mañana JJ.

Pero decidí ignorar a todos y me dirigí rápidamente a la oficina de Hotch. Necesitaba respuestas ahora y no quería más excusas. No importaba cuál fuera la verdad –aunque ya me hiciera una idea éstos últimos días–, quería saber qué sucedió con la morena.

– Ahora sí quiero la verdad.

No toqué, pero no pudo importarme menos.

Más allá de los sueños | Spencer ReidDonde viven las historias. Descúbrelo ahora