III. ¿Cansado? ✔

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Ya estaba amaneciendo cuando un Spencer despertaba en el living de su departamento. ¿Otra vez me dormí en el sofá? Pensó. Luego de desperezarse se levantó y se alistó para ir a trabajar, pero mientras lo hacía sentía que algo no estaba bien. Algo le oprimía el pecho y una voz en su cabeza le decía que debía llegar rápido al trabajo, así que le hizo caso y se fue lo más rápido posible hasta Quántico.

Al llegar no vio a Liliana en la recepción, pero solo pensó en que aún era muy temprano para que llegara, así que siguió su camino hasta el sexto piso, sintiendo como sus piernas se movían automáticamente, como si reaccionaran solas a un gran miedo.

– Spencer, que bueno que llegas –habló una muy angustiada JJ–. Resulta que han desaparecido otra tres chicas estos últimos meses, todas con apariencia similar a la de Liliana.

¿Liliana?

– ¿Cómo que Liliana? –preguntó confundido.

– Sí, Liliana Ross, la recepcionista del edificio –lo miró preocupada–. ¿Spence, qué sucede? ¿Estás bien?

– Emm, sí. Pero... Creo que necesito ir por un café –dijo antes de salir rápidamente de la sala de reuniones.

¿Liliana desaparecida? Pero si hablé con ella ayer. ¿Qué está sucediendo? Pensaba en mil cosas a la vez, tanto que ya sentía como todo daba vueltas, hasta que la máquina de café sonó para avisar que ya estaba listo, sacándolo de todo ese enredo que se estaba formando dentro de su cabeza.

No sé qué sucede, pero será mejor que regrese y después averiguo sobre lo que me está pasando. Pensó y regresó a la sala.

– Bien. ¿Qué hay hasta ahora? –preguntó mientras se sentaba en su habitual puesto en la sala de reuniones.

– García sigue buscando más chicas desaparecidas que tengan las mismas descripciones de las demás víctimas –le respondió Emily–. Pero no hemos encontrado nada más que vinculen a las víctimas.

– Revisaré nuevamente el perfil geográfico en ese caso –se levantó, pasando a botar unas carpetas en su camino–. Hum, lo siento –respondió distraído.

– Reid, ¿te sucede algo?

– Lo mismo le pregunté cuando llegó –la siguió JJ–. Spencer, si hay algo que te molesta puedes decirnos. Puedes confiar en nosotras –dijo notablemente preocupada.

– JJ tiene razón, cualquier cosa que te esté–.

– No, basta –la interrumpió–. Chicas, sé que se preocupan por mí, pero prometimos no perfilarnos entre nosotros, ¿lo recuerdan?

– Lo sabemos Spence. Pero nos preocupas, porque pareces más distraído de lo normal; como si estuvieras perdido soñando.

– Es solo mi mamá, ya saben, lo mismo de siempre.

– Hmm, está bien –decidieron creerle.

– Ahora, será mejor que trabajemos en la búsqueda –fue lo último que dijo antes de irse.

Se dirigió al gran mapa que se hallaba en la sala y empezó a analizar cada pista que tenían hasta el momento. Pero la idea de que eso solo podía ser un sueño no lo dejaba dar su cien porciento en el caso. Con su cabeza divagando entre diferentes pensamientos, el resto del equipo se preocupaba cada vez más por el estado de Reid, hasta que Hotchner decidió intervenir.

– Reid, ¿puedes acompañarme a mi oficina?

La voz de Hotch lo sacó de ese lío en su cabeza, finalmente. Y lo siguió hasta la oficina del hombre.

– Reid, ¿hay algo que te está molestando? –quiso saber.

– Aparte de los problemas con mi madre... Nop, nada más –intentó sonar lo más tranquilo posible, y creíble.

– Pues, eso no es lo que todos creen, y yo menos. Sabes que si hay algo, cualquier problema que tengas, puedes decirnos, nosotros podemos buscar la forma de ayudarte –cruzó los brazos sobre su pecho el hombre.

– Hotch, estoy bien, en serio. Si hubiera algo ya se los habría comentado –intentó convencerlo.

– Está bien, pero quiero que vayas a descansar todos los días, sin quejas. Parece que no has estado durmiendo bien –le ordenó finalmente.

– Pero–.

– Sin quejas, dije –reiteró más firme.

Reid decidió aceptar, a pesar de no gustarle totalmente la idea de dejar de investigar el caso por tener que viajar de regreso a casa, dormir y volver hasta la oficina nuevamente. Ello le tomaría un tiempo considerable, tiempo que podría usar para buscar pistas importantes.

Finalmente regresó a la sala de reuniones, bajo la mirada preocupada de sus compañeros de equipo.

– No se preocupen. Hotch me exigió ir a descansar todos los días –dijo estando un poco de mal humor–. Así que volveré a trabajar, para encontrar a Liliana rápido –y siguió con lo que estaba antes de ser llevado por su jefe.

Estuvo todo el día trabajando con el mapa, analizando desde las casas de las víctimas hasta el punto dónde fueron vistas por última vez. Pero nada tenía sentido, no había patrón, no había rangos. no había nada que les diera indicios sobre el ignoto.

Sin darse cuenta ya eran pasadas las diez de la noche, por lo que un Hotchner se le acercaba para decirle que ya era hora de ir a su departamento a descansar.

– Reid –dijo con un tono de advertencia.

– Y sé, ya sé, debo irme. Pero déjame intentarlo una vez más –le pidió.

– No, Reid, debes irte. No quiero que te sobre exijas en el estado en que te encuentras.

– Está bien. Adiós –se despidió de mala gana y salió tomando sus cosas. Obviamente todos notaron su molestia por la situación, pero decidieron no decir nada esta vez.

¿Por qué mierda me preocupo tanto si solo es un sueño? Se preguntaba molesto. Liliana Ross está a salvo, pero no logro despertar. Necesito despertar y confirmar que está viva. No se dio cuenta cuándo llegó a su departamento, pero estaba frente a su puerta, así que la abrió y fue directamente a dormir, para ver si así lograba despertar finalmente.

Más allá de los sueños | Spencer ReidDonde viven las historias. Descúbrelo ahora