Capitulo 9: Niveles de exitacion

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Peter y Lali entraban a la parte trasera de la lujosa limusina. Se sentó Lali y Peter en frente. Lali, llena de nervios, pensaba como podía haber aceptado ir a quien sabe donde con una persona totalmente desconocida. Los nervios, la incertidumbre y la inseguridad la invadían. Lo único que podía hacer con Peter, era compararlo con Mariano, personalmente, claro. Ya que físicamente no tenían ningún parecido. Mariano, a pesar de su alta edad, treinta y cinco años --en ese momento-- media un metro sesenta. Pelo morocho con algunas mechas canosas acompañados con una sonrisa pequeña, que hasta parecía formada, dejando ver sus chiquitos dientes perfectamente blanqueados. Mirada graciosa y amable, de las que engañan. Musculoso, y aunque no sea una cualidad física, machista. Asquerosamente machista. En cambio, Peter debía medir un metro ochenta. Una mirada verde penetrante que dejaría muda a cualquier persona. Y acompañando a esos ojos que parecían tener secretos, unas cejas gruesas pero perfectamente depiladas. Su sonrisa --que no la mostraba mucho-- era realmente perfecta, pero se podía apreciar lo natural de sus diente y el pequeño hoyuelo de su mejilla izquierda.

El poco tiempo que llevaba comparándolos y pensando porque había aceptado a acostarse con el, se esfumo en el momento que dejo de mirar la ciudad de Munich por la ventanilla y miró al atractivo hombre que tenia en frente y la miraba lujuriosamente. Las dudas de porqué había aceptado, se esfumaron en una milésima de segundo.

Mientras Lali creaba una historia en su cabeza, Peter no tenia nada de nervios. Su cuerpo estaba nublado de intriga. Y calentura. Quería saber que tenia aquella mujer que no tenían las demás. Oh, si lo sabia, sabía que no tenía. Piernas largas y flacas, pelo rubio largo, miles de kilogramos de botox en su cara y una cirugía en la nariz. Pero, ¿porque si no tenia todo eso le atraía de una forma inexplicable?. Esa pregunta le rondaba en su cabeza desde el día que lo alejó sin un aviso previo o un porque posterior. Pero de la que pronto se iba a olvidar mañana. Ya que a pesar del misterio de la gran mujer, sabia que hoy toda esa emoción se iba a esfumar, la iba a dejar, iba a decirle que vuelvan a las relaciones formales, e iba a volver con sus apreciadas rubias.

De lo que si no tenia dudas era del efecto que causaba en el, solo con pensar con tenerla arriba, aparecía una enorme erección difícil de esconder. Pero, ¿porque esconderla? Entonces se acercó a la misteriosa pero hermosa mujer e hizo su rutina antes de besar; leve toque con su punta de la lengua en la de ella, morder su carnoso labio inferior, alejarse unos escasos centímetros y volver al ataque. Siempre le había funcionado, dejaba a las mujeres realmente locas y con ganas de mas. De las que el, posteriormente se beneficiaba.

A Lali, ese sorpresivo beso, no hizo más que volverle a aclarar sus dudas. Había dado muchos besos en su vida, porque a pesar de que no era de la de una sol noche, sabía disfrutar del placer de los hombres. Y aunque haya disfrutado, ningún beso, la había excitado tanto como el que le estaban dando ahora. Algo que no le gustaba de los hombres, era su poca información sobre cómo complacer a una mujer y como consecuencia, venirse antes de que, siquiera, ella se excitara.

Peter tenía un de sus manos en su mejilla, acariciándola, sin dar inicios de ternura, haciéndole saber, indirectamente, que era pura excitación. La otra gran mano de Peter, se posaba en uno de los costados de Lali, acariciando sus voluptuosas curvas. Desde su axila, osando por el borde de sus pechos, apretando la pequeña cintura, y clavando, delicadamente, sus largos y bronceados dedos en su curva.

Lali estaba en otro mundo, no podía explicar, no podía creer, el placer que estaba sintiendo. La había excitado, la había humedecido, con un beso --pero oh, que beso-- y dos grandes manos. El primer beso que Peter le había dado, lo había disfrutado, claro, pero no como el beso se merecía, ya que estaba invadida de dudas. Ahora, solo tenía uno.

- ¿Donde... vamos?-le dijo con la respiración entrecortada-

- A... mi... hotel.-le dijo Peter, agitado mientras se acercaba para besarla de nuevo-

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