- ¿Tenes hambre? -le preguntó Peter desde el diván en frente de la cama.
Eran las nueve de la noche; habían pasado dos horas teniendo sexo y recién ahora habían parado porque a Lali la había llamado Eugenia preocupada. Dos horas. Miles de posiciones. Miles de juegos. Miles de toques. Igual a: miles de orgasmos. Aunque le costaba admitirlo, Lali estaba sorprendida, literalmente a los diez minutos que acababan, Peter estaba preparado para ella. En ningún momento tuvo problemas o Lali se esforzó para hacer que se excitara, simplemente era; ¿otra ronda?
- Ajá. -le dijo Lali, en cambio esta, tirada en la cama- ¿Lo traen acá? -Peter asintió. Estaba realmente hambrienta, dos horas haciendo actividad física sin parar le habían vaciado el estómago.
- Fíjate que en el cajón de la mesita de luz está la carta.
Lali se movió para el costado y al mirar al piso habían miles de envoltorios metálicos y wow se sorprendió, sabía que el tiempo había pasado, pero no pensó que lo habían hecho tantas veces. Abrió el cajón de la lujosa mesa y agarró la carta que en la tapa tenía escrito con una fina tipografía «Bayerischer».
Cuando comenzó a leer, los ojos se le abrieron tanto que parecía que se le iban a salir, el plato más barato y «normal» que había era el sushi. Normal al lado de esos, claro.
- ¿No te gusta ninguno? -le preguntó Peter al ver su cara-
- No...digo si. Me, me encantan es que no estoy acostumbrada a estos platos y estos precios, son muy caros, Peter. No podría aceptar que todo esto vaya a tu cuenta.
- Vos elegí tranquila, La.-y ese sobre-sobre nombre la hizo estremecer. Le sorprendió cómo podía tener cambios tan bruscos en su humor; jefe frio y distante, persona normal y caliente, persona normal y amable, persona normal y estúpida. Le agradaba
- Bueno, si vos decís. Yo voy a pedir un Bistec estilo New York.-Peter funcio el entrecejo- ¿Que?
- No, solo me pone feliz lo que pediste. -y Lali se rio porque era algo ridiculo lo que decía- Con las mujeres que suelo salir piden ensaladas, todo el tiempo. Con agua, claro.
- ¿En serio?
- Si. No se si es por mantener la forma o conseguir buena imagen conmigo, algo ridiculo; me da igual que coman. -y Lali río-
- Que horror, yo ni siquiera me puedo decidir por uno. -volvió la vista a la carta y leyó- Oh dios -jadeó- hay cada plato y ellas se comen una ensalada, yo no podría. Porque como te dije, hay unos platos exquisitos pero también yo con una ensalada me muero de hambre. -como consecuencia, Pedro soltó una carcajada y por inercia, Lali sonrió.
Era raro y cómodo estar así; los dos tirados y totalmente desnudos como si se conocieran, aunque con cómodo no se refería en el modo sentimental, sino sexual. Los hombres con los que salía Lali anteriormente no sabían complacerla en la cama y después de el sexo venía la parte sentimental, que a ella le resultaba incómodo. Con Peter, en cambio esa parte no existía, y aunque le parecía raro y a veces no le gustaba, no estaba del todo disgustada. Quizás después del rollo del sexo podían llegar a ser amigos, y no porque Peter tuviera la personalidad de un buen tipo o eso creía ella, no lo conocía. Sino porque tenía un humor sarcástico, que aunque a veces le resultaba irritante, le divertía, y también su manera de mandar, que no le gustaba pero no sabía porque, le atraía. Y excitaba.
En un momento en el que no se dio cuenta Peter se levantó del precioso diván y entró al lujoso baño. Y usaba todos esos perfectos adjetivos porque el lugar se lo merecía. Peter salió del baño con dos blancas batas.
- Toma, pensé que querías una, ahora voy a pedir la comida. Y aunque me resulta excitante, no creo que vos quieras comer desnuda. -Lali soltó una pequeña risa negando con la cabeza mientras agarraba la bata que Peter le tiraba en el aire.
Después de que Pedro se haya puesto la bata, llamó a lo que se suponía que era recepción, pidiendo la comida. A los pocos minutos, tocaron la puerta.
- Buenas noches. Le dejo la comida.-la empleada del hotel entraba a la suite la mesa con ruedas.
- Muchas gracias. -le dijo Peter mientras le daba propina, la mujer de alta edad le sonrió amablemente y se fue.
Lali se levantó de la cómoda cama y se acercó donde Peter estaba corriendo las cosas de la mesa con ruedas a una redonda frente a la ventana con dos preciosas sillas una en frente de la otra. Ambos se sentaron y comenzaron a comer.
- Contame algo de vos, ¿sos de acá?-le dijo Lali después de unos segundos incómodos solo con el ruido de los cubiertos de plata-
- Si, de Múnich.-y Peter, como regla, prohibido mantener una conversación demasiada seria, contestó cortamente, Lali captó eso y salió a la defensiva-
- Mira Peter, yo te respeto pero te dije que si íbamos a hacer esto-hizo una seña con su dedo indicie entre ellos dos- no iba a estar muda e iba a ser incómodo así que por favor hablemos como gente normal en una cena. -Peter se río, no acostumbrado a que lo contradigan de esa forma, por eso le causó gracia, como un metro cincuenta podía contener tanta respuesta- No entiendo de que te reís.
- De vos.
- Ja. No me digas.
- Si.
- Ya se idiota. -y Peter volvió a reír por el inoportuno insulto- ¿Pero de que? -volvió a cuestionar-
- Nada, no importa. -se metió un pedazo de carne al verdeo en la boca y continuó- ¿De donde es que sos?
- De argentina, Buenos Aires. ¿Fuiste alguna vez?-y a Peter le agradó su manera de sacar tema y que sea interesante-
- Si, pero una o dos veces. No suelo ir ahí ya que no tenemos tanto comercio, o sea si, pero no tanto como en otros países. -Lali asintió-
- ¿Probaste el mate?
- Nop, cuando fui me dijeron que lo tenía que probar, pero tenía bastante trabajo ya que no había ido nunca.
- Mañana lo vas a probar.
- ¿Eh?
- Si, mañana llevo a la oficina. -Peter se quedó callado, por el hecho de que ella había previsto volverse a ver, no especificó si sexualmente, pero igualmente no le aterró la idea de volverla a ver- Em..- Lali se removió incómoda- Si no nos pueden ver en la empresa, no hay problema eh, te doy de probar otro día.
- No, no hay problema con eso. Tampoco vayas diciendo por todos lados que tuviste sexo, increíble por cierto, con tu jefe. -Lali río- Mañana entras a la oficina y me mostras, pero que no te vean.-Asintió-
- Te va a gustar el mate a vos.
- ¿Ah si?
- Sip, porque es amargo. Como vos. -Peter soltó una sonora carcajada- No, en serio,
- Igual se puede tomar dulce ¿no? ¿O estoy mal informado?
- No, no, si, se puede tomar dulce. Pero para mi es cualquiera, el mate se toma amargo si o si, dulce es de caretas. -Y Pedro río ante su espontaneidad- Contame de vos, ¿tenes familia? ¿Hermanos?- Lali al instante se arrepintió de la pregunta al notar como su mandíbula se puso tensa y parecía que se iba a romper, las manos que antes movían los cubiertos para cortar la exquisita carne se habían puesto rigidios y sus hombros también- Em, perdón.
Peter pensó que la charla iba demasiado lejos, ahí estaba el porque nunca competía charlas con las mujeres con las que se acostaba.Abrirse y confiar no era su fuerte.
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Learn to love
FanfictionEl aleman frío y lastimado dueño de la empresa de autos Daimler toma a Mariana Esposito de secretaria; argentina, cariñosa y lastimada también. ¿Podrán mantener el trabajo alejado del sexo? O peor aún, ¿El sexo alejado del amor? [la novela antes se...