Learn to love

Capitulo 17: Suave

Tres semanas magníficas. Tres semanas espléndidas. Llenas de salidas, sexo, risas.

Desde aquella noche que los dos se dieron una respuesta, estuvieron saliendo literalmente todos los días. De domingo a domingo. No hubo un solo día que no se hayan visto fuera del trabajo.

Los días de semana iban al hotel de Peter, comían, tenían sexo, hablaban, se conocían. Como una pareja real. En cambio, los fines de semana iban a la casa de Lali a hacer fiaca y no hacía falta tener sexo para que estén cómodos, podían estar en silencio y estaban felices.

También, se juntaron entre amigos; con Nico y Euge, que habían confirmado su romance, Agus y Cande, su esposa que había entablado una hermosa relación con Lali y Euge, Mery y Meme, su esposo y finalmente Lali y Peter, los únicos que su etiqueta era saliendo «y conociéndonos»

Pero se querían. Los dos lo sabían y lo habían aceptado. ¿Se lo habían dicho entre ellos? No. Lo tenían guardado, demasiado. Solo lo sabían Agus y Euge. Pero, aunque no se lo hayan dicho, se lo demostraban con pequeños actos que, lamentablemente, el otro, por sus inseguridades pasadas no lo sabía descrifar pero los dos se estaban intentando decir lo mismo.

Lali se dio cuenta que lo quería en el momento que fueron a dar un paseo al Jardín Inglés y se compraron unos panchos calentitos para bajar el frío que hacia en la ciudad. Cuando Peter, un cheto de Alemania, agarro el pancho con la mano, se lo metió en la boca y se le salieron los aderezos por las comisuras del labio y como consecuencia empezó a maldecir, Lali se dio cuenta que lo quería.
Queria sus lunares en su mejilla que veía cada tanto según si se dejaba crecer la barba o no. Quería su frialdad con el mundo y su calidez con ella. Quería la forma en la que la hacía sentir deseada y la forma en la que le caía el pelo en la frente después del sexo. Quería sus mini lunares en su hermosa garganta y sus manos suaves y grandes. Quería sus ojos color verdes al sol pero marrones cuando hacían el amor. Le quería, a todo el. Cuando se dio cuenta que lo quería, se dio cuenta que lo quería mucho y demasiado. Sabía que lo iba a amar, lo sabía muy bien. Pero todavía no, todo a su debido tiempo.

Peter, en cambio, se dio cuenta en una escena de celos que le hizo Lali en el cine. La quería. Quería su humor, su enojo, su malhumor, su sarcasmo. Quería el tatuaje de libélula que tenía en la cadera y la pulsera plateada de su mano derecha. Queria su lunar debajo del labio y su dedo chueco por un golpe en la mesa cuando era chica. La quería a toda ella.

Estaba aterrado, aterrado porque, a diferencia de hacía tres semanas que pensaba que no la iba a poder amar, pero ahora, sabía que la iba a amar. Lo sabía cuando lo abrazaba y cuando lo besaba. Cuando se ponía celosa y cuando se ensuciaba comiendo. Lo sabía. Pero no iba a dar marcha atrás, no. No le quedaba otra que afrontar lo que iba a pasar.

Hoy, sábado, la mamá de Peter, Claudia venía a visitarlo desde Baden Wurtemberg, donde esta viviendo junto con su hermana, la tía de Peter. Por lo que el, decidió presentársela a Lali, claramente hablado con su algo anteriormente. También, decidió mostrarle su casa a las afueras de Múnich. Pero esto Lali todavía no lo sabía.

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— ¿Estoy bien?

Lali sale de su habitación con un jean negro junto con un buzo corto holgado que tenía capucha ocultando la vista de la remera negra y arriba del buzo un abrigo largo color gris. Las varias capas de ropa eran debido al frío alemán.

Estuvo muchísimo tiempo revolviendo su placard intentando encontrar el look adecuado para presentarse ante su... Su ¿que? no sabía. Pero se iba a presentar ante la mamá de su ¿folla-amigo? si esa es la palabra adecuado.

Peter le preguntó si quería conocer a su mamá el miércoles después de un buen sexo. Estaban los dos tranquilos haciéndose mimos y Peter le suelta de la nada.