Capítulo 10.

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Harry.

—¿Qué hay de una moldura con friso? —el profesor Lazcano me muestra su dibujo.

—Estaba pensando en un aparejo—me coloco el lápiz en mi oreja derecha y comienzo a traspasar las hojas para encontrar mi diseño.

—¿De qué tipo?

—Tenía dos opciones; a soga o a soga y tizón—le muestro el boceto.

—Para mí, el soga y tizón quedaría más con el diseño del estípite que ya tiene—rasco mi barbilla.

—Tiene razón, aunque también se me ocurrió utilizar la mampostería—Lazcano suelta una carcajada, y yo lo hago con él.

Digamos que la mampostería no es lo suyo. Y lo mío es hacerlo enfadar.

—Será a soga y tizón—dice finalmente—¿se terminaron las consultas? Debemos terminar esto antes del cumpleaños de tu abuela—ruedo los ojos sabiendo la frase que viene:—no olvides que por esto cobro, hijo.

Es un verdadero dolor de huevos sobrellevarlo, pero daría todo por tenerlo de mi mentor lo que queda de mi carrera. Es un maldito genio de la arquitectura.

—Sí, es todo—tomo el portaplanos para comenzar a guardar mis planos y bocetos del restirador—muchas gracias, profesor—le sonrío.

—Anda niño bonito, termina lo que te pedí.

—¿Gustan un vaso de agua? —el sonido familiar de la de voz de mi abuela, hace eco en la habitación.

—Se lo agradeceríamos mucho, señora—escucho a Bob responderle a lo lejos.

—En un segundo se lo traigo—siento que se aproxima—¿has terminado, Heath? —me vuelvo hacia ella.

Casi me caigo del banco por verla caminar hacia mí sin ninguna protección.

—Mierda—musito. Enseguida me quito el casco caminando furioso hasta ella—¿cuántas veces te he repetido que no entres sin protección a la construcción, abuela? —le espeto molesto, colocándole el caso.

Sus ojos azules me miran despectivamente pero no me importa.

—Demasiadas, tanto que no me interesa escucharla una vez más, no maldigas en frente de mí—palmea mi hombro.

Ruedo los ojos.

—Aunque me cueste decirlo, el niño bonito tiene razón, Amelie—Lazcano dice—es por su seguridad.

—Ya, ya—parece algo ofendida con la reprimenda doble—no lo olvidaré la próxima vez—me mira—Dylan llamo por teléfono diciendo que no atiendes tu celular, me pidió que te dijera que te espera en tu apartamento.

—Gracias por traer el recado—saco el celular de mi bolsillo.

Tengo cinco llamada perdidas de Dylan y mensajes de él en WhatsApp.

"Nuestro equipo ya viene en camino, ¿dónde estás tú?"

"HARRYYYYY"

"HEATH"

"¿ACASO LO OLVIDASTE?"

¿Equipo? Oh, por supuesto que lo olividé.

—Olvidé que tengo una reunión con mi equipo de Administración—le anunció a mi abuela—¿puedo enviarle más tarde el proyecto, Lazcano? —me dirijo a mi profesor y él me observa algo suspicaz.

—Solo porque está Amelie aquí, diré que sí, pero que sea la última vez, Harry—me advierte.

—No habrá próxima—respondo de inmediato, tomo el portaplanos y lo cuelgo en mi hombro, giro hacia mi abuela—te veo el fin de semana. Por favor cuídate, y que sea la última vez que entras aquí sin caso—la abrazo y deposito un beso en su mejilla—te quiero.

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