Dallas me tomó en brazos y me llevó a la silla donde seguía mi prótesis reposando, me trajo una toalla y le abrió a Miranda mientras me secaba para colocarme la prótesis. Cuando Miranda llegó al patio trasero me miró atentamente; yo tenía una sonrisa de oreja a oreja, todo el cabello mojado y estaba más destapada que nunca en mi vida. A parte, estoy segura de que nunca había notado que usaba una prótesis hasta este momento.
Sus ojos estaban abiertos muy grandes mientras miraba todo mi cuerpo, me puse de pie y caminé hacia ella para abrazarla.
- Oye.- Susurró en mi oído.- No me importaría hacer a tu hermano mi cuñado, nena.- Reí a carcajadas haciendo que ella lo hiciera también.
Mi hermano llegó y la saludó, hasta ahora noto que llegó con un montón de bolsas encima.
- Bien, prepararé la cena; para la próxima avísenme que yo también quiero pasar una tarde en la piscina.- Guiñó el ojo a mi hermano e ingresó a casa.
- Tengo una sola pregunta.- Dije mientras Dallas secaba mi cabello, como si de un cachorrito se tratase, frotándolo con la toalla.- ¿Porqué compraron una piscina si tenemos una playa justo en frente?
Su única respuesta fue un encogimiento de hombros que para mí fue suficiente.
- Mi abuela decía que la playa es para los amantes y la piscina es para los esposos.- Fruncí el ceño aún más ante las palabras de Miranda.
- ¿Cuál es la diferencia?
- Que la playa tiene arena y de donde vengo son muy sucias, solo las amantes merecen ir a un lugar sucio.- Asentimos sin querer preguntar más y esperamos la cena que nos preparaba Miranda entre risas y bromas.
La verdad, ella era muy carismática y extrovertida, llena de vitalidad y contagiaba paz donde sea... Me gustaría ser así.
Mi hermano se sentó a mi lado y me envolvió con su brazo mientras yo miraba como mi amiga se movía con habilidad por la pequeña cocina.
La cena pasó tranquila, sentados todos frente a la piscina mientras comíamos el "Sancocho" que Miranda preparó, el cual estaba delicioso.
Seguimos tomando cervezas los seis y riendo de cualquier tontería que se nos atravesara.
Era tarde y ya estaba muy tomada, así que algo en mi cabeza dijo "La luna debe verse hermosa esta noche" y me levanté como alma que lleva el diablo porque yo quería ver el agua de la playa con el reflejo de la luna.
Salí y caminé un poco lejos de casa, cuando soy rodeada por unos gruesos brazos... Dallas.
Me gustaba tenerlo cerca, que me consintiera y me hiciera sentir comprendida, ya que eso ni siquiera mi hermano puede lograrlo la mayoría del tiempo.
- ¿Qué ocurre?- Me preguntó. Me encogí de hombros y me giré para mirarlo, enredando mis brazos en su cuello.
- Solo quería ver la luna.- Sonrió y me abrazó con fuerza.
- Pues mírate en el espejo.- Solté una risilla mientras aspiraba sin disimulo su esencia. Él huele de una forma indescriptible con palabras, es solo como si Dios y el Diablo se aliaran con Paco Rabanne para sacar un perfume para hombres.- Volvamos a casa.- Asentí y antes de que diéramos un paso, me tomó en brazos de nuevo como una princesa.
- ¿Porqué siempre me cargas aún cuando no hay excusa? Recuerdo que en la secundaria también lo hacías.- Pregunté con una sonrisa.
- En mis brazos siento que te protejo mejor.- Beso mi frente y desató mil cosas en mi.
Llegué a sentirlas alguna vez, pero en serio era más intenso ahora.
- No necesito que me protejas.- Dije con voz suave.
Abrió la puerta e ingresamos a la casa, todos seguían en el patio trasero pero él me llevó a mi habitación.
Y nos hizo recostar a ambos en la cama, abrazados.
- Tú no lo necesitas pero yo sí, siento que si no te protejo podría perderte.- Sentía mil cosas dentro de mí y mi rostro ardiendo, estaba ebria pero no mucho, así que era consciente de lo que pasaba.- ¿Te molesta?
- No, de hecho me gusta, me haces sentir amada.- Me acurruqué más contra su cuerpo abrazándolo y aunque no podía verlo sabía que estaba sonriendo... Y eso me hizo sonreír a mí.
- Yo...- Paró en seco y me miró, alcé mi vista y lo miré con confusión pero él solo me dedicó una sonrisa.- Nada, olvídalo.
- Algún día tendrás que decirlo.- dije con sorna y me puse de espaldas pegando mi cuerpo contra el suyo. Él me abrazó por la cintura y caímos dormidos de inmediato.
No soy estúpida, soy consciente de lo que estamos haciendo y de la posición en la que estamos pero no me importa, de hecho, me encanta y espero que no de acabe pronto porque tener su perfume tan cerca me enloquece de una increíble manera.
Quizás aún no supero por completo mi crush con él.
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TURBO.
Romance"Tú eres mi paz." SEGUNDO LIBRO DE LA BILOGÍA " CHICAS PESADAS" 1. Caos Perfecto. 2. Turbo. (No es necesario leer la primera parte para entender esta) Preciosa portada hecha por mis amigos de @CatEye_Editorial