Es sábado, y me estoy preparando para ir a la final de mi hermano y su equipo.
Estaba nerviosa y no comprendía porqué pero en verdad que cada vez era más complicada la idea de irme. Mañana por la mañana partiré en autobús hasta la costa, mis cosas ya estaban listas y todo estaba organizado.
Iba a partir antes pero Wendell, al borde de un colapso, me pidió que me quedará hasta la final; no quería que estuviera distraído así que cedí solo para que mantuviera la cabeza en el juego.
Dallas vendría por mí para llevarme al estadio, tengo entendido que mi hermano les comentó sobre mi "viaje de trabajo" pero no he hablado con él; sorprendentemente, en el transcurso de esta semana incluso Emma habló conmigo y hasta me visitó, pasamos la tarde haciendo galletas mientras hablábamos sobre totales tonterías, Donovan me trajo un paquete de condones y me deseó buena suerte, Walter compró pizza y hamburguesa y me hizo comer ambas (Al parecer está obsesionado con ese tema); pero Dallas había hecho acto de presencia y no me sorprendía.
La verdad, me importaba porque tuvimos nuestros momentos, pero luego de su graduación las cosas fueron muy distintas y me sorprende siquiera que se haya ofrecido a llevarme al estadio.
Tras recibir el mensaje que me indicaba que ya estaba afuera, ajusté mi pantalón deportivo en mis caderas y salí guardando mi celular en mi bolsillo e ingresé al auto en el asiento delantero, junto a Dallas, en su flamante camioneta 4x4 de la que le encantaba alardear.
Para mi sorpresa, no arrancó, solo se quedó ahí, aferrado al volante y mirando al frente. Resoplé girando los ojos al aire.
- ¿Qué tienen con tenerme de rehén en un auto?- Aquejé más para mí que para él. Sin embargo él no dijo nada, mantuvo su mirada y respiró profundamente.
- ¿De verdad te irás?- Preguntó con su ronca voz hecha un hilo.
Miré su perfil, atento al frente y suspiré. Ahora que lo pienso, estamos haciendo un drama de nada, no es como si yo no fuera a regresar, serán a lo mucho unos cuantos meses.
- ¡Vamos, Dallas!- Exclamé con cansancio haciendo que me mirara atentamente.- No me iré toda la vida, quizás unos meses, pero no para siempre.- Expliqué con cansancio y mi lengua trabándose.
- Nunca has estado sola, Amelié.- Giré los ojos, eso lo tenía más que claro.- Debes prometerme algo.
- Lo que sea contar de que ya pongas en marcha esta cosa.- Dije batiendo mi cabello lejos de mi rostro.
- Prométeme que no volverás a ser estúpida como en la secundaria.- Lo miré a los ojos y no pude reír por lo bajo.
- ¡Oye!- Exclamé fingiendo estar ofendida.
- Prométemelo.- Vi su quijada tensa y su rostro esbozando seriedad así que le di una sonrisa tranquilizadora mientras subía su dedo meñique, el cual acepté sin quejarme, haciendo que él sonriera también.
- Ya conduce, si llegas tarde Walter me va a culpar y ya me debe odiar por no preferir la pizza.- Dije mirando por la ventana con una sonrisa.
- Está obsesionado con ese tema.- Dijo riendo por lo bajo mientras ponía en marcha el auto.- Es más fácil ignorarlo.
- ¿Cómo es posible ignorarlo?- Pregunté dudando con diversión.- ¿Has visto lo alto y rubio que es? Parece un enorme farol musculoso.- Dallas rió sin poder evitarlo y me miró para regresar su vista al camino.
- No le digas a nadie pero su mayor secreto es que él es pie grande.- Reí entre dientes, él siempre logra sacarme sonrisas.
El camino continuó de la misma manera, entre risas y bromas. Estaba realmente cómoda a su lado, como cuando estábamos juntos todo el tiempo en secundaria.
Me llenaba de melancolía ya que él fue lo único de ese escuro momento de mi vida que no enterré. Tenía un crush con él pero me gusta pensar que ya lo he superado por completo.
~*~*~*~
El partido acababa de terminar, otorgando la victoria a mi hermano y su equipo el cual capitaneaba Walter. Estaba orgullosa y las lágrimas salían inevitables de mis ojos, él era lo único que tenía y verlo crecer como espuma me regalaba la tranquilidad que necesitaba para hacer mi vida sabiendo que todo estaría muy bien con él mientras yo no estaba aquí.
Me aferré a él durante años para no olvidar a nuestros padres y que estuviera logrando lo que siempre soñó, a pesar de tenerme como un estorbo en su camino, me llena de orgullo y felicidad rebosante.
En este momento yacíamos en el auto de Dallas todos los amigos de mi hermano, Emma y yo, mientras todos ellos cantaban a gritos esa estúpida porra que los seguidores le hicieron al equipo.
- ¡Marea roja, como la sangre del contrincante!- Exclamaban como locos, sacando la cabeza del auto.- ¡Marea roja, un perfecto camuflaje!- Reí sin poder evitarlo.
Eran unos gorillas descerebrados pero realmente eran increíbles personas.
- ¿A qué club iremos hoy?- Preguntó mi hermano rodeando a Emma con su brazo ganándose una mirada extraña por parte Walter, quién iba en el lugar de delante.
Donovan, quien yacía en las piernas de mi hermano me sonrió coqueto, lo que me hizo girar los ojos.
- ¿Quieres ir, Turbo?- Negué con la cabeza obsequiándole una sonrisa amistosa.
- Ella no puede, tiene que salir mañana temprano a la estación de autobuses.- Dijo mi hermano con tranquilidad.
Dallas, quien se mantenía en silencio miró a mi hermano por el espejillo frente a él.
- ¿Dejarás que vaya sola?- Preguntó Dallas con incredulidad.
- Ella no quiere que la acompañe.- Contestó mirándome con molestia.
- ¿Porqué no?- Preguntó Walter, observando a través de la ventanilla.
- No quiero que haga una escena en mitad del lugar.- Dije con tranquilidad.- Tiende a ser muy expresivo.- Continué, remarcando la palabra "Muy".
Todos rieron aligerando la situación.
- Realmente ustedes son como agua y aceite.- Mofó Donovan mientras Dallas estacionaba frente a mi casa.
- Adiós chicos, gracias por todo.- Dije antes de abrir la puerta, al hacerlo, me detuve en la puerta y miré a todos los presentes.-Bien, Donovan, nada de contraer ETS mientras no estoy; Walter, acepta de una vez que la pizza no es mejor que la hamburguesa; Emma, no te embaraces ni te operes los senos con ese extraño doctor de instagram del que hablaste; Dallas, si dejas que mi hermano consuma alguna mierda me regresaré a golpearte en el strudel, Wendell, deja de codiciar a la mujer ajena.- Miré al último con reproche mientras que él enarcaba una ceja y, sin más, cerré la puerta de la camioneta.
Avanzaron en la máquina y yo ingresé a la oscura casa para terminar de arreglar los últimos detalles del viaje ya que me sería imposible dormir esta noche y si me tomo la pastilla caeré como roca y tengo que estar en la estación a las 6 horas.
Walter en multimedia.
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TURBO.
Romance"Tú eres mi paz." SEGUNDO LIBRO DE LA BILOGÍA " CHICAS PESADAS" 1. Caos Perfecto. 2. Turbo. (No es necesario leer la primera parte para entender esta) Preciosa portada hecha por mis amigos de @CatEye_Editorial