CAPÍTULO 13

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Dallas me llevó cargada a mi habitación, donde me colocó en la cama y tomó mis manos sobre mi cabeza para que dejara de forcejear y plantó su cuerpo sobre el mío, dejándome inmóvil.

- Acordamos que no volverías a ser una idiota.- Murmuró con su frente contra la mía.

- No estoy siendo una idiota, me estoy defendiendo; no voy a permitir que haga conmigo lo que se le antoje.

- Turbo, escúchame ¿Bien?- Asentí y respiré para tranquilizarme.- Estás siendo muy fuerte, sabes que sí, pero golpearlo de esa manera solo lo hacías a otras personas cuando estabas tan drogada que no sentías los pies. No golpeaste nunca a tu hermano, estás sobrepasándote. Nada de lo que pudo decirte justifica eso.- Mis ojos se llenaron de lágrimas.

Había olvidado que ellos no entendieron lo que Wendell dijo.

Era el límite.

- ¡Me dijo que no podría sola porque soy una maldita inválida!- Grité para luego comenzar a sollozar sin control.

Él me miró con los ojos abiertos de par en par, mientras seguramente trataba de encontrar algo que decirme.

- Tranquila, amor.- Soltó mis manos y abrazó mi cuerpo mientras yo hacía lo mismo.- Turbo, si eso fuera cierto no estarías trabajando en un gran estudio a nivel nacional de las aguas.- Lo miré a los ojos mientras sorbía mi nariz.

- Ya no quiero que viva aquí.- Él asintió y justo cuando iba a decir algo, ingresó Miranda y cerró la puerta a sus espaldas con cerrojo para correr a la cama con nosotros y enterrar su cabeza entre mi cuerpo y el de Dallas.- ¿Qué te pasó?

- Walter y yo nos llevaremos a Wendell a un motel, Donovan se quedará aquí para acompañarlos. Lo traeremos cuando...

- No lo traigan.- Ella levantó la mirada y la posó sobre mí con confusión.- Que busque donde quedarse porque no quiero que ponga un puto pie en esta cabaña.- Ella asintió y miró a Dallas atentamente.

El moreno comprendió la indirecta y se quitó de encima de mí para recostarse a mi lado y que Miranda pudiera abrazarme con fuerza del cuello.

- No sé qué te habrá dicho pero estás en todo tu derecho de desahogar tu ira, no te sientas mal por no aceptar actitudes violentas.

Suspiré con cansancio y cerré los ojos mientras sentí el peso de Miranda fuera de la cama y Dallas me retiraba los zapatos y la camiseta dejándome en brasier deportivo y pantalón del mismo estilo a su lado.

- ¿Qué haces?- Pregunté con los ojos aún cerrados.

- No te faltaré el respeto, solo que hace mucho calor y estamos sudados como puercos así que pensé que...

- Está bien, tranquilo.- Le sonreí y él se acercó sin camisa y me abrazó mientras soplaba mi rostro para refrescarlo.

ˉ ¿Puedo preguntarte algo? - Asentí y él respiro profundo contra mi cabello.- ¿Te arrepientes de lo de anoche? Lo de dormir juntos y eso.

Me lo pensé un momento. Eso que pasó había provocado que mi hermano y tuviéramos problemas, pero la verdad a mí me gustó sentirme así de acompañada. Pensándolo bien, no fue culpa de lo que pasó noche, fue culpa de mi estúpido hermano y su estúpida escenita.

Tengo derecho a que me quieran, él miente.

- No me arrepiento, al principio sí, pero mentiría si te dijera que no me gustó. Hay psicópatas que no se arrepienten por matar gente ¿Por qué tendría que hacerlo yo?

Me miró con una sonrisa y besó mi frente con delicadeza.

- ¿Puede seguir sucediendo?- Lo miré un instante con el ceño fruncido y él  me dedicó una sonrisa.- Sé que suena raro, pero a mí también me gustó y no tuviste pesadillas así que creo que podríamos pasar estos días juntos para que no te golpee tanto la separación de Wendell.

Tenía razón, y ¿Para qué hacerme la tonta si se sintió tan bien despertar acompañada?

- Está bien, hagámonos compañía por las noches.- Me abracé a su abdomen y su respiración se tranquilizó para comenzar a acariciar mi cabello rizado.

Nos quedamos dormidos por lo que sentí que fue como una hora hasta que el ruido de su estómago me despertó de golpe.

- Dallas, oye.- Lo removí un poco y él  comenzó a abrir sus ojos lentamente. - ¿Tienes hambre?

Asintió lentamente y le sonreí con dulzura. 

- ¿Quieres que ordenemos una pizza? - Negó con la cabeza y yo ladeé un poco la mía.

- Vayamos a un lugar que encontré por ahí, es precioso. - Le ofrecí una sonrisa y me puse de pie para ir a hacia el baño; me di una ducha rápida y me coloqué la misma ropa que traía a pesar de que tenía algunas  manchas de la sangre de Wendell en mi vientre.

Cuando salí del baño, Dallas se encontraba secando su rizado cabello  vistiendo unos jeans y una camiseta con su nombre estampado detrás; una de las cosas que siempre me habían enloquecido de él, es su estilo relajado y casual de vestir, la manera en la que podía verse como alguien fresco y efímero como el viento.

Él siempre ha sido así, efímero, algo momentáneo que solo puedes ver de lejos antes de que vuelva a irse, como esas alucinaciones de oasis en mitad del desierto que muestran en las caricaturas  que me gustaba ver con Wendell en el orfanato.

Respecto a él, no me siento mal, al contrario, estoy agradecida con mi amiga por hacerme ver cómo eran las cosas; a lo mejor antes también me molestaba pero como él es mayor y yo no tengo a nadie, pero me hizo falta un empujón para darme cuenta que estaba viviendo por él y no por mí.

Dallas se acercó a mí y me llevó de la mano hacia el Uber que llamó unos momentos atrás.

Al llegar al restaurante y pagar al señor del Uber tomamos asiento en una preciosa mesa en la terraza con vista a la ciudad.

No puedo creer que recuerde que adoro la comida italiana.

— ¿Cómo te sientes?

— Bien, tranquila.

Me miró por unos instantes con seriedad y tomó aire lentamente.

— Cua-cuando te fuiste, tuvimos una discusión muy fuerte, en la que nos dijimos muchas cosas y me gustaría que supieras lo que pasó.— Esperé paciente que continuará cuando estuviera listo.— Cuando te fuiste con tu amiga, él enloqueció y comenzó a soltar improperios sobre ti a diestra y siniestra, eso me molestó, tuvimos un intercambio de palabras en la que le dije que no quería  patearle el trasero así que era mejor que se callara; él dijo que tú mataste a su papá y luego comenzó a decir que era mi culpa por hacerte creer que podría quererte, eso fue como un pellizco en los huevos. Me abalancé sobre él y comenzamos a forcejear y golpearnos hasta que los chicos nos separaron... Pero la pelea siguió y siguió hasta minutos antes que ustedes llegaran. Sólo quiero que sepas que yo te quiero mucho, podría decir u incluso mucho más que eso.— Mi sensible corazón dio un vuelco ante sus palabras. Él me quiere.— Y no voy a permitir que ni tú hermano te haga sentir que debes bajarte de ese altar en el que te tengo montada, y tú tampoco puedes ¿Bien?

Asentí sonriendo y limpiando las lágrimas traicioneras que me recorrían las mejillas y tomé su mano por encima de la mesa.

La velada transcurrió llena de bromas y risas, había olvidado lo bien que congeniábamos juntos desde siempre.

Al llegar a casa, nos recortamos en mi cama con la misma ropa y dormimos casi de inmediato sumidos en un abrazo que desearía tener toda mi vida.

Fue un día de locos, pero valió completamente la pena.



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⏰ Última actualización: Aug 13, 2021 ⏰

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