Dallas me llevó cargada a mi habitación, donde me colocó en la cama y tomó mis manos sobre mi cabeza para que dejara de forcejear y plantó su cuerpo sobre el mío, dejándome inmóvil.
- Acordamos que no volverías a ser una idiota.- Murmuró con su frente contra la mía.
- No estoy siendo una idiota, me estoy defendiendo; no voy a permitir que haga conmigo lo que se le antoje.
- Turbo, escúchame ¿Bien?- Asentí y respiré para tranquilizarme.- Estás siendo muy fuerte, sabes que sí, pero golpearlo de esa manera solo lo hacías a otras personas cuando estabas tan drogada que no sentías los pies. No golpeaste nunca a tu hermano, estás sobrepasándote. Nada de lo que pudo decirte justifica eso.- Mis ojos se llenaron de lágrimas.
Había olvidado que ellos no entendieron lo que Wendell dijo.
Era el límite.
- ¡Me dijo que no podría sola porque soy una maldita inválida!- Grité para luego comenzar a sollozar sin control.
Él me miró con los ojos abiertos de par en par, mientras seguramente trataba de encontrar algo que decirme.
- Tranquila, amor.- Soltó mis manos y abrazó mi cuerpo mientras yo hacía lo mismo.- Turbo, si eso fuera cierto no estarías trabajando en un gran estudio a nivel nacional de las aguas.- Lo miré a los ojos mientras sorbía mi nariz.
- Ya no quiero que viva aquí.- Él asintió y justo cuando iba a decir algo, ingresó Miranda y cerró la puerta a sus espaldas con cerrojo para correr a la cama con nosotros y enterrar su cabeza entre mi cuerpo y el de Dallas.- ¿Qué te pasó?
- Walter y yo nos llevaremos a Wendell a un motel, Donovan se quedará aquí para acompañarlos. Lo traeremos cuando...
- No lo traigan.- Ella levantó la mirada y la posó sobre mí con confusión.- Que busque donde quedarse porque no quiero que ponga un puto pie en esta cabaña.- Ella asintió y miró a Dallas atentamente.
El moreno comprendió la indirecta y se quitó de encima de mí para recostarse a mi lado y que Miranda pudiera abrazarme con fuerza del cuello.
- No sé qué te habrá dicho pero estás en todo tu derecho de desahogar tu ira, no te sientas mal por no aceptar actitudes violentas.
Suspiré con cansancio y cerré los ojos mientras sentí el peso de Miranda fuera de la cama y Dallas me retiraba los zapatos y la camiseta dejándome en brasier deportivo y pantalón del mismo estilo a su lado.
- ¿Qué haces?- Pregunté con los ojos aún cerrados.
- No te faltaré el respeto, solo que hace mucho calor y estamos sudados como puercos así que pensé que...
- Está bien, tranquilo.- Le sonreí y él se acercó sin camisa y me abrazó mientras soplaba mi rostro para refrescarlo.
ˉ ¿Puedo preguntarte algo? - Asentí y él respiro profundo contra mi cabello.- ¿Te arrepientes de lo de anoche? Lo de dormir juntos y eso.
Me lo pensé un momento. Eso que pasó había provocado que mi hermano y tuviéramos problemas, pero la verdad a mí me gustó sentirme así de acompañada. Pensándolo bien, no fue culpa de lo que pasó noche, fue culpa de mi estúpido hermano y su estúpida escenita.
Tengo derecho a que me quieran, él miente.
- No me arrepiento, al principio sí, pero mentiría si te dijera que no me gustó. Hay psicópatas que no se arrepienten por matar gente ¿Por qué tendría que hacerlo yo?Me miró con una sonrisa y besó mi frente con delicadeza.
- ¿Puede seguir sucediendo?- Lo miré un instante con el ceño fruncido y él me dedicó una sonrisa.- Sé que suena raro, pero a mí también me gustó y no tuviste pesadillas así que creo que podríamos pasar estos días juntos para que no te golpee tanto la separación de Wendell.
Tenía razón, y ¿Para qué hacerme la tonta si se sintió tan bien despertar acompañada?
- Está bien, hagámonos compañía por las noches.- Me abracé a su abdomen y su respiración se tranquilizó para comenzar a acariciar mi cabello rizado.
Nos quedamos dormidos por lo que sentí que fue como una hora hasta que el ruido de su estómago me despertó de golpe.
- Dallas, oye.- Lo removí un poco y él comenzó a abrir sus ojos lentamente. - ¿Tienes hambre?
Asintió lentamente y le sonreí con dulzura.
- ¿Quieres que ordenemos una pizza? - Negó con la cabeza y yo ladeé un poco la mía.
- Vayamos a un lugar que encontré por ahí, es precioso. - Le ofrecí una sonrisa y me puse de pie para ir a hacia el baño; me di una ducha rápida y me coloqué la misma ropa que traía a pesar de que tenía algunas manchas de la sangre de Wendell en mi vientre.
Cuando salí del baño, Dallas se encontraba secando su rizado cabello vistiendo unos jeans y una camiseta con su nombre estampado detrás; una de las cosas que siempre me habían enloquecido de él, es su estilo relajado y casual de vestir, la manera en la que podía verse como alguien fresco y efímero como el viento.
Él siempre ha sido así, efímero, algo momentáneo que solo puedes ver de lejos antes de que vuelva a irse, como esas alucinaciones de oasis en mitad del desierto que muestran en las caricaturas que me gustaba ver con Wendell en el orfanato.
Respecto a él, no me siento mal, al contrario, estoy agradecida con mi amiga por hacerme ver cómo eran las cosas; a lo mejor antes también me molestaba pero como él es mayor y yo no tengo a nadie, pero me hizo falta un empujón para darme cuenta que estaba viviendo por él y no por mí.
Dallas se acercó a mí y me llevó de la mano hacia el Uber que llamó unos momentos atrás.
Al llegar al restaurante y pagar al señor del Uber tomamos asiento en una preciosa mesa en la terraza con vista a la ciudad.
No puedo creer que recuerde que adoro la comida italiana.
— ¿Cómo te sientes?
— Bien, tranquila.
Me miró por unos instantes con seriedad y tomó aire lentamente.
— Cua-cuando te fuiste, tuvimos una discusión muy fuerte, en la que nos dijimos muchas cosas y me gustaría que supieras lo que pasó.— Esperé paciente que continuará cuando estuviera listo.— Cuando te fuiste con tu amiga, él enloqueció y comenzó a soltar improperios sobre ti a diestra y siniestra, eso me molestó, tuvimos un intercambio de palabras en la que le dije que no quería patearle el trasero así que era mejor que se callara; él dijo que tú mataste a su papá y luego comenzó a decir que era mi culpa por hacerte creer que podría quererte, eso fue como un pellizco en los huevos. Me abalancé sobre él y comenzamos a forcejear y golpearnos hasta que los chicos nos separaron... Pero la pelea siguió y siguió hasta minutos antes que ustedes llegaran. Sólo quiero que sepas que yo te quiero mucho, podría decir u incluso mucho más que eso.— Mi sensible corazón dio un vuelco ante sus palabras. Él me quiere.— Y no voy a permitir que ni tú hermano te haga sentir que debes bajarte de ese altar en el que te tengo montada, y tú tampoco puedes ¿Bien?
Asentí sonriendo y limpiando las lágrimas traicioneras que me recorrían las mejillas y tomé su mano por encima de la mesa.
La velada transcurrió llena de bromas y risas, había olvidado lo bien que congeniábamos juntos desde siempre.
Al llegar a casa, nos recortamos en mi cama con la misma ropa y dormimos casi de inmediato sumidos en un abrazo que desearía tener toda mi vida.
Fue un día de locos, pero valió completamente la pena.
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TURBO.
Romance"Tú eres mi paz." SEGUNDO LIBRO DE LA BILOGÍA " CHICAS PESADAS" 1. Caos Perfecto. 2. Turbo. (No es necesario leer la primera parte para entender esta) Preciosa portada hecha por mis amigos de @CatEye_Editorial