XXVIII. Heredero

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Lorcan Nott

Moscú, veinte años después...

Un auto se había estacionado frente a la puerta principal del Hotel-Casino de los Malfoy

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Un auto se había estacionado frente a la puerta principal del Hotel-Casino de los Malfoy.
Tío Draco había preparado una alfombra roja para esta fiesta.
Y haciéndose esperar, la puerta se abrió lentamente.
Edward por fin estaba aquí.
Ese muchacho es realmente un príncipe.
Tiene todo el porte elegante que su madre poseía.
Digno hijo de una reina.
De facciones bellísimas y duras a la vez.
Sus ojos eran réplicas de los míos.
Su mirada fría se posaba en todos los que lo rodeaban.
El cabello largo y ensortijado solo hacía embellecerlo.
Lo llevaba justo como yo lo había hecho alguna vez.
Un muchacho precioso.
Nadie podía compararse con él.
Alto y sofisticado.
Este era mi hijo.
_Bienvenido a casa, hijo.
Yo sabía que él se culpaba por la muerte de su madre.
Y sabía que me detestaba por el hecho de haberlo concebido y luego haberlo alejado.
Pasó de largo hasta el recibidor mirándome con desprecio por el rabillo de sus ojos.
_Edward...
La inconfundible voz de la tía Mione lo recibió con dulzura.
_es hora de que todos conozcan a nuestro príncipe americano.
El precioso muchacho abrazó con cariño a su abuelo quien lo envolvió paternalmente en sus brazos.
Su abuela dejo dos cariñosos besos en sus mejillas y lo condujo al pequeño escenario.
Edward sonrió ampliamente dejando ver un par de hoyuelos que no hacían más que enmarcar una sonrisa encantadora.
Sin duda tenía la belleza de su madre.
Ese jovencito era el nieto consentido de tía Mione y Draco.
El orgullo de sus abuelos y mío, aunque no me lo mereciera.
El tesoro que su madre me había dejado y que nunca pude cuidar.
Sé que él envidiaba a su hermana Vanya. La odiaba con todo su corazón, lo sabía porque lo había escuchado mientras destrozaba su propio despacho en medio de una crisis.
Tenía quince años cuando dejó salir todo el odio que sentía hacia mí y hacia su hermana.
_al único al que puedo ver cómo mi padre es a tí... Mi familia está rota desde que nací. Mi padre nunca estuvo conmigo, mi madre... Yo la maté, soy un asesino. ¡Todo lo que toco se destruye! ¡Envidio a Vanya porque tiene una familia! ¡Mi padre la ama, y a mí no quiso verme ni una sola vez! ¡Ella puede darle un beso a su madre y decirle cuánto la ama todos los días! ¡Yo no puedo, porque no la conozco y está muerta! ¡Yo odio a mí padre por todo lo que me ha hecho pasar! ¡Lo odio!
_Edward, tienes que calmarte. Solo estás haciendote más daño; Lara no estaría nada contenta
_Quiero saber más de mi madre; quiero sentirla cerca, tío. Ya no quiero sentirme solo. Quiero saber si al menos ella me quiso...
Lo escuché llorar.
Yo también la extrañaba.
Yo también me culpaba de su muerte.
Supe que había herido profundamente a mí hijo.
Podía ver ahora su resentimiento hacia mí.
Quise ir y abrazarlo pero sabía que eso solo lo empeoraría.
Tenía razón de odiarme.
Yo le había arrebatado a su madre cuando puse mi semilla en ella.
La condené a elegir entre ella y Edward.
Yo apagué la vida de Lara.
Mi Reina Rusa ya no estaba más.
Y en su lugar solo había quedado un príncipe roto.
Mi nueva familia y yo éramos la razón por la que mi hijo no quería pisar el continente.
Él detestaba Europa por mi causa.
Por Roxanne y por Vanya.
Puedo asegurar que él era capaz de matarlas.
Su mirada destilaba odio.
¡¿Cómo un rostro tan dulce podía ocultar algo tan nocivo y cruel?!
Hoy cumplía veinte años.
El niño de ondulados cabellos chocolate y mirada anhelante, aquel pequeño de ojos tristes cumplía años.
El heredero americano cumplía hoy dos décadas.
_así que el bastardo decidió aparecer...
Esa maldita voz.
Jamás debí contarle...
_mantén la boca cerrada, Roxanne.
_ojalá todos se enteraran quién es su padre.
_¿Por qué? ¿Qué ganas con eso? ¿Por qué detestas tanto a mí hijo?
_Desde que su madre te alejó de mí la detesté, por quitarme tu amor y ahora que no está ella solo me queda traspasarlo a su bastardo. Tener un rostro precioso no le quita lo indigno que es.
_sigue hablando Roxanne, sigue hablando y te quedarás sin nada. Ni siquiera Vanya verá un solo euro de mi parte.
_no me amenaces, Lorcan
_entonces cierra la boca, si no quieres que la mimada de nuestra hija sufra las consecuencias.
Roxanne salió hechando humo.
Y sí.
Pude ser un cabrón egoísta al no hacerme cargo de mi hijo.
Pero también podía ser el mismo cabrón hijo de puta para frenarle los pies a la arpía que tenía como mujer.
No podía dejar que intentase humillar a la única prueba viva de mi felicidad con Lara.
A un hijo que si fue concebido con amor.
_¡Bienvenidos seáis todos a esta celebración!
Socios americanos, rusos, alemanes y demás estaban en el casino reunidos.
Los socios de la Bratva e incluso los de Sirius.
Todos morían de curiosidad por saber el motivo de tanta celebración.
_esta es una buena razón para brindar.
Todos alzamos nuestras copas.
_y es que hoy mi nieto cumple veinte años.
La gente empezó a cuchichear.
No habían nietos de Draco que encajase con esa descripción.
Los hijos de Scorpius y Luka estaban entre los diez y doce años y el único bebé de Vera tenía dos años.
Todos conocían a los niños Malfoy, menos a uno.
_os preguntaréis como es eso posible... Hace veinte años, Lara, mi preciosa nena partió de este mundo. Pero me dejó lo más preciado que pude tener alguna vez después de mis propios hijos...
La tía Mione lloraba silenciosamente del brazo de Scorpius.
_esta es la primera vez que mí pequeño diamante está en Rusia. En el país que vio nacer a su madre y que siempre que él quiera puede llamar su hogar.
Mi hijo mira todos con la elegancia digna de un monarca, sin mostrar ninguna emoción.
Justo como lo hacía su madre.
_dadle la bienvenida a nuestro príncipe americano, el señor Edward Malfoy.
Todos los asistentes estallaron en aplausos hacia él.
Escuchaba suspiros de las chicas.
Mas el muchacho lucía imperturbable con esa encantadora sonrisa.
_Es un honor para mí estar aquí por primera vez.
Su acento ruso era impecable.
Ya en alemán su voz era grave, en ruso sonaba imponente.
Vera y Scorpius habían hecho un excelente trabajo con él.
_gracias a mis abuelos y a mis tíos que estuvieron siempre para mí. Es gracias a ellos que soy lo que soy, y es por ellos y por mí madre que sigo con el negocio familiar al otro lado del océano. Espero seguir así y que cosas mejores se vengan siempre.
Draco alzó su chupito de vodka.
_a tu salud.
_¡A tu salud!
Todos se llevaron los chupitos de vodka a los labios y los vaciaron de un sólo trago.
Este era el príncipe, el heredero.
Él seguiría con el legado de Lara...

Russkaya Koroleva || Reina RusaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora