XXIV. Un instante de felicidad

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Lara Malfoy

Con todo lo de mi relación con Lorcan aclarado sentía que ni siquiera mi distanciamiento con Scorpius podía opacar mi felicidad.
Tenía socios y muchos proyectos para concretar.
Todo salía a pedir de boca.
Mis viajes al interior de Estados Unidos no eran más que para ampliar mis dominios y lo estaba logrando con rapidez.
Aunque claro, tenía a Scorpius tras de mí.
Y fue en uno de esos viajes que el cansancio empezaba a pararme factura.
_de verdad pienso que deberías dejárselo a Lorcan o a mi.
_no, Vera. Tengo que hacerlo yo.
_ya... Pero te ves muy cansada. Y no creas que no me doy cuenta de tus constantes mareos.
_te aseguro que estoy bien, enana
_¿al menos llamaste a Lorcan?
_si. Ya sabes cómo es de sobreprotector.
_tú al menos puedes hablar con él. Andrey y yo lo tenemos difícil ahora que ha tenido que ir a Londres.
_no es para...
Ni siquiera pude terminar de decirle lo que pensaba porque el aire empezó a escasear y todo se volvió negro.

Vera Malfoy

_¡Lara! Maldición...
Llevé como pude a mí hermana a la cama del hotel.
Qué pesada estaba.
Menos mal se había desmayado dentro de la habitación o hubiera sido muy díficil llevarla a cuestas.
Busqué en el cuarto de baño el botiquín que siempre cargabamos.
Revolví entre las cosas y encontré lo que buscaba.
Una pequeña botellita de alcohol y algodón.
Empapé una buena bolita de algodón con el alcohol y lo acerqué a la nariz de mi hermana.
Ojalá reaccione pronto.
No me estaba gustando nada ese semblante enfermo en ella.
Luego de unos cuantos intentos reaccionó.
La ayudé a incorporarse en la cama.
_¿Qué pasó?
Su voz somnolienta iba demasiado acorde a su semblante cansado.
_te desmayaste.
_ya...
_es la segunda vez esta semana. ¿Qué es lo que pasa?
_no es nada, debe ser el cansancio
_¡Larissa Malfoy! No insultes mi inteligencia, sé que algo te pasa y no quieres decirme.
_te lo juro Vera, no sé qué pueda ser...
_pues tendremos que aprovechar que todos en Manhattan mueren por complacerte para hacer un par de exámenes. No te puedes dar el lujo de enfermarte.
_oh vamos, no exageres
_no exagero. Tienes que cuidarte y...
_Verónika, basta. Estoy bien, ya verás que sí.
Y aunque mi hermana seguía de terca, otra vez volvió a desmayarse y no me importaron sus protestas, exigí que le hicieran un exámen para descartar cualquier cosa.
Además, Lorcan tenía que saber que ella no estaba bien.
_¿Y ya tienes resultados?
_no aún. En la clínica nos dijeron que los tendríamos en unas horas.
_en cuanto los tengas avísame, ¿Sí?
_descuida. Lo haré.
Corté la comunicación y me volví en espera de los resultados.
_Vera, mejor ya vámonos. Estoy realmente cansada y aburrida, solo quiero subirme a ese avión y volver a casa.
_no seas impaciente, Lara. Pueden estar listos en cualquier momento.
La escuché bufar y luego arrugar la nariz.
_¿Qué sucede?
Mi hermana pasó de mi y salió disparada hacia los servicios higiénicos.
_maldicion Lara...
Fui tras ella y la encontré inclinada hacia uno de los retretes.
La saqué del cubículo y le refresqué la cara.
Con debilidad ella se enjuagó la boca.
_¿Y dices que no es nada?
Así con mi hermana demasiado cansada salimos a la sala de espera.
El médico nos llamó a su consultorio y nos entregó los resultados.
No entendía muy bien lo que decía.
_¿Podría explicarnos qué significa todo eso que ha dicho?
Lara estaba ansiosa.
Ya no podía ocultarlo.
_bien, en términos más simples... Hay un embarazo de unas pocas semanas en curso.
Me volví a ver a mi hermana.
Y ella simplemente tenía los ojos muy abiertos y una sonrisa tonta que se extendía por su pálido rostro.
_¿Estoy embarazada? ¿De verdad?
Se escuchaba la emoción en la voz de mi hermana.
En cuanto Lorcan supiera ¡iba a flipar!
_así es señorita, y está usted muy débil. Hay un ligero cuadro de anemia que se tiene que corregir.
Un bebé... ¡Mi hermana iba a tener un bebé!
Esto tenían que enterarse todos.
La familia se extendía.
Aunque...
Oh pobre de Lorcan.
Mi padre querrá matarlo.

...

Lorcan Nott

Padre... ¡Iba a ser padre!
En cuanto llegaron no hice más que cuidar de Lara hasta caer en extremos.
Sé que le molestaba en sobremanera pero no podía evitar querer tenerla entre algodones todo el tiempo.
Como si de una muñeca de cristal se tratase.
_no exageres Lorcan, por favor.
_tienes que entenderme Lara, es nuestro primer hijo y siempre voy a querer protegeros a ambos.
_eres un dulce pero ya... Necesito hacer mis cosas con normalidad, después de todo soy la reina rusa ¿No?
_lo sé, chica ruda...
No iba a negar que estaba eufórico con la noticia pero me preocupaba verla tan cansada.
_¿Cuando dices que es la próxima cita?
_en dos semanas. Estoy ansiosa por que me hagan la primera ecografía.
La ví ponerse de pie muy contenta hasta que sus facciones se pintaron de pánico.
_¿Lara?
_duele...
Se llevó las manos al vientre y entonces entendí qué pasaba.
Ella estaba sangrando.
Me importó un bledo todo. La cargué hasta el auto y empecé a conducir como loco hasta el hospital.
No podía perder a nuestro hijo ni tampoco iba a dejar que Lara se desangrase de esa manera.
_Lorcan... Tengo miedo.
_tranquila, preciosa. Estaréis bien, ya casi llegamos.
Salí gritando por ayuda y en seguida vinieron a verla.
No esperaron ni un minuto y la pusieron sobre la camilla.
_Lorcan...
_vas a estar bien.
La ví desaparecer tras las puertas de urgencias.
No esperé más y llamé a Vera para contarle.
No pasó ni una hora y la tenía sentada a mi lado.
_mis padres saldrán de Moscú en unas horas más.
Asentí con aire ausente.
¡Mierda!
Me moría de miedo.
Si alguien no salía a darme noticias de Lara empezaría a gritarle a todo el mundo.

...

_es una felicidad que no va a durar mucho Lara. No vas a vivir para contarlo, no vas a ver crecer a tu hijo si decides continuar con el embarazo.
Escuchar al médico decir eso fue un baldazo de agua fría.
Era ella o el bebé.
Todo había sido perfecto por un momento.
Luego ese instante acabó.
No quería perderla.
No podía perderla...

Russkaya Koroleva || Reina RusaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora