Capítulo 14.

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El día recién comenzaba y dos adolescentes se encontraban en la azotea del edificio 1, un lugar tranquilo y alejado del resto de movimiento estudiantil.

—¿Puedes dejar de verme así? —la mirada azulina de la rubia lo comenzaba a incomodar —no puedo creerlo, de haber sabido que Asuma no vendría, me hubiera quedado en casa —bufó molesto.

—Deja de cambiar el tema y ya dime lo que quiero saber, Uchiha —el azabache sólo pudo desviar la mirada.

—No sé qué quieres que te diga, mujer.

—¿Qué pasó con el profesor?, y ¿por qué traes esos golpes? —el tono de voz fue disminuyendo —no tienes idea de cómo me sentí al verte llegar, ayer no me marcaste y hoy estás todo golpeado... —con una mano temblorosa acarició la mejilla del chico.

Sasuke sabía que su amiga estaba preocupada, pero le daba algo de vergüenza relatar lo sucedido, desde la segunda humillación que le hizo pasar Naruto hasta la pelea con Fugaku.

—Él te hizo esto, ¿verdad? —más que una pregunta, era una afirmación.

Ino era consciente del constante abuso que sufrían en la casa Uchiha y del como la madre de su mejor amigo no parecía querer hacer algo al respecto. Le dolía, pero sabía que desde su posición no podía hacer la gran cosa, a lo mucho brindarles el apoyo necesario.

—Llegué tarde a casa, apenas abrí la puerta y lo primero que recibí fue un golpe de él, luego se puso a insultarme y recordarme que soy una aberración.

—Odio que ese miserable siga en tu casa, creí que después de lo de Itachi, tu madre recapacitaría —que entendiera la situación no le hacía limitarse a decir lo que pensaba al respecto.

—Yo también lo pensé, pero incluso creo que se aferró más a ese hombre —Uchiha tenía la pequeña esperanza de que hace 4 años cuando su hermano mayor decidió irse de la casa, Mikoto se diera cuenta que su padre era una persona sumamente violenta y sólo la estaba alejando de sus hijos, por desgracia las cosas no cambiaron y la mujer le seguía siendo fiel en todos los aspectos a su marido.

—Hay algo que no lo entiendo, cariño. Si ayer estabas con el profesor de música y si ya era tarde, ¿por qué no fuiste a mi casa?, le hubiéramos avisado a Mikoto.

—Y eso iba a hacer, pero... —ahora venía la peor parte —Naruto me llevó a su casa, la cual está bastante lejos de la mía.

—¿Es que acaso el muy idiota no pudo llevarte a la tuya? —la actitud de la chica se estaba volviendo cada vez más hostil.

—Discutimos —habló en un tono muy bajo.

—¿Otra vez? —el silencio del moreno le daba mala espina —¿qué pasó, Sasuke? —preguntó firme.

—Si lo dejamos en palabras simples, para él sólo soy un chico de diecisiete años que le abre las piernas al primer cabrón que se le cruza. Ah, y no soy alguien que este a la "altura" para ser su pareja —recordar lo que le había dicho el mayor, seguía doliendo.

La blonda sólo pudo apretar los puños de coraje.

—¿Prefieres que parezca un accidente o que haya sido intencional? —lo mencionó como si fuera la cosa más casual del mundo.

—Creo que prefiero hablar con tu madre, debemos quitarte esos libros de asesinos seriales, ya.

—¡Oye! —se quejó ofendida.

Uchiha soltó una leve sonrisa por la infantil actitud de su amiga.

—Vamos, la clase de Iruka no tarda en comenzar —se levantó primero para después darle la mano a la chica y ayudarle a pararse.

Querido profesor (NaruSasu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora