Capítulo 18.

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—¡Arriba enamorados! —sin cuidado abrió las cortinas, permitiendo que la luz iluminará la habitación.

—Joder, Deidara —trató de cubrirse el rostro con una de sus manos, fallando en el intento.

El azabache sólo se pegó más al cuerpo del blondo, negándose a abrir los ojos.

—Nadie los manda a coger como conejos, y me importa un rábano si tú —apuntó a su hermano menor —y tú —dirigió su dedo al pelinegro —no tienen que ir al instinto, el día de hoy me ayudarán a recoger esta casa, ¡y no quiero excusas!

Algunos días habían pasado desde que Sasuke se estaba quedando en casa de los Namikaze, la convivencia con los hermanos era bastante alegre, y el Uchiha se había acoplado a ellos bastante rápido.

Pese a no estar en su casa, Sasuke sentía aquel lugar como su verdadero hogar, tenía a Deidara que se había comportado como un hermano mayor, seguía coqueteando con él, pero ahora lo hacía más por joder a su hermano que por intentar algo y claro estaba Naruto, con quien convivía la mayor parte del tiempo, tardes de películas y noches de pasión era lo que disfrutaban.

Los días pasaban con lentitud para la pareja aún no oficial, pero cualquiera que los viera podía ver esa química tan única.

—Para, dobe —Sasuke intentó cubrirse de los ataques de Naruto, quien tenía por arma una manguera.

—¡Tú iniciaste, teme! —señaló su cabello repleto de jabón —ahora paga las consecuencias.

El rubio no lo pensó más y se abalanzó sobre el menor, quien intentó huir.

Risas e insultos eran lo que se oía por todo el patio. Hubo un punto en donde Uchiha dejó de correr y Naruto aprovechó para estrecharlo entre sus brazos.

Un mal paso y ambos terminaron en el húmedo césped.

—Te juro que tú eres el que parece un crío aquí —el azabache acarició el rostro del mayor con la yema de sus dedos.

—Pero sólo contigo lo soy —besó con dulzura al chico.

También era verdad que en esos días, la coraza que había creado el ojiazul se iba cayendo poco a poco, y cada vez se mostraba más cariñoso, como en esos momentos.

—En verdad que ustedes no tienen remedio... —Deidara apareció con un par de limonadas, pero al verlos tan concentrados decidió no interrumpirlo y mejor ir a ver una pelicula, total la casa ya estaba limpia y todos merecían un descanso.

Luego de darse un cariño por unos minutos, se pusieron de pie y se acercaron a las bebidas que había dejado el hermano de Naruto.

—Oye Naru, tengo que ir a casa... —bebió un poco del refrescante líquido.

—No.

—Venga, necesito decirle a mamá que estoy bien —suspiró, tarde o temprano tenía que ver a la mujer que le dio la vida.

—Pero Ino ya le habrá avisado —tomó al moreno por la cintura, negándose a dejarlo marchar.

—Quiero que lo sepa por mí, sólo serán un par de horas... no tardaré —beso la mejilla del rubio, intentando calmarlo.

—Entonces, yo te llevaré —lo llevó hasta la sala.

—No necesito una niñera, soy lo suficientemente grande para ir, además ya tengo mi moto —se cruzó de brazos y miro al contrario con una ceja alzada.

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⏰ Última actualización: Nov 08, 2021 ⏰

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Querido profesor (NaruSasu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora