Capítulo 08

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Desde el viernes en la mañana, Yuta y Taeyong se habían saltado sus clases para planear la fiesta. Cuando Johnny se les unió por la tarde, el par apenas había resuelto donde comprar los vasos, por lo que el estadounidense tuvo que ayudarlos con el resto, habiendo planeado la más grande y desastrosa fiesta en la vida del más alto.

El sábado por la tarde, los tres se dividieron para hacer las compras. A Johnny le correspondía la tarea más sencilla, pero más tediosa: la comida.

Para encontrar las cantidades que necesitarían, tuvo que acudir a varios restaurantes y una pizzería, por lo que fue el último en llegar a casa del japonés.

Aunque lo esperaba, no dejó de sorprenderle lo que encontró al llegar.

Taeyong andaba sin camisa ya, llevando la delantera en algún juego de cartas.

Por su lado, Yuta bailaba sensualmente para todos al centro de una pista de luces que habían instalado.

Más de la mitad de la universidad estaba ahí, incluso personas que el japonés ni siquiera conocía. Eso último lo supo cuando algunos invitados se habían acercado a saludarlo y felicitarlo por su cumpleaños, recibiendo un "¿quién eres?" por parte del anfitrión. Afortunadamente, ninguno se había ofendido, en su lugar, pensaron que se trataba de una de las típicas bromas del chico.

Entre el gentío, reconoció a algunos de sus compañeros, con quienes charlaba animadamente antes de iniciar una nueva conversación con alguno otro.

Incluso encontró al chico Mark, que iba acompañado de un grupo de amigos.

Se dio cuenta de que Taeyong no lo había notado, pues yacía acostado en una mesa con un camino de sal desde su pecho a su ombligo y un limón encima de su pelvis, con una fila impaciente para realizar el reto. Pero definitivamente, el menor sí lo había visto, pues no dejaba de dedicarle miradas que iban desde la diversión, hasta la decepción.

En algún momento, volvió a encontrarse con Yuta, quien se dirigió a él con pasos torpes, la camisa desabrochada, un montón de collares de perlas falsas colgando de su cuello y una corona

- Amigo – hipó – ven, tienes que jugar esto –

- ¿Qué es? – preguntó dudoso, dejándose guiar por el otro.

- Un juego que te emborracha – le dedicó una sonrisa tonta – tienes que usar un bate –

- Suena divertido – mintió – pero antes tengo que ir al baño –

- Johnny – canturreó – no estarás pensando en escapar de mí, ¿verdad? –

- No lo haría – volvió a mentir – sólo quiero orinar –

- Bien – señaló a las escaleras – es seguro que el baño de mi habitación no está ocupado. Puedes pasar, hermano – dijo palmeando su hombro antes de comenzar a aullar para dirigirse nuevamente a la multitud, la cual lo recibió de igual manera.

Decidió que podría usar la cama del japonés un rato para acostarse a ver su teléfono, por lo que se dispuso a encontrar su habitación.

La primera puerta, era del cuarto de sus padres. Lo supo en cuanto vio la foto de los adultos sobre en buró junto a su cama.

La siguiente estaba ocupada por una pareja que mantenía una acalorada sesión de besos, por lo que se disculpó, antes de dirigirse a la tercera habitación.

Abrió la puerta con cuidado, encontrando algo que de verdad no esperaba.

Era una habitación grande, limpia y bonita, pero definitivamente no tan bonita como el chico que se encontraba sentado en la cama con la vista en su celular y un montón de libros rodeándolo.

El desconocido lucía un par de años más joven que él, tenía el cabello castaño y unas hermosas facciones. Sin embargo, no tenía una vestimenta propia para la ocasión.

Se dio cuenta de que llevaba mucho tiempo observando cuando el chico habló sin girarse a verlo.

- Entras o sales, pero cierra la puerta – ordenó sin inmutarse.

Definitivamente entro, pensó antes de cerrar tras de sí

- ¿Qué tal? – saludó dando una mirada rápida a la habitación.

- Nada nuevo – suspiró pesado, tecleando un par de cosas en su celular – sólo estudiaba – palmeó con su mano el libro a su lado.

Johnny lo miró aún más extrañado.

¿Estudiar?

- Debes estar perdido – inquirió el menor, aún ignorando su presencia.

- Algo así – admitió.

- Yuta debe estar muy borracho –

- Y que lo digas – negó divertido - ¿cómo lo sabes? –

El otro suspiró cansado.

- Porque – giró a verlo – no hay otra forma en que mi hermano haya dejado a alguno de sus amigos entrar a mi habitación –

¿Qué?

- ¿T-tú eres su hermanito? –

- Su bebé – asintió con una sonrisa satisfecha – al menos así me llama él –

- Siento mucho haber entrado así a tu habitación – se disculpó sinceramente – estaba buscando la de tu hermano –

- Es la de al lado – indicó, señalando la habitación que tenía la pareja dentro – pero está bien –

Johnny buscó otra cosa que ver que no fueran esos brillantes ojos bajo las gafas.

- Y, ¿qué estudiabas? –

El menor frunció el ceño, girando su vista a los libros.

– Física – respondió con pesadez.

- Oh – extendió su mano - ¿puedo? –

El chico lo miró extrañado, entregándole su cuadernillo a medio contestar.

– Adelante –

Johnny lo tomó y comenzó a leer, haciendo uno que otro sonido de afirmación entre cada problema.

- ¿Entiendes algo? – preguntó finalmente el dueño de la casa.

- Todo – sonrió – me gusta la física –

- ¿En serio? – bufó – yo la odio –

- Es porque no la entiendes – le extendió nuevamente el cuaderno - ¿necesitas ayuda? –

- ¿Puedes? – hizo una mueca – no quiero molestarte. La fiesta suena algo alocada –

- Precisamente – afirmó – estaba escondiéndome de tu hermano –

- Oh – se hizo a un lado, dejando espacio al otro para que se sentara – entonces no será problema – palmeó el lugar libre.

Johnny se acercó a pasos decididos, tomando el primer libro.

Acabarían con el cuadernillo esa misma noche, o dejaría de llamarse Johnny Suh.

Cierto.

- Me llamo John – se presentó, ofreciendo su mano para un apretón – Johnny Suh –

- Donghyuck – aceptó la mano del otro – pero puedes llamarme Haechan –

Publico dos capítulos por que no me acordaba que actualizaba hoy 😬 sorry.

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