Capítulo 21

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Mark y Donghyuck estaban sentados cabizbajos, escuchando a un furioso SiCheng gritarles lo irresponsables que habían sido mientras caminaba de un lado a otro.

- ¿Tienen idea de lo que pudo haber pasado? –

- ¿Una noche inolvidable? – bromeó Donghyuck inoportunamente, haciendo reír al azabache junto a él.

- Un incendio aún más grande – corrigió molesto.

- ¿Olvidarías un incendio? – siguió el moreno, tratando de aguantar la risa.

- Te crees muy gracioso, ¿no? – entrecerró los ojos – veremos que opinan tus padres al respecto. ¿Crees que les gustará saber que el niño trofeo se metió en problemas? –

La amenaza hizo al menor guardar silencio asustado, mirando nuevamente al piso.

- Disculpa – llamó Mark, en orden de defender a su nuevo amigo – estábamos en un jardín. Era poco probable que se hiciera más grande. Y si lo hacía, nadie saldría herido. Sólo un par de daños materiales –

- Mark, ¿no? – se cruzó de brazos – Mark Lee –

Éste lo miró confundido y tragó duro.

- ¿S-sí? –

- Vi tu solicitud de beca – recordó - excelentes calificaciones, innumerables horas de labor social y reconocimientos del programa de talentos del estado – negó, chasqueando la lengua – es una lástima. A la universidad le habría caído muy bien un estudiante como tú –

El azabache lo miró con los ojos llenos de súplica por segundos antes de agachar la cabeza de nuevo y no decir nada más. Quería llorar.

- SiCheng – llamaron tras él – déjalos ir –

El chino giró hacia la voz, encontrando a la terna caminando hacia ellos.

- Lo que me faltaba – rió molesto - ¿conocen a estos chicos? –

- Es mi hermano – señaló el japonés – y mi amigo –

- Supongo que tiene sentido –

Eso había dolido más de lo que había pretendido.

- Vamos, cielo – susurró Taeyong, levantando a su lagrimoso novio con cuidado – te llevaré a casa –

- Hyuck – Johnny tomó su mano – vámonos –

- Van a quitarle la beca a Mark – dijo preocupado, caminando junto al otro.

- Hablaremos de eso en casa – sentenció el mayor antes de que el par restante pudiera escuchar más.

SiCheng los observó alejarse y mordió su lengua. Se sentía terriblemente culpable, pero no había forma de retirar lo dicho.

- Sentimos mucho lo que pasó – habló el japonés, llamando su atención de nuevo – ellos no debían hacer eso. Sólo querían protegerme –

- ¿Protegerte de qué? – preguntó irritado. 

- De la humillación pública – obvió – todo el mundo me miraba. Ellos sólo querían llamar la atención para que yo pudiera salir de ahí –

- ¿Llamar la atención? – manoteó al aire – Yuta, pudieron provocar un accidente –

- Lo sé – admitió – lo siento, mucho –

SiCheng lo miró exasperado.

- ¿Sabes qué es lo más ridículo de la situación? – el otro negó – yo estaba esperando a que me invitaras – resopló – esperé a que lo hicieras por dos días. Incluso vine solo, Yuta. Yo habría dicho que sí –

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