Habían pasado toda la tarde sembrando una larga hilera de árboles. Yuta y Taeyong habían apostado para ver quién plantaba más.
El segundo llevaba la delantera, pero eso se debía a que había coqueteado con la mitad de los asistentes, así que ellos hicieron la mitad del trabajo por él.
Por su lado, Yuta tampoco había estado solo.
Una chica bajita se había mantenido a su lado en todo momento, haciéndolo reír. Genuinamente le había caído bien, y le agradaba que fuese la única que no lo miraba como lo hacía el resto.
- Chicos – habló SiCheng, con ayuda de un megáfono – ya casi terminamos. Están haciendo un excelente trabajo –
Todos exclamaron en celebración, realizando sus labores con más entusiasmo que antes.
Durante su conversación con la chica, Yuta pudo ver a espaldas de esta como un par de tipos (a los que llamaremos Idiota e Imbécil, para evitar confusiones) pasaban por ahí. Lo que llamó su atención fue que uno de ellos había tirado una botella de plástico en el suelo.
Molesto, caminó hacia esa dirección, dejando a su recién conocida con la palabra en la boca, y tomó la botella.
- ¡Hey! – llamó, haciendo al par, y otros, girarse a verlo – se te cayó esto – dijo extendiéndosela con una sonrisa amable.
- Puedes dejarla ahí – Idiota rió – es sólo una botella –
- No es sólo una botella – insistió, deteniendo sus pasos nuevamente – es un envase compuesto mayormente por polietileno que tarda 150 años o más en descomponerse naturalmente – señaló – eso a menos de que tengas la consideración de ponerlo en el contenedor de reciclables –
- Déjame en paz, raro – se giró molesto para caminar nuevamente.
- Hijo de puta – gruñó el japonés, tirándole la botella en la cabeza.
Como en cámara lenta, Idiota se giró hecho una furia y caminó hacia él con intención de golpearlo.
Yuta fue más rápido y lo golpeó primero, haciéndolo caer al suelo.
Imbécil corrió hacia él. Éste sí golpeó su rostro con fuerza, doblegándolo por el dolor.
Iba a patear su estómago, cuando escuchó una voz aproximándose.
- ¡No se patea a quién está en el piso! – gritó Taeyong, derribándolo de un costado.
Idiota reaccionó, corriendo hacia el japonés para derribarlo también, pero este se quitó del camino, haciendo a Idiota caer sobre su estómago en el piso, lo que el otro aprovechó para montar su espalda y restregar su cara contra la tierra mojada.
Imbécil había rodado sobre Taeyong. Estuvo a punto de golpear su rostro, cuando el otro tomó un puño de composta y se lo embarró en la cara.
SiCheng observó la escena queriendo sentirse avergonzado, pero solamente pudo sentir su pecho llenarse de orgullo.
- No se preocupen chicos – los tranquilizó el chino, acompañándolos a la entrada de la institución – me encargaré de que el director retire sus castigos. Ustedes no lo merecen. Hicieron lo correcto –
- Gracias – respondió Taeyong, sin ánimo – avísame si encuentran su diente. Quiero hacerme un collar –
- Lo haré – golpeó su hombro – Yuta – se giró a verlo – ¿estarás bien? –
El mencionado, quien presionaba una compresa fría contra su nariz, se limitó levantar su pulgar en afirmación.
- Bien, vayan con cuidado – se despidió, entrando nuevamente al recinto.
Taeyong suspiró.
Tomó el brazo del otro para hacerlo rodear su cuello y ayudarlo a bajar las escaleras, indicándole uno a uno cada vez que se acercaban a un escalón.
- Mhm – se quejó Yuta.
- ¿Te duele? – lo miró preocupado - ¿quieres que vaya más lento? –
El japonés negó.
- Lo siento, no entiendo – negó confundido - ¿quieres un helado? Eso siempre te hace sentir mejor –
Yuta rodó los ojos y tomó el rostro de su amigo para girarlo hacia el frente.
Taeyong sintió como todos los vellos de su cuerpo se erizaron y su estómago se revolvió.
Hacia ellos, se acercaba un conocido chico con la mirada horrorizada al ver sus cabellos revueltos, rostros golpeados, ropa desgarrada y lodo por todos lados.
- ¿Qué les pasó? – preguntó tomando el otro brazo del japonés para también envolverlo en su cuello, facilitando su tarea.
- Nos metimos en problemas – respondió con una sonrisa inocente, bajando el último escalón.
- ¿Pelearon con vacas? – reprendió, encaminándonos a una banca. Dejó caer al lastimado japonés ahí para que reposara – Taeyong, en serio. Si siguen así van a terminar en un hospital con un hueso roto o ... -
- Mark – interrumpió cansado - ¿qué haces aquí? –
El otro parpadeó y tragó duro.
- Ah, cierto – metió ambas manos en sus bolsillos, encogiéndose ligeramente – no sé cómo decírtelo –
- Sólo suéltalo – alentó.
- Bien – suspiró – quiero disculparme por el otro día. No quise herir tus sentimientos, y tenías razón, tú nunca me juzgaste y yo lo hice contigo. En serio lo siento –
- Está bien – negó, dando una rápida mirada a su desorientado amigo.
- No, no lo está – tomó su mano con cuidado al percatarse de que también estaba lastimada – la cosa es que... te he extrañado – admitió avergonzado.
- ¿Lo hiciste? –
- Todos los días – asintió – y me di cuenta de que, no importa cómo, es mejor tenerte en mi vida que no tenerte en absoluto –
Taeyong soltó una risita tímida, mirando hacia el suelo.
- ¿Estás diciendo que me dejarás intentarlo? –
- Estoy diciendo que quiero hacerlo también – se acercó – quiero estar contigo –
- ¿Qué hay del futuro? – preguntó inseguro.
- Llegará – se encogió de hombros – y nos aseguraremos de estar juntos cuando eso pase –
El mayor, emocionado, se acercó para robarle un beso que el otro aceptó, envolviendo sus brazos alrededor de su cintura.
Tal vez sabía a tierra y tenía un toque salado que ninguno de los dos sabía que era, pero así estaba perfecto. Si el primer beso iba a representar a Taeyong en todo su esplendor, entonces Mark estaría bien con eso.
Luego de un rato, se separaron para mirarse a los ojos con una sonrisa tonta.
- Te quiero – susurró el menor.
- Y yo a ti – respondió tímido, dejando un pico en la comisura de sus labios.
- Agh – se quejó Yuta, antes de caer de lado en la banca.
Se había desmayado.
#HailMarkYong 🎉
Sorry por no actualizar ayer. No recordaba que era miércoles:(
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Best buds
FanficJohnny no podía evitar sentirse terriblemente solitario cuando fue a vivir a otra ciudad, dejando todo lo que conocía atrás. Se dijo a sí mismo que debía hacer amigos. Era lo normal. Excepto que las personas con las que se topó eran todo menos eso...