Capítulo 14

315 61 11
                                    

- ¿Entonces fuiste a recogerlo? – preguntó Yuta, levantando una pesa sin mucho esfuerzo.

- Lo hice – afirmó Johnny, haciendo una sentadilla con una mancuerna entre sus manos.

- No debiste – negó el japonés - ¿sabes lo que está haciendo? Como no te gusta, está buscando otra forma de tener el control sobre ti – lo señaló con el dedo – y tú se lo estás dando. Dile Tae –

Como de costumbre, el mencionado sólo asintió, caminando tranquilamente en la máquina para correr, comiendo de una bolsa de frituras aún con una paleta en su boca.

- Yuta – llamó jadeando – creo que a estas alturas debe ser más que obvio que yo ya no dispongo del control de mis acciones –

Era verdad.

Habían entrado al gimnasio de la universidad porque, de la nada, Yuta sugirió que ninguno de los tres estaba en forma, importándoles poco que vistieran ropa formal, ganándose la mirada curiosa de los otros visitantes.

- Anda con cuidado – aconsejó soltando la pesa – mi bebé puede llegar a ser muy persuasivo. No sé lo que quiere de ti, pero no me da confianza –

- ¿Y me lo dices ahora? – dejó la mancuerna en el piso y caminó hacia él – aún así – habló más bajo – no soy yo quien debería preocuparte – señaló a Taeyong discretamente con la cabeza.

Ambos voltearon a verlo, encontrando al chico en cuestión girando la bolsa de frituras para verter el resto en su boca, casi tropezando en medio de la acción.

- Tae – llamó el japonés - ¿por qué traes gafas? Ayer no bebiste –

El mencionado se encogió de hombros

- No me vengas con eso – reclamó – dime qué pasa –

Taeyong negó, bajando de la máquina.

- ¿No puedes dormir? – preguntó caminando tras él, siendo seguido por Johnny.

El coreano suspiró cansado y se despidió con la mano antes de caminar lejos.

Yuta intentó ir tras él, pero Johnny lo detuvo.

- Dale tiempo – pidió, viéndolo alejarse – cuando se sienta listo hablará de ello –

- ¿Y si no lo hace? – preguntó temeroso.

- Entonces lo descubriremos – apretó su hombro – eso es lo que hacen los amigos –






Yuta caminó a tropezones hacia la sala de reuniones del comité estudiantil. Normalmente, habría ido a su departamento o el de cualquiera de sus amigos para dormir toda la tarde, pero esta vez tenía que quedarse. Era importante que lo hiciera.

Antes de empujar la puerta, tomó un largo suspiro y sacudió su cabeza, intentando despertar.

Entró llamando la atención por las sillas que empujó, disculpándose con una sonrisa.

- ¡Yuta! – gritó el chino, corriendo hacia él para colgarse de su cuello y abrazarlo.

- ¿Qué pasa? – preguntó sin alejarse, olfateando su cuello nada discretamente y rodeando su cintura con ambos brazos.

- ¡Lo hiciste! Recaudaste casi el triple de los fondos – saltó en su lugar, alejándose para verlo.

- Esas son buenas noticias – tomó un mechón de cabello ajeno, colocándolo tras su oreja.

- Lo son – retrocedió avergonzado – yo solamente quería agradecerte – sonrió.

- No es problema – acarició su mejilla – dime si hay algo más en lo que pueda ayudarte. Lo haré encantado –

Best budsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora