3. ᴍᴀʀɢᴀʀᴇᴛʜ

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Berkley se sintió sucia apenas cruzó la construcción, lo cual era, para ellos, la salida del territorio Dyamonds al territorio Chowdhury.

Sabía que la Orden se enteraría, su apellido y el de su padre quedaría en vergüenza. Entonces su madre quedaría en vergüenza, incluso podían sacarla del panteón donde estaba y echar su cadáver al cementerio, o a la basura.

Maldijo en voz baja; ¿por qué tenía que vivir con sentimientos? Hubiese sido más fácil todo desde un principio si no se hubiese unido nunca a la Orden sólo por una tradición familiar. Incluso su padre le dio a elegir. ¿Por qué tenía que ser tan correcta en todo?

-Al diablo la Orden -dijo, avanzando.

No avanzó demasiado cuando sintió una navaja en su cuello. Cuando miró a su lado, había todo un grupo de demonios mirándola, sonriendo a sus suerte.

-¿Una nephilim caminando sola por aquí? No deberías ser tan confiada

Ella lo miró con fastidio, con las manos metidas al parka verde y sosteniendo dentro sus cuchillos.

-No me molesten ahora -los miró directamente, a sus ojos verdes y sus bocas llenas de colmillos-. No estoy de humor para despedazar a nadie ahora.

Sabía que no debía mostrarse altanera; ella era solo una y ellos unos cinco. Eran hombres víbora, lo que significaba que podían rasgarle el cuello de un mordisco y ni se enteraría, pero estaba furiosa.

Cuando estaba furiosa simplemente se sentía imparable, en otras palabras; haría una idiotez.

-Te he visto -dijo una mujer víbora, recorriéndola con sus ojos verdes y brillantes-. Esperas aquí siempre a la otra chica, ¿no? A la Banshee.

¿Banshee? Debía referirse a Elizabeth, ella siempre tomaba ese camino cuando iba a la escuela de arte con el amigo de Caleb, Thomas. Ellos solían pasta el rato por allí, y Berkley siempre la esperaba para asegurarse que ningún demonio le hiciera daño.

Uno de ellos se rió.

-Oh, he oído de ti, la nephilim que siempre anda tras la Banshee como un perro guardián. ¿No los castigan en la Orden por eso?

Berkley no tenía un buen humor, y ellos se dieron cuenta rápido de ellos.

Tomó el brazo del que la amenazaba y lo dobló, tirando de él y haciéndolo caer al suelo para adelantarse y, con su navaja, rasgar el cuello del tipo que se había burlado.

La chica víbora se enfureció y le mostró los dientes, su boca abriéndose tan grande que parecía no tener mandíbula.

Berkley vio los dientes al nivel de su nariz, pero no pasaron de allí cuando la chica calló al suelo, retorciéndose por la flecha que había atravesado su pecho.

-¡Son más de ellos! -grito un chico, tratando de correr cuando una flecha dio en su cabeza.

Los otros dos salieron huyendo dentro de la construcción, despareciendo y dejando a Berkley perpleja.

Se volvió al sentir a alguien tocando su hombro y Aztris le sonrió ampliamente, vistiendo tan ridículamente con su pijama, una chaqueta y unas botas de combate, que Berkley tuvo que cubrir su boca para no reírse.

Aztros no estaba mejor. También usaba su pijama, pero estaba usando solo calcetines y una gabardina que debía ser de Mumdus.

-Parecen prófugos del manicomio.

𝐿𝑎𝑑𝑟𝑜́𝑛 𝐷𝑒 𝐴𝑙𝑚𝑎𝑠 (𝐶𝑖𝑢𝑑𝑎𝑑 𝐷𝑒 𝐶𝑒𝑛𝑖𝑧𝑎𝑠) pgp2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora