Estábamos sentados, con Troca y Cenfe, en un sillón, mí papás en otro, y Lucas y Sol en otro.— Ahora si, tu mejor amigo, y tus hermanos, merecen una explicación.— Dijo el marido de mi mamá.— No tendría que hacer esto, estas viejo Lucas.- Reprocho
— Explicación de qué?— Pregunté.
— Eso lo va a decir él.— Dijo mí mamá.
— Explicación de que? no, de nada Lau, Cenfe, Tomás, nada.— Habló Hache nervioso.
—Lucas.— Dijo el papá.
— No, de nada.— Se encogió de hombros.
— Bueno, habla cuando quieras.— Mí mamá se levantó y se fue hacia su pieza.
— Yo ya me tengo que ir a trabajar, nos vemos chicos.— El papá de mis hermanos nos saludó y se fue.
— Te amo, pero me duele que seas así.— Dijo Sol al borde del llanto.
— Bueno, perdón.— Lucas se levantó.— Entonces no yo no importo?.—
— Si, obvio que importas...— Sol.
Lucas rodó los ojos y subió las escaleras.
—Lucas.... Lu amor.— Sol lo siguió.
— Esto es muy raro.— Me acomodé en el sillón mirándolo a Cenfe.
— Si, no sé qué mierda estará pasando.— Agarró a Lola.
Troca tenía cara de pensativo.
Miré a la nada
Sol está embarazada?
Abortó?
Es de Hache ?
miles de preguntas rondaban el mí cabeza.
Sonó un celular.
—hola?.— Troca.— uhh si hermano, ya salgo. Voy para allá.— se levanto rápido .— tenía que grabar amigo.— se pasa la mano por el pelo y se va por la puerta sin saludarnos.
— En que pensas?— Dejó ser libre a la perrita.
— En lo linda que soy.— lo miré.
Tomás rió.
Me paré y le agarré la mano, arrastrándolo hacia las escaleras.
entramos a mí pieza y Tomás se tiró en la cama.
Me acosté al lado de él y lo miré. Estaba con los ojos cerrados, y con sus labios entreabiertos.
—Que lindo, que lindo.— canturree
— Te gusta lo que ves reina?.— Se dió la vuelta, mirándome.
Negué riendo.
Me agarró de la cintura y me acercó más a él. Puse mis manos en su cara y lo besé.
— Sos hermosa.— susurró mirándome a los ojos.
— Vos sos hermoso.
Tomi sonrió y me abrazó.
así pasamos la tarde, besos, abrazos y risas. Me quedaría así toda la vida.
Cenfe se había parado y estaba haciendo dios sabe que en mí escritorio.
— Que estás haciendo?— pregunté al ver a Tomás con mi celular frente al espejo.
— Nada.— Sonrió y se encogió de hombros.