chapter xiii ━━ I Don't Know

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013. I Don't Know






—¿FUISTE TÚ, verdad?

La vista de Peter Pettigrew se encontró con la de Regulus Black y el aludido bajó su mirada, viendo con interés fingido sus pies.

—No... —murmuró Pettigrew.

Regulus rodó sus ojos instintivamente, como si estuviera esperando esa respuesta desde que Pettigrew entró al punto de reunión de los jóvenes mortífagos, es decir, la casa de Mulciber. Él obviamente no ha tenido un mes fácil considerando que no ha visto a Circe desde lo de Brian y ella tampoco había accedido a ver a otra persona que no sea Sirius.

— Tienes que darle su espacio —había dicho Sirius, el día antes de que él se pusiera la marca tenebrosa por y para siempre. Ambos se habían encontrado en un callejón muggle—. Ella no está bien. Come poco

Así que Regulus comprende, pero no significa que estuviera de acuerdo.

—Aquí no tienes que mentir —atacó Mulciber, rodando sus ojos al ver lo inocente y patético que Pettigrew podía llegar a ser—. Todo mundo lo sabe, Pettigrew... —miró a Regulus de reojo e intentando sonreír—; tal vez la mayoría.

Resultaba que en el último mes de vacaciones, la compañía de Atticus Mulciber, Stella Nott y Jacob Avery se había vuelto indispensable para Regulus Black. Si bien Mulciber actuaba como un perfecto estúpido en el colegio, era una compañía agradable y cien por ciento divertida. En el caso de Stella y Jacob... bueno, ambos habían salido de Hogwarts y, como la mayoría ahí, estaban obligados a ser lo que ahora eran.

Mortífagos.

Las vacaciones de verano más horribles que Regulus Black recordaría.

—Pero bien —Stella le restó importancia (cosa que, en su punto de vista, estaba mal)—: ¿Cómo sigue tu novia, Regulus?

Regulus mordió su labio inferior.

—Yo... no... no lo .

¿Se escuchaba estúpido, verdad? Había compartido los momentos más felices en Hogwarts con ella, se le declaró en un partido de quidditch e incluso adoptaron a una mascota... y ahora ni siquiera sabía cómo presentarse ante ella siendo un mortífago, un asesino... un idiota por no estar con ella el tiempo suficiente y que obviamente se merecía.

Pero ahora, Regulus solo quiere matar a Peter Pettigrew.

—Ella está bien —murmuró Stella. Ella era vidente—. De hecho, todos lo están... Tu hermano la va a visitar todos lo días y Lupin hace que pueda comer algo. Te extraña, Regulus.

Y yo a ella.

Pettigrew intentó salir, pero Avery se puso frente a él y lo detuvo. La escena era probablemente lo más divertido que Regulus ha visto: Avery es mucho más grande en estatura que Pettigrew, por lo que él tiene alzar su mirada y Avery agacharla. Era un cobarde... mira que matar al padre de tu mejor amiga no de ve todos los días...

Entonces, Avery pregunta:

—¿Por qué estás aquí, Pettigrew? Esto no es vida para nadie.

Peter se tensa.

Stella continúa:

—Quieres hacerte notar —oh, Regulus también ha notado que ella es legeremante y muy chismosa—... Significabas mucho para tus amigos, Peter. ¿Por qué...?

—¿Di-jiste significabas? ¿Es decir que ellos ya saben que yo...?

Stella negó.

—Hay un pacto de sangre que nos impide abrir la boca acerca de nuestros planes, Pettigrew —interrumpió Mulciber, antes de que Stella tomara la palabra—. Creí que lo sabías. Aunque eso solo contó para algunos.

Peter asintió.

—¿Eso significa que yo soy parte de ese pacto de sangre? —quiso saber él, pareciendo asustado.

—Sí —declaró Regulus por primera vez en la conversación—. No eres sangre pura y tampoco de buen estatus mágico... Snape es la excepción porque su fachada de chico malo le queda a la perfección. Pero tú... tú sólo eres un mocoso que vino por despecho.

Pettigrew recuerda:

—Soy mayor que tú, Black.

Regulus se ríe.

—Sí, y más estúpido. Vete, Pettigrew, no tienes nada que hacer aquí.

Avery se quita de la entrada y Peter sale corriendo, como rata. Y Regulus piensa que su cara aportó mucho al pensamiento.

—Pobre chico —deja salir Stella, curveando su labio.

Pero ninguno de ellos está de acuerdo.

—¿Pobre? —repite Regulus—, mató al padre de mi novia por una iniciación a la cual no estaba obligado. No es digno de mi lástima, Stella.

—La de ninguno, de hecho —dice Stella, arrugando su nariz—. Pero ustedes no vieron las cosas que yo. Y sé que eso no es justificación, pero a mi si me da lástima.

Mulciber comparte una mirada con Regulus y Avery ante el aire soñador y melancólico que Stella emeneaba. Era como si se compareciera por todas las personas a las cuales tenía el acceso de entrar en sus cabezas. Entonces, el aire soñador de Stella Nott cayó cuando la marca en su brazo se movió y ardió.

Stella cayó al piso, de rodillas, gimiendo de dolor.

—Aún no logro acostumbrarme —dice Nott unos segundos después, abrazando su brazo y poniéndose de pie inmediatamente.

—Tranquila —dice Avery—; supongo que a todos nos pasó.

A la solitaria mansión de los Mulciber llegó un patronus en forma de un ancestral ciervo. Stella intentó tocarlo, pero obviamente el vociferador la evadió, y casi por instinto, los tres chicos se pusieron de pie. La hermosa imagen se fue al caño cuando James Potter empezó a hablar a través del patronus:

—No tengo la mínima idea de dónde estés ahora, Black —comenzó—, pero déjame decirte que Circe está demasiado mal. No come, no duerme y... Lily y Anna tienen la impresión de que está deprimida. Odio con todo mi ser decir esto, pero te necesita.

El patronus desapareció de un instante a otro, dejando a Regulus con un vacío en su corazón.

—Tienes que ir —esta vez, fue Mulciber el que tomó la palabra—. Te cubriremos si es necesario, Reg.

Stella sonrió y asintió.

—¡Por supuesto! Te protegeremos y no le diremos a nadie que irás a verla.

Regulus sonrió, complacido de que las cosas fueran como se las estaba replanteando en su caprichosa mente.

Entonces, Avery interrumpió:

—¿Soy el único pensante aquí? Es decir, yo con gusto te ayudo a que te reencuentres con tu Julieta, pero... ¿qué pasa si nos descubren? Nos matarían.

Stella negó.

Agh, arruinas el momento.

—¿Y le dirás que eres mortífago? Más bien, ¿que somos mortífagos? —siguió Avery. El plan que Regulus tenía se fue junto con la imagen del ciervo hacia la cañería—. Tienes que pensar, Regulus.

Tenía que pensar.

—Una hora, Regulus —dijo Mulciber de repente—. Solo tenemos eso sí quieres verla...

Una hora.

Regulus asintió.

—Vale, que sea una hora.

Él volvería a verla.


























































NOTA....... este acto será mayoritariamente narrado por Reg. Sin embargo bebé Circe también tendrá su parte uwu

levitating ━ regulus black ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora