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-Quieres decir... ¿Qué tienes cómo 365 tipos de comida diferente, y sólo en tu estado?-

El chico no pudo evitar soltar una risita que encanto a todos, pero después este asintió a lo dicho por el brasileño.
Habían pasado un par de horas desde su llegada y el junto con su acompañaste eran la sensación en el lugar, habían países muy reconocidos a su alrededor preguntado sobre el y muchas más cosas sobre su territorio, el pequeño estaba encantado y no pudo evitar hablar con orgullo sobre el.

- Si y hoy traje varios para que probarán, aunque claro también tenemos algunos de mis vecinos y amigos como las comidas de mis hermanos, o comida de España, Francia, Canadá o la India-

-¿India?, pensé que nunca salias de tu territorio-

El pequeño miró con una sonrisa al sur coreano y negó rápidamente.

-Nos conocimos de casualidad en un evento de mi padre hace como ocho años, nos llevamos bien asi que a veces intercambiamos recetas de cocina, hasta me acuerdo de una vez que le enseñe a hacer cochinita pibil y casi se le cae el plato con los taquitos-

Este no pudo evitar reír por el recuerdo y sin mucho esfuerzo el resto también rio con el por la escena que se imaginaban, India no era alguien de muchas palabras aunque era amable, por lo que se podían imaginar la posibilidad de una bella amistad con aquellos dos, lamentablemente este país no se encontraba en la fiesta lo que hizo entristecer un poco al mexicano pero pensó que este tendría algunos asuntos más importantes que atender por lo que trató de no prestarle atención a ese asunto.

Pasaron algunas horas y por fin pudo ver en su totalidad quienes eran los que habían asitidio, para su buena o mala suerte su padre México estaba allí, era de esperarse ya que la fiesta también era en su territorio aunque eso no quitaba el hecho de que Yucatán aún se sentía incomodo y triste con su presencia, cabe aclarar que el pequeño estado evitó todo el tiempo a su padre, lo cual pudo notar Corea, sin embargo este no dijo ni hizo nada, lo cual agradeció mentalmente el pequeño.

-Creo que ya hemos saludado a la mayoría, ¿te gustaría sentarnos y comer algo? - Pregunto el más pequeño.

-Claro, necesito probar ese queso relleno que menciono China-

El sur coreano tomó uno de los platos del lugar y se sirvió aquella comida que se le hacía agua en la boca de tan solo mirarla, minutos después ambos chicos ya se encontraban sentados con dos platos de exquisitas delicias, por un lado estaba Yucatán quien comía algunas de las comidas típicas de su hermano Campeche y su amigo Canadá, por otro lado el coreano estaba rodeado de varios platillos, aunque estos eran solamente de origen yucateco.

Se podía ver como este disfrutaba de su comida ya que no dejaba de hacer ruidos de satisfacción y alegría, por lo que Yucatán le resultaba inevitable de alegrarse, además le resultaba un poco gracioso verlo comer con tanto ánimo.

-¿Tan buena esta la comida? -

-¿Lo dices en serio?, ¡¡esta deliciosa!!, nunca había comido alguna comida parecida a ella, ¿como dijiste que se llamaba esto?-

-Esos de allí son panuchos, pero el que comes es un salbut-

-Necesito llevarme unos cuantos de estos a casa-

Afirmó con determinación, por lo que el pequeño no pudo evitar sentir gracia por su comentario, se alegraba que el coreano lo haya acompañado en esta velada, no sólo era educado y gracioso, sino que también muy amable y considerado, sin mencionar que por lo visto le gustaba mucho su comida, estaba realmente feliz de ser su acompañante esta noche, y de verdad esperaba que pudieran ser muy amigos.

A pesar de que Yucatán y Corea del Sur tenían muchos negocios juntos nunca se habían tomado el tiempo suficiente para conocerse bien por lo que este esperaba que al fin fuera el momento indicado para ser más cercano a él.

-Puedo preparar algunos cuando vaya por allá-

Murmuró tímidamente el estado, por el contrario el país lo miro con sorpresa pero no pudo evitar mostrar una gran sonrisa, el chico era simplemente encantador, pero sentía mucha curiosidad por el, si bien a lo largo de esta reunión pudo conocerlo un poco mejor, el realmente queria ser cercano a Yucatán, no sólo conocer las cosas que le gustaban, sino que también las cosas que le desagradaban o quizá su pasado, o sus metas en un futuro, el quería conocerlo todo.

Ambos compartieron una dulce velada en la cual ambos se llevaron de maravilla, la noche dio a su fin por lo que luego de despedir a todos sus invitados este se retiro también, al igual que el resto el sur coreano le ofreció llevarlo a su casa pero el pequeño muy amablemente lo rechazo, por lo que al final se despidieron con un pequeño abrazo.

El chico guardo algunas cosas y arreglo un poco, pensando que mañana vendría para acomodar el resto, por lo que ya estaba apunto de irse cuando una llamada lo detuvo, este sacó el artefacto de su pantalón y lo miró con extrañeza ya que eran más de las 2:00 am, pero al ver quien era no pudo evitar asustarse un poco.

Dudo por unos segundos hasta que por fin llegó a la conclusión que debía de colgar, apartó los malos pensamientos de su cabeza y se dirigió rápidamente a su hogar, afortunadamente su casa no estaba muy lejos por lo que pidió un taxi y llegó de manera fácil a su hogar, este pago y sacó sus llaves para ingresar a la vivíenda pero una voz lo detuvo.

-Yucatán... Tienes que ayudarme... -

"YUCATÁN"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora