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Al día siguiente Yucatán despertó muy temprano algo que lo caracterizaba, eran apenas las 5:30 de la mañana pero el ya se encontraba casi listo para bajar a desayunar, este se estiró un poco antes de salir de su habitación con una gran sonrisa, el chico se dirigió a la habitación de su padre, claro está que este estaba roncando cual oso en la cama, el chico decidió dejarlo dormir un poco más, total, aun faltaba mucho para la junta de hoy.

Yucatán bajo las escaleras hasta llegar a la entrada, el chico tenía su ropa deportiva por lo que durante casi una hora anduvo corriendo por los alrededores del hotel todo esto para no perderse ya que era muy malo con las direcciones, cuando ya estuvo completamente cansado subió de nuevo a su habitación, se dio una ducha rápida y cuando ya estaba listo con ropa cómoda pero linda bajo nuevamente pero esta vez se dirigió al comedor de los estados, ya eran aproximadamente las siete de la mañana por lo que la mayoría se empezaba a despertar, el pequeño tomó un plato y coloco en el un sandwich además de una gelatina de uva, ya listo tomó un jugo de naranja para luego darse la vuelta y buscar un asiento en donde comer a gusto, para su mala suerte en ese poco tiempo ya muchos lugares estaban ocupados, intento dar un par de vueltas por el lugar para buscar un asiento libre pero lo único que encontró fueron miradas de confusión de aquellas capitales, el chico estaba por darse vencido cuando a lo lejos vio un lugar vacío, este con un brillo de esperanza se encaminó a él, cuando por fin llegó noto como algunas capitales en la mesa comían sin prestarle atención alguna por lo cual con algo de pena tuvo que llamar su atención.

-D-disculpen, ¿esta ocupado este asiento?-

La mayoría en aquella mesa dirigieron su mirada en el, aun que claro por el nerviosismo del pequeño este olvido por completo que ellos no hablaban español, pero al voltear su mirada noto a alguien conocido, este lo veía con una gran sonrisa y ojos deslumbrantes.

-No está ocupado, tu siéntate pequeño-

Este no era nada más ni nada menos que Madrid, hijo y capital de España, ellos se conocían desde hace mucho, fueron amigos de la infancia además de que fue como un hermano mayor para el, lamentablemente luego de que este estuviera tan ocupado siendo capital no pudieron pasar tanto tiempo juntos pero aún así era grato a verlo visto.
Justo en frente de él se encontraba Pekin quien por supuesto era el hijo de China en verdad admiraba a este pero le daba algo de miedo al ser tan serio y callado por lo tanto trato de no mirarlo directo a los ojos, justo a su lado estaba Brasilia capital de Brasil, al contrario del anterior este hablaba muy bien el español por lo que enseguida se presentó con una gran sonrisa parecía realmente agradable apesar de que tenía una gran altura, y por último Tokio este era la capital de Japón era un chico callado pero siempre mostraba una pequeña sonrisa, este solo le sonreía y lo animaba con su mirada para que se sentará.

El chico comió tranquilamente, aunque en más de una ocasión los Estados frente a él le preguntaban cosas sobre el, al pequeño no le molesto contestar por lo que respondía con mucho entusiasmo.

Justo en ese mismo hotel un país tercermundista despertaba con mucho cansancio, este bostezo con sueño y se dirigió rápidamente al baño, cuando salió este tenía una pequeña sonrisa en sus labios, ya se había duchado por lo que se vistió con rapidez para luego salir de su habitación y tocar la puerta donde se supone estaba descansando su hijo, luego de varios golpes y no recibir respuesta abrió la puerta dandose cuenta que no había nade en ella, México no se preocupo por lo que sabía Yucatán era alguien muy mañanero por lo cuál solo cerró la puerta y bajó por el elevador, tenía mucha hambre por lo que apenas abrieron aquellas puertas de metal salió disparado al comedor de países, una total tontería si se lo preguntabas ya que el pensaba que aquellas divisiones de Estados y países era una total tontería, aunque lo bueno era que justo al fondo del lugar estaban todos sus amigos, Chile, Brasil, Argentina, Uruguay, Colombia Paraguay y otros más que no alcanzaba a ver, este les sonrió y se sirvió con rapidez su comida para dirigirse a ellos.

Por otro lado no muy lejos de ella estaba Yucatán disfrutando su desayuno, cuando terminó este decidió subir a su habitación para preparar algunas cosas antes de la junta y por supuesto despertar a su padre, el pequeño se despidió cortésmente de aquellos estados y tomó nuevamente las escaleras, justo al final de ellas se topo con algo, o mejor dicho alguien.

Yucatán levantó la mirada notando que aquella persona era Corea del Sur este al mirarlo le mostró una pequeña sonrisa mientras le preguntaba si se encontraba bien.

-당신은 매우 작습니까?- (¿te encuentras bien pequeño?)

-그래 난 괜찮아- (S-si estoy bien)

El chico realizó una pequeña reverencia para luego salir de allí, sentía mucha pena, ya había sido la segunda vez que chocaba con el asiático este de seguro pensaría que era torpe o bastante tonto para estarse chocando con el.

El coreano estaba por detenerlo pero grande fue su sorpresa al ver como este se había ido velozmente de allí, al igual que la última vez este era demaciado rápido. El sur coreano sonrió mientras bajaba las escaleras recordando perfectamente aquella escena anteriormente.

Por otro lado Yucatán llegó a su habitación como pantera, este miró la hora eran las 12 de la tarde miró su teléfono y noto un mensaje de su padre en el cual decía que había bajado para desayunar, el pequeño suspiro y decidió vestirse para la segunda reunión, por lo que le había dicho su padre esta reunión sería más tranquila que la anterior ya que la ONU solo daría algunas pláticas sobre el cambio climático y otros avisos, por lo cual sería bastante corta y tranquila.

El chico se arreglo muy bien, se coloco perfume, plancho su ropa y dejó sus zapatos relucientes, estaba emocionado, este sería su último día en aquel país y tan vez la última por lo que quería tener un buen comienzo y un buen final de día.




Lastima que su día no acabaría como pensaría...

"YUCATÁN"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora