"YUCATÁN"

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El día en su estado estaba cada vez más oscuro algo rara vez de ver en aquellas épocas del año, pero por lo que sentía y veía sabía que un frente frío se acercaba, este suspiro, realmente no era fanático de aquel clima, el era de un ambiente tropical por lo que el calor era su fuerte, regularmente la mayoría de sus ciudadanos se enfermaba con más frecuencia en estos períodos y ahora mas cuando venía una heladez  de la nada, eso significaba que seguramente en estos días el estaría enfermo.

—Ven Amaité, debemos ponerte tu gorrito y guantes que hace frio. 

Amaité era el nombre que Yucatán le había dado al bebé luego de unos días de estarlo pensando, para el era molesto llamar a una tierna criatura bebé sin algún tipo de nombre, por lo menos algún apodo o lo que sea, se lo había comentado a su padre pero este con total desinterés y molestia le dijo que no era necesario alguno. Le resultó más molesto aquello por lo que haciendo caso omiso de sus palabras decidió nombrarlo con un nombre significativo pero antiguo de su comunidad.
El probó con muchos nombres ya que quería que fuera especial pero al final se quedó con ese, además de que era un nombre en maya que significaba "rostro del cielo" también era aquel en el cual el bebé se ponía alegre de solo escucharlo lo cual para el estado era simplemente encantador.

—Bien Amaité hoy iremos con un amigo a otro país, el es agradable y su padre también, pero debes comportarte, ¿si?.

El bebé pareció entenderle ya que mantuvo una mirada tranquila mientras se sujetaba de su juguete, este había llegado a tener un tamaño de de un niño de un año, por lo que cargarlo era más fácil pero un poco pesado para el, no era alguien que se ejercitara mucho, solo corría y jugaba un poco de beisbol pero no iba al gimnasio ni nada de eso por lo que sus brazos se cansaban luego de un tiempo cuando lo sostenía contra su pecho. 

El tricolor procuro llevar todo lo necesario para el bebe y el, no sabia cuanto tiempo se quedaría por lo que no podía encargarle a nadie que cuidara del pequeño, además de que este lloraba cada vez que se separaba de el. 

Yucatán miro el reloj de mesa que tenia sobre su escritorio y se apresuro a tomar las ultimas cosas para irse, afortunadamente su gobernador estaba al tanto de su situación, algo que no le preocupaba ya que este era un muy buen amigo suyo y lo ayudaba en todo.

Cuando ambos estuvieron listos emprendieron su viaje directo a E.U.A. a pesar que el de azul y rojo le había dicho que iría por el, este llego a un acuerdo con el para ir solo, por lo cual ahora se encontraba en un avión directo hacia ese territorio. El lo tenia todo planeado; diría que el bebe es de un amigo suyo, diría que es una simple isla y que además lo estaba cuidando por algunos problemas que tenia ese amigo suyo. 

—Amaité no te preocupes, lo tengo todo solucionado. 

Las horas pasaron hasta que llegaron a territorio norteamericano mas específicamente en el  territorio californiano, este fue recibido por mas de 50 soldados, un embajador y por algunos estados estadounidenses, cuando bajo del avión no sabia si regresar a el o bajar pretendiendo que no los conocía, le daba un poco de pena ya que a lo lejos también podía ver su bandera donde señalaba su nombre, este espero a que toda la demás gente bajara y por ultimo el tomo sus cosas y bajo del lugar apenado. 

—¡Yucatán, bienvenido!

—Gracias California, pero amigo... no era necesario todo esto.— Murmuro apenado.

El norteamericano suspiro de igual forma—Lo se, pensaba recibirte de manera sencilla pero mi padre me ordeno a que fuera así.

El pequeño no dijo mas por lo que simplemente siguió a su amigo hacia el auto donde los esperaba, claramente las preguntas no se hicieron esperar apenas entraron, preguntas mayormente dirigidas sobre la existencia del bebe o su salud, afortunadamente gracias a su elaborada mentira logro que el californiano le creyera por lo que ahora jugaba tiernamente con el bebe, el cual, a pesar de que reía no permitía que lo cargaran ya que si este era separado de los brazos del pequeño estado rompía en llanto lastimero. 

Para fortuna de ambos antes de que el bebe volviera llorar, el chofer les hizo ver que ya habían llegado a su destino, algo que ambos agradecieron inmensamente, California ayudo a su amigo con las cosas del bebe y lo condujo rápidamente hacia la entrada de su casa. 

—Por cierto, se me olvido decirte que no solo estaremos con mi padre...

—¿No?, pensé que solo seriamos nosotros tres.

—Si, lo lamento, pero no se como se enteraron mis otros hermanos y algunos vinieron para saludarte, espero no te moleste...

—No te preocupes California, cuantos mas mejor. 

Ambos amigos rieron para después ingresar al lugar, el chico le explico que había preparado una cena espectacular, pero que aun no estaba del todo lista, por lo que le pido que se quedara en la sala de su casa mientras que el terminaba la comida; el simpático tricolor le contesto de manera afirmativa para luego quedarse en el lugar que le indicaron.

En algún momento mientras jugaba animadamente con el bebe escucho un suspiro frente a el, por lo que extrañado levanto la mirada encontrándose con el mismísimo americano, este llevaba puesto un pantalón negro ajustado, una camisa sencilla blanca y un chaleco de cuero negro, con sus típicos lentes oscuros. Yucatán sonrió sin pensarlo por lo que tomo al bebe entre sus brazos y se dirigió rápidamente hacia el, y con mucho entusiasmo se coloco en puntitas para depositar un beso en su mejilla. 

Este estaba tan feliz que se le olvido por completo que este no era su territorio, además de que quien había recibido el beso no era nada mas que un poderoso país. Yucatán levanto la mirada con miedo pensando que lo que había hecho anteriormente, seguramente había desagradado al mayor, pero grande fue su sorpresa al ver como este le devolvía con una enorme y brillante sonrisa, algo que definitivamente hizo sonrojar al menor. 

—Acompáñame pequeño, te tengo una sorpresa.—Murmuro cerca de su oído. 

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Heladez: nombre coloquial que se le da al frío (húmedo) de Yucatán