Up no more.

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No sabía que tan normal era, pero Hanyang tenía una lista de las cosas que más la incomodaban, además de las cosas que no le gustaban.

Y usaba el adjetivo incómodo para diferenciar sus sentimientos, emociones y reacciones e intentar simplificar la definición de todo lo que sentía cuando algo no le hacía sentir bien. Gracias a esa ayuda, pudo entender que cuando más incomoda se sentía era porque estaba en el punto medio de sus emociones: con un pie hundido en el nerviosismo, y el otro entre la vergüenza y la intranquilidad, lo que le impedía ser ella misma.

No era por exagerar, pero si que habían muchas cosas que la hacían sentir así. En general, Hanyang se incomodaba mucho cuando estaba con personas que desconocía o a las que no les tenía nada de confianza. Estar en ese tipo de situaciones eran su mayor nemesis, tal como también lo era entrar a un lugar cerrado repleto de personas. Al mismo tiempo, entraba en un estado de intranquilidad cuando se encontraba rodeada de muchas personas ya fueran desconocidas o familiares, y eso le sucedía sobre todo al visitar lugares muy concurridos. Pensaba que por eso mismo la universidad había significado un tormento diario para ella, ebincluso había ocasiones en las que su cabeza estallaba por eso mismo, porque no soportaba estar entre tanta gente. Se volvía tan consciente de si misma que le daba mucho pánico cometer un error o ser observada. Y ni hablar de lo nerviosa que se ponía al tener que hablar frente a muchas personas. Aún se preguntaba –en sus momentos de ocio mientras dibujaba, leía manga o escuchaba música–, como rayos le había hecho para dar disertaciones en la universidad cuando su audiencia si que incluía a muchas personas de diferentes edades y con sus miradas bien atentas sobre ella. Hacerlo nunca le había sido algo fácil, y era algo que se le dificultaba hasta la fecha.

Moon Hanyang también se sentía muy incómoda y nerviosa cuando alguien la miraba fijamente por un tiempo prolongado, o cuando se le acercaban a hacerle platica con una plena confianza que no existía y ella se quedaba sin algo que decir. Ciertamente, había personas que la intimidaban. También, en algunas de esas ocasiones, Hanyang simplemente quería ocultarse de las miradas de quienes la rodeaban. Huir era una de sus naturalezas cuando más incomoda estaba; deseaba ser invisible, pasar desapercibida y hacerse pequeñita. Tenía muchas inseguridades y su constante lucha contra esas emociones negativas la agitaban, por lo que la mayoría del tiempo solo prefería escuchar a las personas hablar antes que ella decir algo.

Si, Hanyang era un asco para socializar. Era una persona introvertida, ligeramente tímida, seria, insegura y muy, muy complicada. Ella misma era consciente de ello y por eso había tenido que esforzarse mucho, tanto para aprender a disimular el revoltijo de emociones que la invadía cuando estaba incómoda –pues todos decían que era muy expresiva con sus gestos faciales–, así como para poder desenvolverse poco a poco con las personas que la rodeaban en su diario vivir, como en su trabajo. Si bien ya tenía una zona de confort con aislarse y hacerse pequeñita, muy en el fondo, Hanyang no quería vivir así. Quería disfrutar y no tener miedo de ser ella misma, incomodar a los demás e incomodarse a ella misma. Por eso, aunque al principio solía quedarse callada y prefería solo observar y estar al margen de los asuntos temiendo hacer o decir algo incorrecto por la torpeza propiciada por su nerviosismo, había hecho muchos esfuerzos para ir superando eses pequeños obstáculos poco a poco. Mucho en parte se debía a que Nakyung y Haeri se habían convertido en sus mejores amigas y su mayor apoyo en el proceso, pues gracias a la paciencia que le habían tenido, Hanyang consiguió forjarse un poquito más de confianza en ella misma, algo que fue muy necesario para que las tres pudieran ser amigas.

Y no había sido un camino fácil. De hecho, aún había ocasiones en las que, después de un largo día o rato intentando abrirse más con las personas en cualquier ámbito, Hanyang parecía quedarse sin baterías emocionales y simplemente guardaba silencio en el resto del día o se acostaba a escuchar música durante las noches, algo que era muy a menudo pues amaba la música y además, encontraba grande consuelo en ella, sobre todo en las noches de insomnio. Nakyung y Haeri obviamente habían aprendido a vivir con eso, e incluso para darle su apoyo incondicional, ellas mismas se unían a esos momentos nocturnos llenos de serenidad que lograban calmar a la castaña. Por eso entre ellas lograron algo importante: que su amistad se fortaleciera muchísimo y que las tres pudieran mostrarse como ellas eran sin sentirse incómodas. Y eso era una de las tantas cosas que Hanyang siempre les agradecía, todo el esfuerzo que habían hecho en conjunto para ser la familia que ahora eran y acogerla con su cálida amistad.

¡Se busca novio para Hanie! • Min YoongiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora