Capítulo 1

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Rebecca

Edad de 8 años, mundo de Aeistian.

Me encuentro en mi cuarto. Me parece raro que las sacerdotisas no hayan venido a jugar conmigo hoy. Dejo de peinar mi cabello y me levanto de mi sillita. Me gusta donde vivo, el palacio es blanco, grande y todos son muy buenos.

Oigo un grito de mi mami y corro a ver qué sucede. Los pisos que estaban blancos, se han manchado de rojo. Entonces veo a mi mamá tirada en el suelo, me asusta mucho que esté así. Voy a llorar.

Me le acerco y me agacho.

—¿Mami? —Me mojo la cara por llorar y la muevo —¿Mami?

—Corre, Rebecca —Despacio me entrega un collar que también tiene sangre —. Huye a Paraleio, ahí estarás a salvo, sabes cómo ir, yo te enseñé.

—No... —Niego moviendo la cabeza —mami, no quiero, tengo miedo.

—Rápido, Rebecca —Rodea sus manos sobre las mías pequeñas —. Eres una niña muy inteligente y valiente, sé que podrás hacerlo —Noto como sus dedos me sueltan despacio y deja caer su cabeza.

—¿Mamá? —Mis ojos se abren muy grande —¡¡Mamá!!

Alzo la vista, viene gente hasta mí. No son personas que conozca. Debo correr como mamá me pidió. Me alejo de mami llorando y corro muy lejos hasta una habitación. Agarro los crayones que las sacerdotisas me regalaron y dibujo una runa en el suelo.

Una luz que no me deja ver, me hace sentir que floto y vuelo, tan rápido que no sé dónde estoy.

Es una playa.

—Hola, niña ¿Estás perdida? —Se me acerca una pareja.

—Oh, cariño, tiene sangre, llama a la policía —dice la mujer preocupada y expresa palabras que no entiendo —. Tranquila, pequeña, todo está bien —Me sonríe.

Me recuerda a mamá.

Lloro muy fuerte, tanto que todo el océano me podría escuchar.

Edad de 16 años, mundo de Paraleio.

Guardo en una cajita mi collar y sonrío cuando mi papá adoptivo me llama. Corro feliz por la playa al salir de la cabaña, cuando me le acerco voy directo a abrazarlo.

—Hola, papá, mamá ¿Qué hacen tan temprano levantados?

—¡Voy a surfear! —grita él contento y me río.

—Anda, Rebecca —me dice mamá —. Acompaña a tu padre, sabemos lo mucho que te encantan las olas.

Me río de nuevo.

—¿Me encantan? Son mi vida —Me quito la remera, dejándose ver mi traje de baño blanco —¿Una carrera? —desafío a papá.

—¡Vas a perder! —grita empezando a correr y cuando reacciono lo sigo.

Nos detenemos cuando oímos un grito. Siento la misma sensación de cuando tenía ocho años. Me giro y revivo el horror, mi madre adoptiva ha sido atravesada con una lanza.

—¡Miriam! —grita papá y corre hasta a ella.

Un sofoco viene a mi pecho cuando otra lanza cae sobre él. Sin pensarlo dos veces, huyo en dirección a la cabaña, cuando veo que los mismos hombres que me persiguieron de pequeña, me siguen nuevamente. Llego a la casa y tomo rápido mi collar, lo pongo en mi cuello, antes de que entren salgo yo a enfrentarlos.

—Me buscaron, pues me encontraron —digo con puro odio —. Ahora van a ver lo que se siente.

Una brisa comienza a moverse y el mar retrocede. Los hombres se dan cuenta de lo que sucede, pero uno grita para detenerme.

—¡Es el collar, apunta ahí! —le ordena a su flechero y cuando la flecha extraña llega hasta mí, abre un portal inesperado.

No he logrado abrirlo nunca y estos malditos desgraciados lo han hecho. Al menos antes de irme, consigo visualizar como la ola los aplasta, acto seguido noto como caigo del cielo en picada.

¡Maldita sea!

Muevo las manos, el agua que atraviesa conmigo el viaje, amortigua la caída, termino en el suelo del desierto y por completo mareada. Me levanto despacio, viendo como una caravana se acerca y un guardia grita.

—¡Su majestad, la chica cayó de esta lluvia torrencial!

—No seas estúpido —grita el rey y baja de su carreta —. Fue como una catarata, ni por poco fue tormenta.

—¿Qué forma de vestir es esa? —Un chico de ojos azules saca la cabeza por la ventanilla.

—Kael —dice el monarca girando su vista hacia él y luego me observa sonriente, siento algo de perversión en su mirada —. Trátala bien, podría ser tu concubina.

—Me vas a dar un harem, qué miedo —Se ríe.

—Su alteza —Otro hombre desde adentro del carruaje lo reprende —. No puede decirle eso a su padre, él quiere lo mejor para usted.

—Sí, Endek, lo entiendo —expresa disconforme y algo triste por no poder expresarse, entonces vuelve a meter la cabeza en ese vehículo antiguo.

—Señorita —Me mira el rey otra vez —. No oponga resistencia y acompañenos, se le dirá todo lo que debe hacer en el camino.

Veo varios guardias acercarse y aún mareada, alzo la mano para ahogarlos, pero no funciona, estoy demasiado débil para hacerlo. Toco mi cuello para buscar mi collar y no lo hallo ¿Dónde está? Mierda, se cayó. Observo para todos lados, entonces cuando alzo la vista, visualizo que el rey lo tiene.

—Qué extraña alhaja —opina.

—Regrésela —aclaro indignada.

Al monarca no le agrada mi gesto y hace una seña, un guardia me golpea, entonces termino desmayándome.

El reino del desierto no me agrada para nada.

Edad de 21 años, mundo de Aeistian, reino de los cielos, actualidad.

Tomo una bocanada de aire al despertar y me siento abruptamente en la cama donde me encuentro. Toco mi pecho, recordando el sueño, el recuerdo, mi collar y luego reacciono mirando la habitación confundida.

—Este lugar... —Miro que tengo vendas en la parte superior de mi torso —. Cierto, la flecha.

Escapaba con Jaelyne de los hombres de Fared, el dragón cayó y nos rodearon, luego no recuerdo nada más.

—Te encuentras despierta —Una puerta se abre y veo a una mujer desconocida para mí —. Estoy encantada de tener el honor de ver en persona a la gran Belleza del Océano.

—¿Quién es usted? —Entrecierro los ojos.

—Yo soy la Reina del Cielo, Esmetriah, pero eso no es lo importante ahora, debes reponerte, necesito tener una conversación contigo.

—¿Dónde está Jacky?

Se ríe.

—Tú coopera y te diré todo lo que quieras.

Belleza del Océano #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora