Capítulo 50

536 78 25
                                    

Kael

—Rebecca te dio una gran bofetada.

Visualizo a Jacky subir a la terraza de la taberna, en donde me encuentro. Estaba mirando el horizonte, a lo lejos se puede ver el castillo y los dragones, la guerra. Incluso aunque es lejos, estamos expuestos, todo se ha vuelto caos. Vuelvo a mirar esa cabellera rubia que me vuelve loco.

Me río.

—No deberías estar aquí, te están buscando —le aclaro.

—¿Las autoridades? —Mueve los hombros—. Es normal.

Río otra vez.

—Toda una temeraria.

—A ti también seguro te buscan, ya sabes, por desertor —se burla.

—Algo así, pero yo no tengo cartelitos por todos lados como tú.

—¿Así que contraatacas? —Se cruza de brazos y sigue sonriente.

—No sé qué cambió, pero me alegra que ya no me mires con odio. Tu rostro empapado en lágrimas me partía el alma, así que no creo intentar atacarte.

Baja las manos y suspira.

—Pensé bastante y me di cuenta que no valía la pena permanecer con el resentimiento, además me regresaste mi collar y decidiste irte, eso es un acto que respeto mucho, tú respetaste mi decisión, me diste un lugar, mi espacio y para mí, eso no es nada tóxico.

—Jacky... —Hago una pausa y también suspiro—. Sé que me comporté como un maldito desgraciado, debí haber averiguado más, darme cuenta, no sé, pero te juro que estoy arrepentido, no quiero dañarte nunca más, he sido un imbécil.

Se ríe.

—Sí, conozco unos cuántos, pero tú no estás tan cerca en la escala de idiotas, después de todo no lo sabías. Pero es evidente que no podías comportate de otra manera. Supongo que uno aprende de sus errores.

—Así es. —Asiento. Nos quedamos en silencio mirándonos hasta que vuelvo a hablar—. Entonces... ¿Te irás? —indago.

—Ah, sí —Reacciona—. Tengo que cuidar a esa gente, es lo que siento.

—Me parece bien.

Se forma otra silencio incómodo.

—Bueno... —Ella señala la escalera—. Iré a tomar algo, tú...

—No, yo me quedaré aquí, está bien —digo nervioso.

—Ah, no, me refería si querías que te traiga —responde inquieta también.

—Ah, no, no, gracias.

—Mm bueno, ya me voy.

—Sí, sí, está bien.

—Sí, me estoy yendo. —Retrocede.

—Sí, no hay problema, estaré por aquí por si... bueno, eso.

—Ah ¿Qué cosa? —Me mira confundida y curiosa.

—No, nada, nada, solo fue un decir.

—Oh, entiendo, ya me voy.

Camina en dirección a la escalera pero se detiene, toca el barandal y se queda pensativa, luego se gira rápido a verme, me sonríe, entonces yo hago lo mismo.

—Kael —me llama.

—¿Sí?

Corre a abrazarme, luego de rodear sus brazos en mi cuerpo, a lo cual le correspondo, se aparta, nos miramos unos segundos y nos besamos.

Extrañaba esos labios.

Belleza del Océano #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora