Capítulo 22

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Jaelyne

Meses atrás - Paraleio.

Salto seguidas veces bailando y escuchando la música del antro, la cual está a todo volumen, así que aturde. Pero estoy algo borracha, por eso no me molesta tanto. Solo me concentro en las luces de la pista de baile y en mover mi cuerpo.

Wash se encuentra sentado en uno de los sillones junto a las mesas. Él sigue bebiendo, está más tomado que yo, aunque sinceramente eso no es para nada bueno.

—No me molesten —les dice a unas chicas que se le acercan.

Muchas mujeres siempre se le aproximan para buscar su protección, me incluyo, aunque lo mío fue desesperación pura y sin opciones. Este barrio es peligroso para cualquiera, por eso es imprescindible tener buenas conexiones, sobre todo con el chico más malo de este lugar, un jefe de pandilla. En consecuencia, mi novio.

—¡¿A quién llamas monstruo?! —grita furioso.

Le tira la botella de vidrio a uno y la música para, el lugar se vuelve silencio, además de que todos se quedan quietos. Hoy está de muy malhumor. Lástima que tenga que ser yo quien lo tenga que soportar, si sigue así toda la maldita noche.

¡Porque vivo con él!

Mejor le doy más cerveza, a ver si se duerme y deja esa agresión que lo toma cuando escucha la palabra "monstruo". Pueden decirle muchos insultos menos ese. Por eso me compadezco del idiota que lo dijo.

—Oye, Wash, toma —Le sirvo más bebida en un vaso. Se me queda mirando fijo —¿Sucede algo? —Fuerzo una sonrisa.

Entrecierra los ojos.

—Jacky... —Se levanta y se pone a mi altura, alejo mi cara cuando aproxima la suya —¿No tienes miedo?

—¿Miedo de qué? —Alzo una ceja.

Me agarra de la cintura y siento su respiración en mi oreja cuando acerca su boca allí.

—A perderme.

Iugh, no.

—Pues... —Me río —es gracioso porque... no le prestas atención a esas mujeres, así que no tengo razón para preocuparme de que me dejes y que arruines nuestro trato.

—Mm, cierto —Apoya su cabeza en mi hombro, ya que está mareado —. Niña escandalosa —susurra.

—¿Qué? No te entendí.

Se aparta y me suelta, se toca la cabeza aturdido.

—Me confundí.

—¿Con alguien más? —Entrecierro los ojos y se ríe.

—¿Quién? Solo somos tú y yo, muñeca. Tú y yo, y nuestra conveniencia.

—A mí sí me conviene estar contigo —Pongo mis manos en mi cintura —, pero a ti, no sé ni me interesa conocer la respuesta.

Actualidad - Aeistian.

Si hubiera sabido que iba a vivir todo esto, habría tomado la oportunidad y robado cualquier información que me pudiera ser útil ahora, pero no soy ninguna adivina. Aunque con sinceridad la única clarividente que me habló, no me sirvió de nada. Es hora de volver a los trucos sucios, agarro una copa y me acerco a Wash.

—¿Brindamos por los viejos tiempos? —Le sonrío.

Wash, que ahora tiene el rostro de Fared, que en realidad, por lo que me dijo, es su verdadera cara. Él mantiene su vista en la ventana del pasillo, sin mirarme, y es en ese mismo instante que hace su sonrisa siniestra. Me da un escalofrío.

—Muñeca, ahora soy un monarca, no puedo estar borracho.

—Tenía que intentarlo —Me tomo la copa yo —. Tú tienes algo que quiero.

—La runa de Rebecca —dice sin titubear y se ríe —. Y tú también tienes algo que quiero —repite.

—Pierdes tu tiempo, no tengo idea de dónde está mi collar.

—¿Debería creerte? —De repente toma mi mano y mete la suya dentro de mi ropa para agarrar la alhaja de Irina, así que se sorprende, pero me la regresa, poniéndola en mi palma —. Es la de ella, oculta eso, maldita sea —Se aparta soltándome —. Aleja esa cosa de mí —Veo como se retira a mucha velocidad sin parar.

Le pegó fuerte el vino y soy yo quien lo está tomando. Aunque sinceramente lo que le removió todo, es Irina.

"Niña escandalosa".

Así que de ella hablaba cuando estaba borracho.

Belleza del Océano #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora