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Solo lo sigo con la mirada y él pasa a mi lado como si nada sucediera. inclino mi cabeza y trato de convencerme, debía seguir, vivir una vida normal. Lo miro y él sonrie tranquilo, como si tratara de ser amigable,como si fuera en verdad un nuevo estudiante y nada mas. Aunque mi cabeza solo decía "te esta persiguiendo, sabe todo de ti y estas en problemas", no era una muy buena manera de tranquilizarse pero iba a afrontar esto, iba a terminar.

La hora termino y al tocar el timbre todos salieron, me pare de inmediato y fui en diagonal, justo donde se sentaba

Jefnier, el alzo su mirada a las vez que recogía su libros, por un momento pensé en seguir de largo pero no, ya era suficiente.

- ¿Que es lo que buscas?.

- En realidad iba a preguntarte donde esta la cafetería pero también busco el baño.

- Solo dímelo - insistí - ¿A que viniste?.

- ¿Acaso no es obvio? - quede en silencio - te veo en el patio dentro de media hora - acaricio mi mejilla y me guiño un ojo como si aun intentara coquetear conmigo

Lo vi cruzar la puerta... acaso no se cansa? ¿que buscaba? demonios, ¿porque no me deja en paz y ya?

Me senté en mi banco esperando que el tiempo pase, claro que iría, si fuera lo suficiente astuta le tendría una trampa pero no, porque soy muy tonta para esas cosas y además ¿para que lo haría? ¿con que fin?, solo iría a esperar que él solo se decida terminar con esto.

Tenía muchas dudas, ¿que conseguía a cambio? es como si me odiara pero no entiendo porque no me ha matado entonces, puede hacer lo que quiera conmigo ¿no es así? yo creía que buscaba una muerte lenta o que me vuelva completamente loca y lo estaba consiguiendo, nunca creí en el destino ni la casualidad y ahora mi destino depende de un fenómeno, de mi peor enemigo.

Respiro ondo y me dirijo a lo que seria mi segundo gran error, llego al centro del instituto, si el patio principal, lo recorro de punta a punta pero no veo nada.

- "A tu derecha muñeca".

mire de inmediato y estaba ahí, parado con un cigarrillo y su pierna levantada apoyada en la pared y su campera de cuero ¿en que momento se había cambiado así? volvían mis pensamientos perturbadores, no debía desearlo ¿porque me pasaba esto?

- No tengo mucho tiempo muñeca -  mordió su labio y me tomo de la cintura.

- ¿Porque te metes en mi mente? - me solté como pude y tome mi cabeza de nuevo, podía escuchar algunos de sus pensamientos, algunos hablan de mi miedo y otros de mi escote

- Me divierte mucho - arrugo su nariz - linda escuela - miro a su alrededor con superioridad y tiro el cigarrillo al suelo.

- Universidad - le corregi.

- Como sea - sonrió.

- ¿Qué haces aquí? - trataba de que mi voz suene firme pero lo único que hacia era reflejar una niña asustada.

- Veo que ya no vistes como prostituta, ¿que paso con el atuendo de anoche?.

ignoro mi pregunta.

- Idiota.

- Ese me gustaba mas - rio.

Mire a mi costado frustrada y me tomo de las muñecas dándome un giro, logro dejarme contra la pared y de inmediato apretó su cuerpo contra él mío.

- Por favor, ya basta - musite mientras recorría mi cuello con su respiración.

- ¿Cuando volverás de nuevo por el bar?. - se burlo.

- ¿Porque a mi? ¿Porque me haces esto? ¿Como es posible que estés aquí?.

- Tu lo hiciste posible - dio un beso en mi cuello y miro mis ojos - porque me encantas - beso mis labios rápidamente y se alejo aun sin dejarme ver con aquella mirada fría.

Sonrió y camino por el pasillo desapareciendo de mi vista. Me deslizo por la pared y toco mis labios, los mismos que el beso hace instantes, lo odiaba, pero me encantaba.

Mi Pesadilla Donde viven las historias. Descúbrelo ahora