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Volví a cerrar los ojos y me gire pero todo a mi alrededor desapareció, es como si en un pestañear todo se esfumara y volvía a estar en mi habitación, tirada en el suelo. El cielo estaba oscuro y la ventana azotaba el frio viento que demandaba aquella noche sin luna. ¿Y Yo? yo me sentía un centavo rodando en el caño mas sucio de la calle, tan diminuto y opaco. Me sentía tan sola y extraña, tan débil y a la vez inmune, ¿Que podía yo hacer? era un simple y ordinaria mortal, incapaz de enfrentarse a nada, pero me sentía tan responsable, tan culposa tan metida en la historia y sabia que debía hacer algo. ¿Pero que?

Mire la puerta un par de veces y una vez decidida me pare y fui hacia ella cruzandola. Cruze el pasillo y luego las escaleras llegando a la puerta de entrada. Sin abrigo alguno sali corriendo con la estúpida esperanza de que él estuviera allí esperando, que me dijera que todo estaba bien y que no me dejaria jamás. Pase un par de veces por la universidad, camine por todo callejon oscuro que vela. Incluso fui a aquel bar de donde me habia escapado el dia de la lluvia, cuando recién comenzaba a descubrir al fenómeno que habitaba mi mente.

Pero no habla rastro, Jefnier no estaba ahí. De vuelta a casa vi a alguien sentado en el banco, no era Jefnier, tenía un gorro de esos que se doblan en la frente, algo que el no usaria. Dude en acercarme pero aun así lo hize y él volteo a verme.

- ¿Que haces aqui? a esta hora y con este frio.

- Me pregunte lo mismo al verte. - Me senté a su lado.

- Solo... Pensaba.

- ¿En Hanna?. - Él me miro.

- En todo. - Dijo seguro. - En Hanna tambien.

- ¿Como va todo?.

- Muy bien. desde esa vez en la universidad, el día que casi...

- Ni lo recuerdes. - Rei. - Ambos nos hubiéramos arrepentido si ese beso pasaba  - Emmanuel asintió y suspiro para luego mirame. - ¿Y tú con Jefnier?.

- ¿Como?. - Me sorprendí.

- Aquella vez nombrate a un tal Jefnier, supuse que él era el afortunado.

Trage saliva y suspire guardando las ganas de desahogarme.

- Aun no se lo que somos, él no es de aqui ¿Sabes? así que es una relación algo rara y distanciada por momentos. - Suspire nuevamente. - Pero definitivamente es él indicado.

- Que bueno, enserio me alegra mucho que estes bien

- Si. - Le mire.

- Bien.

- ¿Y que hacias aqui?.

- Paseaba. - Menti- No podía quedarme dormida, debía aprovechar que este es un vecindario tranquilo. - Pause. - Aun.

- Debes tener cuidado, sabes que no es peligroso pero aún así, seria tentador ver a una chica sola a estas horas.

- No te preocupes. - Le sonrei de lado y me pare.

- ¿Te acompaño a tu casa?.

- No, no es necesario. - Trate de explicarle.

- Claro que lo haré, no debería ni preguntarte. - Sonrió y deje que lo hiciera después de todo era verdad debía tener cuidado.

El camino fue corto, aun mas que de costumbre, lo despedí como siempre y abrí la puerta de mi apartamento entre al encender la luz, él estaba sentado de lo mas cómodo en mi sofá.

- Que rapido lo olvidas. - Rio y me miro. - Ves ____, ¿Entiendes a lo que me refiero? no necesitas a Jefnier, él no pertenece a este mundo y jamas lo hara, sigue tu vida, es lo mejor.

- ¿Que le hiciste a Jefnier?. - Grite al ver su expresion tan calmada.

- Nada. - Dijo aún con su sonrisa. - él esta bien. - Pauso. - En un lugar donde nadie podría encontarlo.

- Dejalo. - Chillé.

- Jamas volvera. - Dijo casi en burla él no te pertenece. -Me miro serio. - Me pertenece a mi.

- ¡Eres un manipulador! Dejalo, ¡Te lo suplico!.

- Gracias por el piropo, pero no hace falta muñeca, tus plegarias no cambian nada.

- ¿Que quiere que haga?, solo dímelo por favor lo que sea.

- Jefnier no se negocia.- Me sonria y poco a poco comenzó a reir. - Olvidalo niña, no lo volverás a ver. - Rio aun mas y desapareció

No logre nada otra vez, Derek se manifiesto y ahora mas tranquilo que nunca, pero no terminaba, no iban a separar a Jefnier de mi. No lo permitiría ¡No podrían!.

Mi Pesadilla Donde viven las historias. Descúbrelo ahora