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Aveces uno siente que no es necesario confesar lo que sientes hacia la persona que amas, bueno, ese era el caso de nuestro pequeño Juanin, quien ya hacia un par de años, se dio cuenta de que era mucho mas que simple admiración lo que sentía por el de cabello cenizo, las pistas estaban frente a el y nunca las notó: cuando estaban juntos su corazón se aceleraba, cuando estaba en su casa, solo pensaba en el, y cuando el mayor necesitaba algo, el siempre estaba allí, sin importar que.

Todo esto era extraño para el albino, al principio claramente no creía en que eso fuera realidad, no importaba cuanto lo quisiera, el era consiente de lo egocéntrico y vanidoso que era Tulio, si el se llegara a enamorar verdaderamente de alguien, sería de el mismo, eso lo tenia claro, pero entonces, por que se sentía así por el?

Con el paso de los años, los sentimientos del pequeño productor se aclararon, pero también crecieron. Lastimosamente, todo esto pasaba en total silencio, nunca tendría el coraje de contárselo a alguien, mucho menos a aquel hombre que lo había cautivado sentimentalmente, si el lo supiera, su mundo se vendría abajo, no solo por que seguramente el ojimiel perdería toda la confianza que, con mucho esfuerzo, obtuvo de el, si no por que, era demasiado obvio que su amor no sería correspondido, era demasiado obvio, lo conocía muy bien como para saberlo.

El menor suspiró, se encontraba en total soledad en el estudio, era demasiado temprano como para que alguien siquiera haya llegado, claro, a excepción de el.

No podía seguir pensando en sentimientos absurdos y propuestas fallidas, lo distraían de su trabajo! Y vaya que era mucho, así que, sin mas, se dirigió a empezar uno de su muchos labores matutinos.

⭐⭐⭐

Marcadas las ocho de la mañana, los miembros del canal comenzaron a llegar de poco en poco, el menor solo esperaba ansioso en el portón principal para ver si llegaba el cenizo, no necesitaba nada de el por ahora, solo quería verlo.

El siempre llegaba tarde al trabajo, así que decidió aprovechar mejor el tiempo para planchar las corbatas del mayor, era una de sus actividades favoritas, sentía que era la única forma de estar cerca de el, con su ropa.

Al llegar al guardarropa del estudio, comenzó a buscar las corbatas, pero encontró otra cosa en ves.

- oh, esto es... - menciono el menor, lo tomo con ambas manos y lo levanto a su altura, era una de las camisas de Tulio.

Era raro que el dejara allí una de sus camisas, pero aun así parecía que la había olvidado por completo.

El rostro del albino se ruborizó sin saberlo, por alguna razón le pareció gracioso el hecho de que era enorme comparado con su propio cuerpo, un impulso interno llevo la prenda a su rostro, para después olerla.

Aun mantenía el perfume caro que siempre suele usar el refinado ojimiel, pero por el paso de los días sin usar había perdido fuerza, lo que si perduraba era el olor natural de tulio, ese ligero aroma único que solo podías presenciar si estabas prácticamente junto a el, como en un abrazo.

El menor no pudo ponerse mas nervioso, a pesar de no haber nadie a su lado, el se sentía como si estuviera solo a centímetros del mayor, como si estuviera recostado sobre su pecho, sintiendo su calor, sintiendo sus grandes brazos rodeándolo, sus labios besando su cabello, su...

Paró en seco sus pensamientos al percatarse de lo que estaba haciendo, no podía dejar que su mente lo distrajera, si seguía así seguramente tendría pensamientos inapropiados sobre su propio amigo, algo que ha evitado desde que comenzó su enamoramiento hacia el, mas no podía evitarlo, estaba loco por el.

⭐stalker⭐ (T x J) [31 min.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora