la diafanidad de pensar

APATIA Y EMPATIA Y SIMPATIA

Apatía porque no siento, no comparto, ni compartía, un pretexto sería, no existía, pero que nombre le das a alguien que, viviendo, que estando en la cumbre obvie todo.

He abandonado el interés por las cosas, quizás nado en contra de las corrientes sociales, vean el lado positivo y con eso alivio sus angustias, han creado a un ser pasivo, actitud inviolable, imperturbable, aptitud inderrumbable siempre cachazudo, soy crudo, viudo de afectividad y noble comprensibilidad.

Soy Georg Hegel porque soy tu antítesis, orgánico, no hago parálisis ante la causa, me identifico soy el gel ante el dolor y las situaciones del prójimo, no existe egoísmo en mis acciones, ovaciones por mi trascendentalismo, trasformó el entorno, buenas vibras, y lo más elegante que es para la gente la empatía.

Valentía majestuosa la de ustedes al enfrentarse, y yo que solo soy una simpatía afectuosa, de agradable presencia, con una atractiva esencia, instintiva forma de dirigirme, no solo se encariñarme, se sentirlo en lo más profundo, vivirlo causa abundancia monetaria para nada, una abundancia de bondad que regocija, eso es ser parte, eso sana el alma en los enfrentamientos la simpatía lleva ventaja, no vengo a demostrar mis argumentos pero si tuviera, viera tú o ambos que ninguno comparte mis garbos con la trate a unos y a otros de igual manera sin que fueran buenos y otros tan, mi rol es impregnar un olor fragante sin juzgar.