Cap. 8: Confesión Accidental

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Jimin caminaba apresurado llevando una mano a una de sus mejillas, ¿en qué rayos estaba pensando al decir eso?, o mejor dicho, ¿cómo había podido decir tal cosa frente a ellos?, agradeció que su jefe fuese un distraído de primera para esas cosas.

- ¿Y si esta vez sospechó algo?– se murmuró así mismo sonrojándose aún más.

 Mientras más avanzaba más se grababa en su cabeza que debía impedir a toda costa que Jungkook se diera cuenta de sus sentimientos; él no debía saber nada de nada sobre eso, si el caso se daba podría incluso perder su trabajo lo cual significaba alejarse completamente del menor y peor, tener que regresar a su hogar y no ver más a Jin y Soobin, algo que tampoco quería.

Ahora que caminaba, agradecía que a pesar de que ocurriese todo aquel incidente de abrir su boca, su jefe no se había dado cuenta de nada, y eso le permitía concentrarse en lo que había ido a hacer, las compras de ese día.

Así llegó al supermercado y compró todo aquello en la lista que le había dado Jin, con eso en mente decidió dejar todo ese asunto de lado, y concentrarse en llevar las cosas que había comprado y que eran bastantes para cargarlas sin estar concentrado. Durante el trayecto de regreso pasó de largo aquel cementerio, lo que menos deseaba era encontrarse con su jefe en aquel instante.

Quedó pensativo por algunos minutos, recordando como se había enamorado de Jungkook sin saberlo; empezó a sentirse más intrigado por él, al punto de querer permanecer más tiempo a su lado, no importando si Jungkook a veces abría la boca y provocaba que todos a su alrededor se sintieran mal con algún comentario sarcástico o algo cruel de su parte; él podía soportar aquello, aunque últimamente le estuviera costando un poco hacerlo.

Por supuesto sabía que Jungkook no lo miraba realmente como para enamorarse de él u algo más, sino que solo lo veía como su asistente, y aunque muy dentro de él deseaba decirle todo lo que sentía y que de una vez por todas lo notara, también sabía que no era nada ético hacer tal cosa y prefería permanecer en las sombras a su lado, soñando y así evitar el obvio e inminente rechazo del menor. Además no eran unos niños ni siquiera era un simple amor o flechazo, sobre todo pensando en que ellos estaban en un lugar de trabajo lo cual hacía más serio el aprieto pensando que Jungkook era el presidente y dueño de la empresa.

- Se dice que los hombres... incluso los locos o los falsos podemos enamorarnos... todos podemos a excepción de los ocupados- murmuró Jimin para sí mismo... ¿estaba él dispuesto a cambiar esa teoría?, ¿lo arriesgaría todo solo por estar con Jungkook?– tal vez sea mejor... que sufra de una sola vez con su respuesta... que estar esperándola toda mi vida - Susurró el mayor entrecerrando sus ojos, fue entonces que notó que ya estaba llegando al edificio de departamentos, así que decidió dejar de pensar en todo eso y bajar del autobús para empezar a caminar hacia su hogar.

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Nuevamente el comienzo de la semana llegó y con eso apareció otro momento en que Jungkook llegaría tarde, pero esta vez sonrió de una manera que se mostró muy orgullosa. El día anterior había conseguido pastillas muy potentes para poder conciliar el sueño plenamente por lo que había logrado dormir bastante la noche anterior; y aunque ya casi no soñaba nada pues estas suprimían aquello; al estar varias noches sin dormir apropiadamente se había creado en él un insomnio el cual estaba siendo solucionado drásticamente, más no era algo muy estable y él era sabedor de eso, aunque el haber podido dormir era algo que le permitía sentirse más relajado.

Esa mañana por lo tanto el menor se alistó tranquilamente, no tenía intenciones de preocuparse por su salud y menos por unas pastillas para dormir, eso era algo mínimo y no debía influir en su estado menos en su trabajo.

Mi Adorable Asistente  +kookmin+Donde viven las historias. Descúbrelo ahora