˙·٠•●♥ Capítulo 20 ♥●•٠·˙

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T/N🍃: —¡Chi-chicas!, ¿Q-qué están haciendo aquí?— logré decir ante esa escena

Enserio no me lo esperaba, me empecé a poner nerviosa y Ángela lo notó

—¡Hoy salimos de vacaciones de fin de año, T/N!, Y por si no lo recuerdas, siempre celebramos llendo al parque a dar inicio a nuestra libertad— dijo Ángela enojada.

Joder, había olvidado por completo eso ;;

—Hoy no llegaste así que decidimos venir aquí porque algo muy raro está pasando. Casi no nos hablas, te la pasas encerrada los fines de semana y por si fuera poco la desaparición de Taehyung parece no importarte— dijo Tatiana leyendo mi lenguaje corporal.

Ambas se acercaron a mí y me hecharon miradas acusadoras. Ahí fue cuando me rendí, suspiré y me eché en el sofá, ellas sólo me miraron

—Es... Cierto que escondo algo...— solté, a lo que ellas se sentaron al lado mío y me preguntaron qué era.

Yo les empecé a contar lo que pasó desde el día en que dieron a Taehyung por desaparecido hasta el día en el que se decidió que iba a dormir en mi casa, para esconderse de cualquier persona que lo persiguiera...

Grave error...

—Y pues... Desde ese día Taehyung vive conmigo— les dije, a lo que ellas respondieron con una cara de asombro

—¿O-o sea que él está aquí?— preguntó Ángela.

Yo no pude responder, porque apenas ella preguntó eso escuché como derribaron la puerta y entraron agentes de la policía.

—¡Oiga!, ¡No tiene permitido entrar así a mi casa!— exclamé con enojo y asombro, pero fue en vano.

No me hicieron caso y los segundos después pude escuchar como Taehyung gritaba

—Ahg, ¡S-sueltenme!, ¡Déjenme!— lo habían sacado de su escondite a la fuerza

Se veía como desesperadamente quería librarse del agarre de uno de los hombres vestidos de negro

—¡Taehyung!— dije con cara de preocupación y traté de acercarme a él, pero me lo impidieron unos guardaespaldas

—T/N, lo siento mucho— se disculpó antes de pasar la puerta de entrada, al seguirlo afuera pude ver como varios periodistas rodeaban mi casa con sus cámaras y empezaron a tomar fotos, las luces me cegaron y no pude dar un paso más

—¡O-oigan, no se lo lleven!— traté de decir mientras veía de lejos cómo lo montaban a la fuerza en una camioneta.

La camioneta arrancó y los periodistas seguían allí, haciéndome preguntas, grabando y tomando muchas fotos.

Pero yo sólo veía como la camioneta se alejaba más y más...

Aquel callejón oscuro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora