Cap.8

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Después de ese incomodo momento y de haber terminado sus desayunos, la cocina se quedo en silencio, bastante incomodo para ambos, Rusia quería que la tierra se lo tragara, ya no soportaba la idea de que México lo había visto semi-desnudo.

- Oye, gracias por dejarme dormir en tu casa, aunque ni siquiera se porque estoy aquí, pero creo que ya tengo que irme.- hablo el tricolor tomando su plato y vaso para dejarlos en el zinc. Rusia imito su acción.- Solo deja lavo esto antes de irme.

- No te preocupes, yo lo haré.

México insistía en que el podía a ayudar a lavar el plato que había usado, pero Rusia simplemente negaba. El latino se resigno y simplemente acepto. Se dirigió a la puerta principal para irse, se quito las pantuflas que le fueron prestadas y se puso sus zapatos.

- Enserio gracias por dejarme dormir aquí.- volvió a sonreír mientras tomaba la perilla de la gran puerta de madera. Al abrirla volvió a sentir el aire fresco, cerrándola por inercia y obviamente el ruso sabia la razón.

- Espera aquí te traeré algo.- Rusia no espero respuesta y corrió a una puerta cerca de ahí, nuevamente el mexicano iba a negarse, pero parecía que el ruso era muy necio. Segundos después, el propietario de la vivienda llego con un abrigo en manos.- Toma esto, te puede ayudar.- al ver que el latino no pensaba acertarlo, opto por ponérselo el mismo, se acerco a menor de estatura pasando la enorme tela por su espalda, obligando al chico a pasar sus brazos por las mangas del abrigo. Era obvio que le quedaba grande, pero tenia peluche por dentro, lo que calmo el cuerpo tembloroso. 

- Gracias.- volvió a abrir la puerta, esta vez sin que el frió chocara violentamente su cuerpo. Ambos salieron y caminaron directo a la salida que daba directo a la carretera.- Bueno mi ruso, creo que te veré después jeje.- Esa sonrisa hipnotizaba de manera extraña al euroasiático, era una sonrisa que te transmitía confianza y era tan reconforte, pagaría por ver esa sonrisa todos los días. Un auto llegando a máxima velocidad a donde ambos se encontraban les llamo por completo la atención. Rusia por reflejo coloco el cuerpo de su invitado detrás de el, cubriéndolo por si algo malo pasaba.

 - Tu maldito Ruso!!!.- un estadounidense se bajo del auto completamente furioso, acercándose de manera amenazante.- Que le hiciste?!!.- grito al estar frente del mas alto. Rusia frunció el ceño como respuesta.

- Hey gringo tranquilo! no me hizo nada.- salio México detrás del chico para acercarse a su amigo.- ya cálmate!.- lo tomo de los hombros para darle vuelta y llevarlo al auto, USA no dejaba de mirar mal al ruso, quien hacia lo mismo.- ya métete!.- México lo empujo logrando que ingresara al auto nuevamente.- Gracias Rusia otra vez!.- dijo mientras rodeaba el auto para entras en el asiento del copiloto.- GRACIAS!!!.- dijo por ultimo para entrar y cerrar la puerta, inmediatamente, el americano arranco el auto dando vuelta y saliendo de ahí.

- Vas a caer estúpido capitalista.- dijo para dar media vuelta y regresar a su casa.

De nuevo se encontraba solo, soltó un fuerte suspiro al no escuchar nada mas que sus pisadas escaleras arriba, la madera rechinaba mientras avanzaba por el pasillo que lo llevaría a su habitación, detuvo su andar al frente de la pintura de su padre, observándola por unos minutos.

- Prometo no fallarte padre...- sonrió levemente para seguir caminando a su habitación. Al estar dentro, agacho la mirada, no había notado su soledad hasta ese día. Camino a su mesita de noche donde se encontraba el pez que anteriormente México le había regalado, la pecera aun tenia la bufanda cubriéndolo del frió, tomo un frasco con alimento para pez y vertió un poco de esas bolitas en la pecera. Tomo asiento en la cama, viendo como el pez tomaba el alimento. Sonrió, de alguna forma, traer al mexicano a su casa fue una buena idea, ese día no desayuno solo. Se separo de su lugar para caminar a su armario, aparto algunas cajas y bolsas para tomar una caja especifica. Una caja color gris, mallugada y con trozos de cinta adhesiva. Rusia se dejo caer en la madera de su habitación para abrir la caja y sacar un libro, lo sacudió levemente y le retiro el polvo que lo cubría, era un álbum de fotos. Lo hojeo lentamente observando cada fotografía pegada en cada pagina seguido de algunas palabras en cursiva, proporcionadas por la misma Unión Soviética. Eran fotos en blanco y negro de momentos en familia, sus hermanos y el jugando y teniendo sus típicas aventuras infantiles con su padre, después de varias paginas, llego a las fotos de época de guerra, URSS no aparecía en la mayoría de ellas, continuo pasando hoja por hoja observando con detenimiento cada pagina, las ultimas paginas eran del ejercito rojo, de URSS y Estados Unidos festejando su victoria el la segunda guerra mundial y una ultima foto grupal de todos aquellos que apoyaron durante la segunda guerra mundial, su padre era el que mas destacaba en la foto, sonrió por eso, esa foto solo la veía para apreciar lo fuerte y valiente que se mostraba su padre ahí, sin duda lo extrañaba. El resto de la foto no le importaba, solo podía ver a su padre ahí, feliz.

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- Que demonios hacías con el?!

- No lose!

- Como que no sabes?!

- Simplemente no lo se!!

México y USA discutían mientras este ultimo manejaba de manera rápida y brusca. El tricolor no mentía, no tenia idea de que hacia en la casa del soviético, pero igual tampoco se ocurrió preguntar.

- No te toco verdad?!.- pregunto alterado apartando un poco el cuello de la camisa de su acompañante para buscar alguna marca.

- NO! pendejo nos vas a matar!.- aparto la mano del americano para que este se concentrara en manejar.- No me hizo nada, todo esta bien.- dijo en tono tranquilo para intentar calamar al otro.

- Esta bien...te creeré...

El resto del camino ninguno dijo nada, México pensaba que USA estaba exagerando, Rusia era un país de bien, el nunca se aprovecharía del el si tuviera la oportunidad. Hablando del ruso, se había comportado muy amable, seguramente tendrían una amistad muy prospera en el futuro. Se re-acomodo entre el asiento, sintiendo el calor que le brindaba el gran abrigo que Rusia le había prestado, si que tenia un buen olor, solo esperaba que no fuera el favorita del ruso. Cerro sus ojos y dejo que su cuerpo se relajara, ese abrigo tenia algo que lo hacia sentir protegido, es como si estuviera en los brazos de alguien, entre los brazos de Rusia.

- No!.- grito de repente por aquel pensamiento, asustando a su amigo.

- ...no que?.- le dijo USA algo preocupado y confuso.

- ....nada... tu sigue manejando.- volteo a la ventana para evitar que Estados Unidos viera el gran sonrojo que invadió su rostro.

¡Cambio De Planes!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora