La Ciudad de los Elfos (parte 2)

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  Una vez que todos entraron por completo se podía observar que cerca de la escultura había un hombre que se veía de unos 30 años, rodeado de Elfos con armaduras plateadas y espadas las cuales no tenían hojas y solo tenían la empuñadura sujetada de un cinturón. El hombre que se encontraba rodeado de los caballeros no llevaba ningún arma o armadura, sólo llevaba unas ropas largas y sueltas de color blanco.
  Ked y John se percatan que éllos estaban siendo llevados junto a ese hombre, ya que la caminata iba toda recta hacia esa dirección. Luego de llegar hasta ese lugar, todos los elfos (incluyendo los caballeros) se colocan de rodillas demostrando respeto hacia la persona de ropas blancas, luego la líder se levanta, camina 2 pasos al frente y dice:

—¡Aquí la capitana Angeline Paz de la vigésimo tercera brigada de exploración reportándose!

—Hmm... Fueron los últimos en regresar ¿Sucedió algo en la exploración? —dice el hombre con un tono muy desinteresado.

—¡Informo mi Rey! De camino al reino nos encontramos con éstos dos humanos merodeando por nuestros territórios que se encuentran por el norte.

  Cuándo dijo estas palabras el rey cambia totalmente el aspecto de su rostro, fijando una mirada aterradora hacia Ked y John.

—Humanos ¿eh?, llévenlos a la sala de tortura que se encuentra en mi habitación. —dice el hombre a sus caballeros plateados mientras el sonríe.

—Hoo...

  Al escucharse esa voz, el aire de alrededor se empezó a sentirse tan pesado que los elfos los cuáles regresaban del viaje caían inconcientes al suelo, los caballeros reaccionaban intentando ver de donde provenía esa mala sensación y el rey se sorprendía mirando detrás suyo dónde se encontraba un anciano elfo sosteniendo un bastón de madera seca.

—¿Por qué estás queriendo torturar a mis invitados? —dice el anciano mientras fruncia el ceño.

  Al terminar de decir esas palabras los caballeros plateados se recuperan y agachan sus cabezas apuntando al anciano.

—Padre, éstos son humanos que merodeaban nuestros territoriod, no podemos dejarlos así como así. «demonios, ese viejo entrometido» —decía el rey mientras tenía algunos maliciosos pensamientos.

—Te voy a hacer una simple pregunta. ¿Sabes cuan difícil fue lograr la paz entre nuestras razas? —preguntaba el anciano demostrando así cada vez más su descontento.

—¡Sí padre! Sé por todo lo que pasaste y pasamos, ya que soy testigo del arduo esfuerzo de ambas razas. —contestaba.

—Entonces si sabes cuantas dificultades pasamos ¿Por qué estás tratando de torturar a un príncipe? —dice el anciano levantando la voz.

—¿Prín-cipe?

—Bueno... Creo que llegó el tiempo de presentarme. Mi nombre es Ezequiel Lein de Avalor, hijo del rey George de Avalor y la reina Katherine Panthom, próximo sucesor del Mercado Continental y heredero al trono del reino de Avalor. —decía Ked mientras daba unos pasos al frente y agachaba su cabeza en símbolo de respeto. —Y éste es mi mejor amigo John, a quién debo la vida.

—¡¡¿Qué?!!

—Entonces te preguntaré nuevamente ¿Por qué estás queriendo torturar a mis invitados? —decía el anciano con un tono amenazante.

  El Rey queda sorprendido ante lo que dijo Ked, pero hace un gesto soberbio, mira fijamente a Ked y gira haciendo media vuelta para dirigirse al palácio sin decir ningúna palabra.

  Luego el anciano dice a los elfos que suelten a los dos humanos y que él se hará cargo de ellos. Luego pide a sus protectores que preparen un cuarto, ropa y baño para los humanos, y también que los tranten de la mejor forma posible.
  Una vez que John y ked fueron liberados, el anciano los lleva dentro de palacio para tener una charla en su oficina mientras los protectores preparaban sus habitaciones.

—Se quedarán aquí por dos años, en lo que la Brecha de teletransporte se vuelva a abrir al reino de Avalor.

—¿Dos años? —preguntaba John con un poco de exaltación mientras miraba a Ked quién no decía nada.

—¡Sí! Dos años, ya que en el tratado de paz se estableció una fecha para el comércio e intercambio de productos entre reinos, pero si quieren ir caminando son libres, sólo que tardarán como mínimo 1 año y 6 meses dependiendo de la situación económica que poseen y también si tienen suerte de que no se encuentren con bandidos por el camino. —decía el anciano como si ya lo hubiera planeado todo de antemano.

—¿No hay algúna forma de que nos financien el viaje hasta allí y luego mi padre les devuelve el favor? —preguntaba Ked

—Lastimosamente no, ya que tenemos un perfil el cuál tenemos que mantener con las otras ciudades elficas, si no queremos una guerra debemos seguir manteniendonos neutros ante éste tipo de situaciones.

—Supongo que tienes razón, no queremos causar ningún tipo de problemas, además no es su deber ayudarnos. —dice Ked de una forma pensativa.

—Mientras tanto vivirán aquí en el palácio, también hay una cosa el cuál quiero hablarles en privado y en mí oficina. —decía el anciano mientras terminaban la caminata y llegaban a la oficina del elfo.

Ice And FireDonde viven las historias. Descúbrelo ahora