Vientos turbulentos

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Ambos chocan sus espadas, el Rey intenta una patada en las piernas de Edward para hacerlo caer, pero no lo logra y causa una apertura para la espada enemiga. El rey apenas esquiva el filo, recibiendo un leve corte en la pierna, gira y ataca de vuelta.
Mientras chocan sus espadas Edwar grita:

—¡¡¡Te mataree!!!

Entonces el rey esquiva la espada y logra un gran corte en los hombros de Edward, pero el Rey pierde su espada, ya que el enemigo golpea en el acto su espada.

—Ya no tienes espada, ¿Ahora que harás?

—Un verdadero guerrero está preparado para perder su espada en cualquier momento. —dice el rey mientras se coloca para pelear.

El rey carga contra Edwar, esquivando el golpe horizontal de su espada, hace una patada giratoria desarmando al enemigo y golpeándolo sucesivamente por todo el cuerpo. Pero más en el rostro.
Edward utiliza su reforzamiento y con el se defiende de los golpes del rey, también atacando pero sin lograr siquiera un rasguño.
Mientras siguen intercambiando golpes Edward dice:

—¿Por qué eres tan bueno desarmado? ¿Qué no utilizas la espada?

—Un guerrero, también, siempre está preparado para perder su espada, y si está preparado para ellos, significa que está preparado para pelear cuerpo a cuerpo. Además, la espada solo es un adorno.

El enemigo frunce el ceño e intenta muchos golpeas básicos con la mano derecha y cubriéndose de los golpes con la izquierda.
El rey logra hacer caer al enemigo y lo agarra en el suelo golpeándolo continuamente en el rostro, al borde de dejar inconciente a Edward.

—La gente de mi reino no se merecía todo esto, ¿sólo los involucraste para enfurecerme no es así? —grita el rey.

Edward símplemente sonríe con su rostro ensangrentado, y observa a su costado.
En la dirección el cuál observa, aparece un hombre encapuñado que golpea con sus palmas en el rostro del rey, con ese simple golpe lo manda volando lejos, tanto que chocó contra las paredes del castillo.
El hombre encapuchado llevaba una insignia de una espada clavada en un corazón rodeado de una flor de loto en yamas, parecía débil a simple vista, pero con una simple cachetada mandó volando al rey.

Ked y John que estaban logrando recuperar la conciencia logran ver lo que ocurrió, los dos sin dudar se acercan al hombre y preguntan:

—¿Quién eres?

A lo que el hombre responde:

—¿Qué quién soy? Soy uno de los 8 pétalos del loto Demoníaco.

—¿9 pétalos del loto demoníaco?

—Tal y como lo escuchaste...

—¿Qué es lo qué quieres? —pregunta John.

—Oye, Oye... Tranquilo, simplemente estoy aquí para salvar a mí cliente.

—¿Cliente?

—Así es. El me contrató para aniquilar este reino, solo que no se aguantó las ganas y se lanzó antes de lo planeado.

—¡No, no dejaremos que mates a nadie de este reino! —dijo Ked mientras sujeta su espada.

—Me contrataron para destruir el reino, no para matar a su gente. Así que no se preocupen y dejenme trabajar, pero si se interponen es otro asunto, quizá los mate.

En ese momento el rey aparece caminando lentamente y muy herido por las calles, diciendo:

—Podrás derrumbar todos los cimientos de este reino, pero Elfheim vive en los corazones de sus ciudadanos. Si este reino se derrumba ¡¡¡Todos lo reconstruiremos!!!

Ice And FireDonde viven las historias. Descúbrelo ahora