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Sin embargo, todos sus hijos tienen algo de él

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Sin embargo, todos sus hijos tienen algo de él. Por lo que te interesas más en aquellos Ragnarssons.

—Pero me gusta usar mi hacha en hombres que no saben cómo tratar a una mujer– Sacas el hacha de tu padre y la golpeas sobre la mesa antes de sentarte. Todos los hermanos te miran con ojos lujuriosos e intentas controlar tu pulso.

Vas a agarrar el tazón que Aslaug te entrega que está lleno de avena pero Ivar lo toma primero.

—Debes conocerme Ivar, no respeto a las personas. Lucharé contra todos y contra cualquiera, si es necesario– Se lo quitas de las manos y le levantas una ceja como advertencia.

Ivar finalmente ha encontrado su pareja.

Solo se ríe pero los hermanos están en estado de shock. Nadie ha amenazado a Ivar, y mucho menos a una mujer. Tenía esa maldad sobre él que la gente estaba demasiado asustada para enfrentarlo, a excepción de Sigurd, por supuesto.

Sigurd camina hacia ti y te susurra al oído.

—Estoy bastante hipnotizado por tu belleza Meribeth. Nos vemos en el bosque cerca del lago después de que hayas terminado aquí–Su aliento caliente hace temblar tu espalda. Se va después de que le asientes.

—Debo preguntar. Meribeth, ¿qué te trajo aquí?– Te das vuelta para encontrarte con los ojos más azules.

—Um, bueno. Solo quería visitar a Aslaug y hablar con el Vidente– Mientes parcialmente.

—Una mujer de los dioses, ya veo. Me gusta eso– Ivar dice mientras mira hacia tu pecho medio descubierto. No te gustaba usar ropa que cubriera demasiado, sentías que era sofocante y te impedía luchar a tu máximo potencial.

Te levantas ignorando las burlas de Ivar y agarras tu hacha.

—Voy a lanzar hachas. Gracias por la comida, Aslaug. Vendré mañana– Te inclinas ante ella y los hijos. Escuchas a todos los hermanos moverse en sus asientos luchando por quién te alcanzaría primero. Continúas caminando, quitando el cabello de tus hombros mientras abres las puertas de madera de tres metros.

Cuando estás a medio camino de las escaleras, Ubbe se apresura a bloquear tu camino.

—Sabes, quise decir lo que dije allá sobre usar mi hacha en personas que se interponen en mi camino, Ubbe– Sus ojos se cierran por una fracción de segundo después de que dices su nombre. Parece estar completamente complacido de que digas su nombre en voz alta. Algo ahí abajo late en ti.

Debo encontrar rápidamente a Ragnar antes de tomar la decisión equivocada.

—Lamento si te ofende de alguna manera al decir esto, pero eres la mujer más hermosa que he visto. ¿Qué debo hacer para hacerte mía antes que mis hermanos?– Ríe un poco mientras piensas en lo que Sigurd te dijo hace unos minutos.

¡Rápidamente, piensa en algo que decir Meribeth!

—Quizás puedas desafiarme a una pelea de espadas. Si ganas, me casaré contigo. Pero, si gano...– Das un paso más cerca de él y agarras su mandíbula con dureza. Se lame los labios y mira brevemente los tuyos –caminarás desnudo por las calles de Kattegat con mi nombre escrito en tu trasero con jugo de bayas– Le das una sonrisa mientras instintivamente se inclina para besarte.

Rápidamente sueltas su mandíbula cuando escuchas a la multitud de hombres y mujeres gritando blasfemias a un hombre que viene por la ciudad.

Es Ragnar.

Rápidamente pasas junto a Ubbe cuando él casi te agarra del brazo para besarte. Es tiempo.

𝐌𝐞𝐫𝐢𝐛𝐞𝐭𝐡 | VikingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora