16

1.7K 122 19
                                    

Te levantas de la mesa y le avisas a Lagertha y a Torvi que hablaras con ellas más tarde.

—¿Llevó al hijo de Hvitserk?– preguntas al vidente apenas entras.

Río por tu pregunta.

—Claro que si Meribeth.

Una gran sonrisa se dibujó en tu rostro. Agarraste su mano para lamerla pero interrumpió.

—Es todo lo que me preguntaras ¿no es así?

—Si... Solo eso me interesa saber– suspiras y continuas lo que te había interrumpido.
Caminas hacia el gran salón y ves a Ubbe afuera a un costado sentado.

—Meribeth– te llamó.

—Dime Ubbe– te sientas junto a él. Te mira como si tratase de buscar algún gesto que indique que lo que habías dicho era una broma.

—¿Cómo estas tan segura? De que el hijo es de Hvitserk– interrogó.

—Tenía la corazonada y me lo acaba de confirmar el vidente– le sonreíste, el solo asintió mirando a otro lugar.

Tu mirada se fue a tus manos en donde viste el anillo que Ubbe te había dado, sentimientos encontrados vinieron a ti.

—Quiero que se lo des a Margrethe– te quitas el anillo y se lo das.

—No, no. Yo te lo di a ti– te agarro de la cara con ambas manos.

—Pero Margrethe es tu esposa– te interrumpió.

—Si pero tú eres la mujer de mi vida y que tengas este anillo es símbolo de eso– al terminar le das un beso hambriento llevando tus manos a su cabello, sus manos bajan a tu cintura apretándola y le muerdes el labio inferior.

—Tengo que hablar con Lagertha– te separas de él.
Le das una sonrisa sin mostrar los dientes y entras al gran salón.
Margrethe había visto y escuchado toda la conversación que tuvieron.

*

—Si me topo con alguno de ustedes dos en la batalla, los mataré aunque no quiera hacerlo– les dijiste a Ivar y Hvitserk

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Si me topo con alguno de ustedes dos en la batalla, los mataré aunque no quiera hacerlo– les dijiste a Ivar y Hvitserk. Hace un momento creyeron que no habría necesidad de una guerra civil pero Ivar reanudó todo –Hoy no voy a morir y menos si estoy esperando un bebé– dices alejándote por el lado de Lagertha.

Intentaste decírselo a Hvitserk cuando intercambio de campamento pero algo en ti impedía decírselo del todo. Ahora todo tenía sentido para él, lo que le intentabas decir era eso y ahora estaba dudando si estaba en el bando correcto. Ivar y Harald lo jalaron antes de que vaya corriendo contigo para abrazar y besar a la madre de su hijo y a la mujer que ama.

En el campo de batalla Ivar estaba por ejecutar justo lo que Björn había dicho que haría. Llegaste a la lado de Lagertha cuando una parte del ejército enemigo se fue. Prácticamente los tenían rodeados luchaste con mucha preocupación, ya habías sentido el dolor de una espada atravesarte y no lo querías volver a sentir.

Finalmente el rey Harald se retiró derrotado, una vez que se fue varias personas buscaban si habían personas con vida aún. El sacerdote Heahmund era una de ellas.
Lagertha decidió salvarlo y llevarlo al campamento, poco después se enteraron de que un ejército franco se había unido al rey Harald e Ivar ganando en número.

—Lagertha, permíteme pedirle a Alec que nos envíe un ejército escocés. Por favor, podemos ganarles– le pediste.

—No Meribeth, ya no hay tiempo. Si los Dioses están a nuestro favor ganaremos de cualquier forma– toco tu mejilla para tranquilizarte. Asientes pero no estás de acuerdo.

Te vas a la tienda que compartes con Ubbe y al entrar lo ves sentado.

—¿Que sucede?– te sientas junto a él.

—Alguno de nosotros morirá en la batalla y quiero que sepas que... Desearía que llevaras a mi hijo– toco tú vientre. Miraste esos ojos azules como el cielo brillar como la primera vez que te vieron.

—Si no me hubiera ido de Kattegat a que vez, lo más seguro es que este hijo sería tuyo y yo sería tu esposa– hablaste sentándote sobre su regazo, no dejas que hable y lo besas tiernamente.

*

Besas el collar de tu padre y cargas tu hacha también agarras tu espada que era ligera pero resistente. Era tu amuleto de la suerte.
Ves al ejército enemigo, Lagertha ordena que ataquen y así lo hacen. Corres atacando a los que se interponen en el camino cortando, clavando a tus enemigos llenándote de sangre en el camino.

A unos metros de ti ves a Hvitserk luchando, Ubbe se te adelanta enfrentándolo pero no lo mata, suspiras aliviada y te alejas un poco para no tener que matar a Hvitserk.

Hubieron muchísimas bajas, al estar peleando comenzaste a sentir que todo estaba perdido últimamente pensabas en el hubiera. Que hubiera pasado si tus hermanos se unieran, estarían a la par en número y solo tal vez Björn no hubiera ordenado la retirada y Kattegat no estaría en manos de Ivar. Lo comenzabas a desconocer. Todos los del ejército de Lagertha escaparon corriendo incluyéndote pero antes viste a Hvitserk de espaldas y lo jalaste, se volteó rápidamente con su espada en mano y al ver que eras tú la tiro en el suelo. Tomaste su mano y se fueron al bosque lejos del ejército franco.

—No voy a impedir que me mates y tampoco me defenderé. No luchare contra ti menos si llevas a mi hijo– hablo una vez que estaban relativamente seguros, se hincó esperando que le atravesaras tu espada pero no fue así en cambio lo tomaste de su armadura jalándolo hacia ti.

—Vámonos de aquí Hvitserk, tú y yo– susurraste cerca de sus labios.

—¿A donde iríamos? Puedes venir conmigo a Kattegat con– lo interrumpes.

—¡No! No traicionaré a Lagertha de esa forma. Ivar ya no es el mismo, no lo reconozco.

—Iré contigo a donde sea, Meribeth– murmuró y luego te beso.

—Vámonos a Escocía.

𝐌𝐞𝐫𝐢𝐛𝐞𝐭𝐡 | VikingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora