III

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La alarma de su celular lo despertó de forma ingrata. Maldijo el momento en que programó el despertador. Aquel sonido le había arrebatado uno de sus sueños más hermosos. Y es que en ese sueño volvía a reencontrarse con aquel ángel que vino en su ayuda durante su primer día de clases en la universidad. Recordaba esa sonrisa, esas dulces palabras, su atenta forma de ser hacía el, pero... ¡PERO! No recordaba muy bien su rostro. Era el colmo, Shouto quería volver a ver a aquella persona que le ayudó en aquel difícil momento, pero no podía recordaba su rostro. Ahora ya no importaba realmente, debía de continuar con su rutina. Tomó una ducha porque había olvidado tomar una en la noche, desayunó, tomó sus pertenencias, ignoro la llamada de su padre y se dirigió a la escuela.

En la entrada de la universidad se encontraba ella. Yaoyorozu Momo, su amiga, le esperaba sonriente.

—Buenos días, Todoroki-san.

—Buenos días, Yaoyorozu.

Sí, no usaba un honorífico con ella, era algo que no hacía Shouto, además de que ella le pidiera que no lo hiciera. Ambos caminaron hasta más adelante, hasta que Yaoyorozu se encontrará con un par de amigos suyos.

—Buenos días, Kirishima-kun y Kaminari-kun —saludó sonriente la pelinegra.

—Buenos días, Yaoyorozu —dijo el pelirrojo.

—Buenos días, Momo-chan —saludó el rubio.

—¿Eh? ¿No está Midoriya-kun con ustedes? —preguntó curiosa.

—No, él talvez ya esté en el salón, suele ser demasiado puntual —comentó Kaminari.

—Esa es una de sus mejores virtudes —agregó Kirishima.

Y como si lo hubiesen invocado, Izuku apareció corriendo en dirección contraria a la de ellos. Parecía esa alma que lleva el diablo.

—Wow, no sabía que Midoriya podía correr tan rápido —comentó Kaminari—. ¿A dónde irá?

Vieron como Izuku terminó fuera de la universidad frente a un auto negro. Y como de el una mujer extendía un cuaderno hacía Midoriya. Y en repetidas ocasiones, Izuku realizó reverencias hacía aquella mujer en modo de agradecimiento. Y luego como Izuku volvía a dirigirse a la universidad. Cuando Izuku estuvo frente a sus amigos solo hizo lo habitual.

—Bueno días, Yaoyorozu-san, Kaminari-kun y Kirishima-kun, también para tí, Todoroki-kun.

—¿Acaso olvidaste una libreta de dibujo, Midoriya-kun?—preguntó Yaoyorozu.

—Sí, pero alguien ha venido a dejarla —dijo apenado el pecoso.

—Por cierto, chicos, Kaminari y yo teníamos planeado salir a comer después de clases y queríamos saber si ustedes quieren venir —dijo Kirishima muy emocionado.

—Me encantaría acompañarlos, chicos —dijo Yaoyorozu muy contenta—. Todoroki-san, acompáñanos, por favor.

—Esta bien, los acompañaré.

—¿Y tú, Midoriya? Tienes que venir, sueles cancelarnos por tu trabajo —habló Kaminari.

—Sí, ya no solemos salir como antes —apoyó Kirishima.

—No se preocupen, está vez podré ir con ustedes.

—Estupendo, podremos estar todos —dijo la pelinegra—. Bueno, chicos, creo que aquí nos separamos, debo ir a mi primera clase.

Los chicos se despidieron de ella, excepto por Todoroki, quién se había quedado a un lado suyo.

—No puedo creer que sean tus amigos —soltó Shouto.

Luces, cámara y... ¿SEXO?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora