XV

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Despues de la visita a su hermanito, Touya no tenía otra cosa que hacer, así que simplemente se fue a casa. Ya era hora de cenar y lo que más esperaba era ver a su sexy novio en la cocina haciendo uso de sus maravillosos dotes culinarios. 

—Estoy de vuelta.

—Bienvenido. Estoy en la cocina.

—¡Sí! —celebró el peliblanco en voz baja.

Cuando llegó a la cocina se encontró con el chico pelirrubio con el que compartía el departamento frente a la estufa. Sin mucha prisa caminó hacía el, abrazándolo por la espalda y colocando perezosamente su mentón sobre su hombro derecho.

—Dime, ¿esta noche te encuentras en el menú? —preguntó coqueto para despues depositar un beso en el cuello ajeno.

—Todo depende de que si el comensal esta dispuesto a contarme sobre las novedades de su hermano —respondió decidido a seguirle el juego sin dar la vuelta para tenerle frente a frente.

—Eres un chismoso, Keigo.

—Lo aprendí de ti —respondió antes de apagar el fuego de la hornilla y darse la vuelta—. Pero es enserio, quiero saber que era eso tan importante que tenia por decirte que hizo que Shouto perturbara nuestro sueño aquella noche. 

—Bien, te lo diré despues de cenar.

El rubio no estuvo muy de acuerdo, le picaba la curiosidad, pero igual aceptó. Despues de la cena Touya no mostraba señales de cumplir con su palabra puesto que solo se centro en lavar los platos sucios.

—Oye —habló en un tono molesto—. ¿Me lo dirás?

—Lo hare mientras tomamos un baño juntos —respondió coqueto con una sonrisa provocando en el contrario un sonrojo.

—¿Ju-Juntos?

Ay, Dios. Keigo solo pudo imaginarse un montón de escenas totalmente inapropiadas para menores de edad y es que ¿Cómo no hacerlo si se trata de Todoroki Touya? Y si hay algo que él sabía muy bien de Touya era que no tenía llenadero, su apetito sexual era demasiado. Por un minuto se vio tentado a huir, pero, antes de que pudiera hacerlo, ya se encontraba en los brazos del peliblanco siendo arrastrado hacia el baño. No supo en que momento fue desvestido y colocado dentro de la bañera. Para su buena suerte, Touya solo parecía querer tomar un baño con él. Pero, aun así trataría de mantenerse en guardia con él ya que el de ojos azules se había adentrado en la bañera dejándolo a él recargado sobre su pecho dándole la espalda.

—Espero que estés listo para lo que voy a decirte —soltó el chico de ojos azules reavivando la curiosidad del rubio.

Touya no evito ningún pequeño detalle de la conversación que había tenido con Shouto, Keigo no pudo resistir más y terminó por soltar una carcajada ante tal información.

—No te burles de mi hermanito —reprendió Touya.

—Lo siento, es solo que... Tu hermano me resulta extremadamente adorable —respondió con una sonrisa.

—Oye —dijo mientras comenzaba a palpar el cuerpo ajeno con sus manos—. No digas esas cosas de Shouto, me pones celoso.

Keigo sabía que todo estaba demasiado tranquilo como para ser cierto, y a decir verdad no le molestaba el trato del ojiazul. No pensaba apartarlo y aunque tratara no podría, Touya lo haría ceder con esas manos suyas que lo inducían a caer en sus encantos. Pudo sentir como sus manos se deslizaban por todo su pecho y como estas cambiaban de dirección. Ambas manos se dirigían a su entrepierna. Cuando volteó a ver al chico detrás de él pudo darse cuenta del profundo deseo en su mirada, no solo era deseo. Había algo más. Sus ojos se veían oscuros, casi carentes de cordura y racionalidad. Lo vio relamerse los labios y sonreírle con ligera lascivia.

Luces, cámara y... ¿SEXO?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora