Entrenamiento

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—¿Qué es lo que ves?

Con los ojos vendados, oyó la música y vio con el corazón.

Se veía a si misma, en aquel prado y con lo que parecía un Templo atrás suyo. Todo lucía sacado de un sueño, con la hierba bajo sus pies descalzos tan suave impregnando en su piel y el leve ruido de la naturaleza llenando sus sentidos.

Cada paso que daba en un intento de orientarse, era como estar volando, como si no tocara el suelo. El viento templado acariciaba su rostro invitándola a seguir, le prometía algo que seguramente al final encontraría.

Pudo sentirlo. Una sensación cálida y familiar que apaciguaba el vacío de su roto vínculo. ¿Será? Avanzó, dejándose guiar por el lazo invisible que la unía con el extraño lugar.

Los recuerdos que cruzaban por su mente la alentaban y a la vez amenazaban con hacerla llorar. No sabe con exactitud cuanto tiempo a pasado, pero está segura que valdrá pena cuando llegue. ¿A dónde?

Se detiene un momento, observando su alrededor. Los altos árboles y flores decorando el sendero le hacen pensar si aquello era una señal o un sucio truco de su imaginación.

Antes que pudiera reprocharse, un brillo azulino llama su atención.

—¿Una mariposa?

En efecto, frente a ella el simpático insecto revolotea en el aire. Alza su mano tratando de alcanzarle, pero este rápidamente huye.

—¡No, espera!

Algo contrariada, lo termina siguiendo.

Su luminoso rastro es ahora su guía en la reciente oscuridad del cielo nocturno.

—¡Por favor, no te vayas!

Corría sin importarle mucho donde pisaba; la mariposa mantenía su ritmo veloz, perdiéndose poco a poco entre la espesa vegetación.

Cuando creía haberla acorralado contra unos arbustos, esta desapareció dejándola  nuevamente con un inexplicable vacío en el pecho. Falló.

—Fue una pésima idea intentarlo —se reprochó frustrada.

—No estaría tan seguro.

Una voz la hizo girar bruscamente, habría caído de no ser porque quien le había respondido la sujetó de la cintura, obligándola a verlo directamente.

—¿Ben? ¿En verdad eres tú?

Si aquel era un sueño, deseaba nunca despertar. Frente suyo estaba el hombre que amaba, que la había salvado de las garras de la oscuridad y de la mismísima muerte.

Estaba exactamente como lo recordaba, con sus ropajes negros y su cabello largo negro y ondulado. Sus ojos marrones reflejaban felicidad y anhelo.

Dudosa, alzó su mano para tocar su rostro; creyó que lo atravesaría o algo por el estilo, pero al sentir su piel tersa supo que en verdad estaba allí con ella.

—Claro que sí, Rey. Soy yo.

El muchacho se escondió en su cuello mientras sus lágrimas resbalaban por sus mejillas y la rodeaba con sus brazos en un vano intento por calmarse. La dicha era tal, que ninguno contuvo el llanto ni se separaron, habían esperado tanto por su encuentro, que deseaban parar el tiempo para disfrutar incansablemente la compañía del otro.

—Ben —llamó, separándose un poco para verlo a los ojos con mucho amor.

—¿Sí, cariño? —ambos sonrieron por el dulce apodo.

—Volvamos a casa.

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Wow definitivamente esta es una experiencia que nunca voy a olvidar.

Me ha gustado mi resultado y aun así espero que les guste. ;)

Bien. Buen fin de semana. Se despide Solana. Adiós.


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